Javier Ojeda abrió una noche de recuerdos ochentero
Javier Ojeda abrió una noche de recuerdos ochentero. Foto: Eulogio García.

Así fue el concierto ochentero en Cádiz: himnos, nostalgia… y unión de generaciones en el muelle

La Guardia, La Frontera y Javier Ojeda activaron el recuerdo colectivo en el Muelle Reina Victoria que revivió el mejor rock nacional de los 80 en un concierto gratuito

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No había entradas ni protocolo, pero sí colas desde las 19:30. El viernes en Cádiz se presentó con sabor a recuerdo, con padres, madres, hijos y hasta abuelos esperando su turno para entrar al Muelle Reina Victoria, donde el ciclo Música del Mar celebraba su primera noche gratuita con un cartel que era puro revival: Javier Ojeda, La Guardia y La Frontera.

Fue una noche de disfrute, de pasarlo bien y de bailar y cantar mucho con clásicos desde el Sabor de Amor al El límite, pasando por Mil Calles llevan hacia ti. Parte de la memoria musical de una generación se volvio a escuchar (y bailar) en el muelle de Cádiz y muchas familias quisieron llevar a sus hijos e hijas.

El viento de Poniente hizo que fuera necesaria una rebequita o tirar de la chaqueta vaquera ochentera del fondo de armario (a quien le entrara todavía) en las esperas antes y entre una actuación y otra. Pero quienes fueron a este revival ochentero lo dieron todo. Y llegaban con claros síntomas de tener muchas ganas de disfrutar de la que fue su música...

Dos mujeres entran bailando en el recinto del Música del Mar.

El público llegó con muchas ganas de pasarlo bien. Foto: Eulogio García.

A las 21:30 arrancó el primero de los tres conciertos, el del malagueño Javier Ojeda, alma de Danza Invisible. Su voz inconfundible abrió la noche con energía, repasando clásicos como Sabor de amor o A este lado de la carretera, himnos que aún retumban en ferias, bodas, radios y playlists familiares. El público respondió cantando y bailando entre miradas que denotaban que con alguna de esas canciones pasaron cositas. .

Javier Ojeda, enérgico y cercano, desató el primer gran momento de la noche.

Javier Ojeda, enérgico y cercano, desató el primer gran momento de la noche. Foto: Eulogio García.

Una familia asiste junta al concierto ochentero: padre, madre y dos hijas

Generaciones unidas por una banda sonora común: la música no tiene edad. Foto: Eulogio García.

Después llegó La Guardia, con temas como Mil calles llevan hacia ti o Cuando brille el sol, provocando un efecto inmediato: bailes, brazos al aire y bien ambiente con caras que dejaban claro que por esas cabezas estaban pasando imágenes de hace algunas décadas. El Muelle era una postal sonora de varias épocas que se unían en ese escenario.

Una pareja madura baila abrazada un tema

Una pareja baila abrazada un tema: se notó que hubo muchas 'canciones vividas'. Foto. Eulogio García.

Un honbre disfrutando del concierto ochentero

El público también lo dio todo en el concierto, como este espectador. Foto: Eulogio García.

La Frontera cerró la noche con su rock con botasy sombrero y ese sonido inconfundible de carretera y bar que ha sobrevivido cuatro décadas. Canciones como El límite o Cielo del sur pusieron el broche a una jornada sin brillis brillis mediáticos ni glamour internacional, pero llena de emociones compartidas y letras que siguen pegadas a la memoria colectiva.

Público en la primera fila. Entre ellos, un hombre con unas patillas muy rockeras.

El público disfrutó de la noche. No podían faltar las patillas rockeras... Foto: Eulogio García.

Una pareja en el concierto, él luciendo un tupé muy ochentero

...Ni los tupés. Foto: Eulogio García.

En tiempos de conciertos con entradas de 150 euros y estrellas globales, Cádiz vivió una noche de rock nacional con acceso libre y sentimiento. El Muelle Reina Victoria volvió a ser escenario, esta vez de canciones que nunca se fueron del todo. Y entre el fresquito del Poniente, los himnos ochenteros sonaron como si el tiempo no pasara. Solo cambiaron las canas… y el teléfono móvil para grabarlos.

El público disfrutando y grabando el concierto.

El público disfrutando y grabando el concierto. Foto: Eulogio García.