
Caen en San Fernando, Chiclana y Trebujena once estafadores que simulaban ser tu banco para robarte el dinero
El fraude, que supera los 400.000 euros, se extendió por toda España entre 2024 y 2025

La Policía Nacional ha desarticulado una organización criminal con base en San Fernando, dedicada a estafas bancarias a través de muy sofisticados métodos de smishing, vishing y spoofing.
La operación, bautizada como “Fénix”, ha terminado con la detención de once personas implicadas en un entramado que habría defraudado más de 400.000 euros a víctimas de todo el país.
El grupo, especializado en la suplantación de entidades bancarias así como de empresas de paquetería y organismos oficiales, empleaba mensajes SMS y llamadas telefónicas para engañar a los usuarios y obtener sus datos personales y financieros.
Según indican fuentes policiales, se han esclarecido 145 denuncias interpuestas entre noviembre de 2024 y octubre de 2025 en distintas provincias españolas.
Un fraude, la estafa, que empezaba con un simple mensaje
Las investigaciones comenzaron tras detectarse un aumento de denuncias por robos de dinero en cuentas bancarias relacionados a mensajes de texto fraudulentos. Los estafadores enviaban SMS masivos a miles de usuarios utilizando bases de datos obtenidas en canales de mensajería cifrada.
En esos mensajes, los delincuentes se hacían pasar por entidades reconocidas, pidiendo al usuario acceder a un enlace para resolver incidencias o verificar información.
Al pinchar en el enlace, la víctima era redirigida a una página web falsa que imitaba perfectamente la interfaz de su banco o de una empresa conocida. Una vez allí, los usuarios introducían datos personales, claves o códigos de verificación que los estafadores captaban en tiempo real.
La fase siguiente del engaño consistía en una llamada telefónica (lo que se llama vishing), durante la cual un supuesto “gestor bancario” contactaba a la víctima para confirmar los datos a fin de poder completar el fraude.
En algunos casos, la organización incluso suplantaba el número real del banco (lo que es el spoofing), lo que aumentaba la credibilidad del engaño y reducía las sospechas de los afectados.
La red delictiva estaba compuesta por tres cabecillas —que eran considerados los autores intelectuales del fraude— y ocho colaboradores, conocidos como “mulas”, que prestaban sus cuentas bancarias para recibir las transferencias ilegales.
Estas personas eran las encargadas de extraer dinero en cajeros automáticos o mover fondos mediante operaciones con criptomonedas, utilizadas para blanquear el dinero obtenido ilícitamente.
Durante la fase final de la Operación Fénix, agentes del Grupo de Delitos Tecnológicos y de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) realizaron un registro domiciliario en varias localidades gaditanas como San Fernando, Chiclana y Trebujena.
En el operativo se incautaron teléfonos móviles, tarjetas SIM, documentación falsa y material informático con información que eran muy sensible de posibles víctimas.
Las autoridades destacan que el uso de aplicaciones de mensajería encriptada fue determinante para la comunicación interna de la banda, lo que dificultó durante meses el seguimiento policial.
La cooperación entre distintas unidades tecnológicas permitió rastrear bien los movimientos financieros y las transferencias hacia cuentas “mulas”.
Delitos y consecuencias judiciales
A los once detenidos se les imputan diferentes delitos de pertenencia a organización criminal, estafa, falsedad documental y blanqueo de capitales.
Tras su paso por la Sala de Instrucción del Tribunal de Instancia de San Fernando, la autoridad judicial decretó prisión con carácter provisional para los tres principales responsables del entramado.
La Policía Nacional ha recordado la importancia de no acceder a enlaces que resulten sospechosos recibidos por SMS o correo electrónico, así como no facilitar datos personales o bancarios por teléfono. Igualmente se recomiendan comprobar directamente con la entidad financiera la veracidad de cualquier aviso.
El caso de la Operación Fénix vuelve a poner en el foco la enorme sofisticación de las estafas digitales que afectan cada año a miles de personas en España.
Según fuentes policiales, este tipo de delitos ha experimentado una subida significativa debido a la profesionalización de las bandas y al fácil acceso a herramientas tecnológicas que permiten suplantar identidades así como números telefónicos de forma prácticamente indetectable.

