
¿Bruno García ya gobierna Cádiz con la calculadora electoral en la mano?
Pasado el ecuador del mandato, el alcalde admite problemas en autobuses y limpieza, enfría el cambio de nombre del estadio y el puente y multiplica luces y eventos

El alcalde de Cádiz, Bruno García, sostiene que está “al cien por cien centrado en ser alcalde”, pero el curso político que arranca este septiembre de 2025 dibuja otra capa: un gobierno que parece estar midiendo tiempos (cronómetro) y costes reputacionales (calculadora).
En el corto plazo, intenta apagar incendios —autobuses con averías y pliegos por salir; limpieza con inspecciones y refuerzos— mientras evita abrir frentes en los símbolos: el estadio queda en “espacio no prioritario” y el puente Carranza se traslada a la esfera de Fomento. A medio plazo, potencia los recuerdos luminosos (alumbrado y programación) y corrige tras el fiasco de Cádiz Fenicia.
En movilidad, el Gobierno local admite el desgaste del servicio de autobuses y fía la solución a la licitación integral (estructura de costes, pliegos, horizonte de 60 vehículos nuevos), según señala en una entrevista en Diario de Cádiz. En limpieza, reconoce que el contrato es insuficiente y refuerza inspecciones y planes de choque, con un entorno más exigente: más visitantes, más residuos y más difícil mantener estándares en zonas ya deterioradas.
La vivienda es el gran caballo de batalla. El Ayuntamiento presume de blindaje del uso residencial, más obra nueva y búsqueda de nuevos suelos (Náutica, hospital, Lonja; incluso expropiaciones en estudio), pero la realidad del mercado aprieta: viviendas turísticas al alza, acceso cada vez más difícil y la tasa turística fuera de la mesa por rechazo del PP, pese a que podría devolver recursos para sostener servicios tensionados por la presión turística.
En lo social, el verano dejó sombras: atención a personas sin hogar con recortes o cierres parciales en comedores, una foto que contrasta con la ambición escénica del calendario. Ambos problemas han quedado en un segundo plano durante este verano.
Del fuera de juego del estadio al puente “competencia de Fomento”
La operación para recuperar “Carranza” en el estadio (puesta en marcha supuestamente tras la propuesta del Cádiz CF) suma meses de atascos, informes en disputa y acusaciones de falta de transparencia. A julio de 2025 seguía sin expediente público, y hoy el alcalde lo relega a “no prioritario”.
En el puente, el relato es otro: Sumar Cádiz y el Ministerio de Transportes empujan el Puente Rafael Alberti bajo la Ley de Memoria Democrática; el Ayuntamiento elude protagonismo y evita el desgaste: “el puente es de Fomento”.
La lectura política es clara: no abrir un conflicto identitario local que pueda dejar cicatriz; permitir que el debate se resuelva en Madrid, con menor coste para San Juan de Dios.
El Ayuntamiento ha encontrado en el alumbrado extraordinario y en los grandes eventos una de sus principales herramientas de visibilidad. La ciudad ha pasado de gastar poco más de medio millón en luces festivas a destinar casi dos millones anuales, con un contrato que incluye Navidad, Carnaval, Tosantos y la festividad de La Palma.
La oposición lo ha denunciado como una “anomalía”, señalando que Cádiz es la única ciudad donde se gasta más en luces de fiesta que en alumbrado ordinario, mientras el gobierno local defiende que son un motor para el comercio y el turismo.
En la iluminación festiva, el Ayuntamiento impulsó en junio de 2024 un contrato que triplica el marco previo, sumando Navidad, Carnaval, Tosantos y La Palma. La oposición replicó en octubre de 2024 con cifras por habitante y por km², convirtiendo las luces en termómetro del modelo de ciudad. Aun con la polémica, el consistorio ha encontrado en los encendidos un vector de ánimo para el comercio y la marca.
En cultura, el fiasco de Cádiz Fenicia (septiembre de 2024) dejó críticas por rigor y coste; el informe municipal (julio de 2025) defendió impacto y contratación local, pero la conversación pública se enrareció. La respuesta este año es Cádiz Romana: producción propia, artistas gaditanos (de Eduardo Guerrero a Pasión Vega y Martínez Ares), casting y participación ciudadana estructurada.
En paralelo, conciertos y eventos internacionales de alto coste han tenido un balance discreto, pero el Ayuntamiento sigue confiando en que la postal luminosa y festiva pese más en la memoria que los problemas de gestión.
El objetivo: un gran final (27 de septiembre) que reemplace la huella fenicia por un relato ambicioso, riguroso y gaditano.
A la altura de septiembre de 2025, la estrategia parece buscar que pervivan en la memoria las luces, los conciertos y la postal romana, mientras se diluye la polémica del estadio, se externaliza el del puente, y se administran las urgencias de autobuses y limpieza. La calculadora dice que la foto final pesa más que el expediente; el cronómetro, que los plazos mandan.