
Descubren la entrada principal de la ciudad fenicia más antigua de Occidente en El Puerto
Así es la puerta perdida de la antigua ciudad fenicia de Doña Blanca hallada en Cádiz

Durante más de tres décadas, el yacimiento fenicio del Castillo de Doña Blanca, ubicando en El Puerto, ha permanecido en silencio. Ningún trabajo arqueológico había removido su tierra desde principios de los años noventa.
Hoy, ese silencio se rompe con un hallazgo que devuelve el protagonismo al yacimiento con el hallazgo de la puerta monumental de entrada a la antigua ciudad fenicia ha emergido entre los muros enterrados, revelando un nuevo e interesante capítulo en la historia del poblamiento más antiguo de la bahía gaditana.
El descubrimiento es fruto del proyecto Phoenix Mediterranea, promovido por la Universidad de Cádiz con la colaboración de la Diputación Provincial.
Tras treinta años sin excavaciones, un equipo multidisciplinar de arqueólogos y estudiantes reinició los trabajos en un área de unos 100 metros cuadrados del recinto amurallado, con el fin de poder localizar el acceso principal a la ciudad.
Descubrimiento de la arqueología a Doña Blanca
La búsqueda dio sus frutos puesto que entre los restos del muro occidental apareció un sillar de grandes dimensiones, perfectamente alineado con la traza de la muralla.
Su posición y forma confirmaron que se trataba del punto en el que se alzaba la entrada monumental de la urbe, un elemento de tipo arquitectónico diseñado con una complejidad sorprendente para su época.
La disposición en “requiebro” —que es una estructura en ángulo que dificultaba el acceso directo— sugiere la influencia de modelos helenísticos que fueron adoptados por las comunidades fenicias en los últimos siglos de ocupación.
Este hallazgo permite reconstruir el aspecto defensivo del asentamiento así como también refuerza la idea de una ciudad planificada y fortificada, símbolo de la presencia fenicia en el extremo que es más occidental del Mediterráneo.
La nueva campaña arqueológica no se ha limitado a la localización de la puerta puesto que en los mismos niveles de excavación se han recuperado piezas que ayudan a contextualizar todo lo que era la vida cotidiana y la organización del lugar.
Entre ellas destaca un bolardo de catapulta, vestigio significativo del sistema defensivo del recinto, y el fondo intacto de una vasija de almacenamiento, que estaba adherida al suelo de una estancia interna del muro, que se corresponde a una de las fases más antiguas de ocupación.
Pero el hallazgo más sorprendente no pertenece a la época fenicia, es de un periodo mucho posterior. En un estrato romano, los arqueólogos encontraron el enterramiento de una mujer de mediana edad que estaba acompañada de un anillo y dispuesta sobre lo que parecía una pequeña “almohada” de piedra.
Su apodo provisional, “Pilum”, rinde homenaje a la estudiante que descubrió sus restos. Los análisis preliminares señalan a que pudo sufrir alguna malformación congénita, un detalle que añade un matiz humano y conmovedor a la excavación.
Doña Blanca no era un enclave aislado puesto que era parte de un sistema urbano más amplio vinculado a la antigua Gadir, la actual Cádiz. Según los nuevos planteamientos arqueológicos, aquella metrópoli fenicia estaba distribuida entre distintas islas y asentamientos costeros, cada uno con una función específica.
Doña Blanca habría cumplido un papel estratégico como zona residencial así como productiva, situada entre las marismas y la sierra, con control visual sobre las rutas marítimas de la bahía.
Las excavaciones anteriores, dirigidas por el arqueólogo Diego Ruiz Mata en los años ochenta y noventa, ya habían documentado diferentes sectores de muralla y barrios de distintas fases, pero hasta ahora no se había localizado una puerta monumental tan bien conservada.
Con este nuevo descubrimiento, los investigadores pueden comprender mejor cómo se organizaba este interesante espacio urbano y cómo evolucionó la defensa de la ciudad a lo largo de los siglos.
El equipo responsable aspira a que esta reactivación no sea una campaña de tipo aislado y marque el inicio de una nueva etapa de investigación permanente.
Pese a que el presupuesto inicial ronda los 40.000 euros, los arqueólogos confían en convertir Doña Blanca en un espacio activo y visitable, al estilo de Baelo Claudia, donde la investigación científica también pueda convivir con la divulgación patrimonial.
A pesar de los avances, el reto es enorme como es que solo una pequeña parte de las siete hectáreas del yacimiento ha sido excavada hasta ahora.
El resto sigue siendo un territorio casi inexplorado, con un potencial tremendo para revelar cómo fue realmente la vida en una de las primeras ciudades fenicias en la zona del occidente mediterráneo.
El hallazgo de la puerta es una victoria arqueológica pero es, igualmente, una reconexión con la memoria más antigua del sur peninsular, un recordatorio de que bajo la tierra de Cádiz aún están los vestigios de quienes trajeron al Atlántico las primeras luces del Mediterráneo oriental.