Desde Cádiz hasta Senegal: una asociación gaditana levanta un colegio en Louga
La asociación New di Doley, junto a los voluntarios de la capital gaditana, hacen realidad un colegio en Louga
La solidaridad no entiende de fronteras y desde Cádiz, ha hecho un viaje de miles de kilómetros hasta Senegal de la mano de la asociación New di Doley. Se trata de un un proyecto liderado por Ana Domínguez y Bibi Faye que ha comenzado la construcción de un colegio en Louga, una de las regiones más necesitadas del país africano.
Junto a ellos, los voluntarios gaditanos Elda Folgar y Manolo Ons han querido sumar fuerzas para convertir en realidad un sueño que nació con un propósito claro: regalar oportunidades y sonrisas a los niños y niñas de Senegal.
Todo empezó cuando Ana Domínguez, gaditana de profunda vocación solidaria, conoció la realidad educativa de los pueblos de Senegal. Allí descubrió que muchos niños no podían ir al colegio por falta de infraestructuras o recursos básicos. Junto a su pareja, Bibi Faye, decidió poner en marcha una asociación que uniera ambos mundos —el gaditano y el senegalés— en una misma misión: crear oportunidades donde antes solo había carencias.
Así nació New di Doley, con sede en Cádiz, una organización que ha logrado implicar a vecinos, entidades religiosas y empresas locales en su labor humanitaria. Su nombre, que significa “Manos Unidas” en wolof, refleja el espíritu con el que trabajan: unión, entrega y esperanza.
La construcción del colegio en Louga marca un antes y un después para la comunidad local. Este proyecto ofrecerá aulas dignas, espacios de juego y materiales escolares a decenas de niños y niñas que hasta ahora estudiaban en condiciones precarias.
En las imágenes compartidas por la asociación se puede ver la emoción de los pequeños agradeciendo la ayuda recibida. En su mensaje mencionan a quienes han hecho posible esta realidad: la Venerable Cofradía del Santísimo Cristo del Perdón y María Santísima del Rosario, la empresa del Grupo Rossel, clubes de fútbol de Cádiz, Jesús Carrascosa y numerosas personas anónimas que han confiado en el proyecto.
A la iniciativa se han sumado los voluntarios gaditanos Elda Folgar y Manolo Ons, que han viajado a Senegal para colaborar directamente en las tareas de construcción y coordinación del proyecto. Su participación ha sido clave no solo para avanzar en las obras, sino también para reforzar el vínculo entre Cádiz y la comunidad de Louga.
Los miembros de la asociación destacan la acogida y el cariño recibidos por parte de los niños y las familias locales, una muestra de que el proyecto va más allá de la ayuda material y fomenta el intercambio humano y cultural entre ambos pueblos.
Una ayuda que sigue creciendo
Además de la construcción del colegio, New di Doley continúa desarrollando otras líneas de apoyo social. Una de las más significativas es la asistencia a niños con parálisis cerebral en diferentes regiones de Senegal.
Uno de los beneficiarios más recientes es Mohamed, un niño de Thies que ha recibido una silla de ruedas adaptada, algo que para su familia resultaba imposible de conseguir. Este gesto ha transformado su día a día y le ha devuelto la posibilidad de moverse libremente.
Lo que comenzó como un pequeño gesto de ayuda se ha convertido en un movimiento que trasciende fronteras. Desde la capital gaditana, New di Doley demuestra que cuando la solidaridad se organiza y se vive con pasión, puede cambiar realidades enteras.
Cada ladrillo del colegio de Louga lleva impreso el esfuerzo y el compromiso de muchas personas que creen que la educación es el camino hacia un futuro mejor. El proyecto se ha convertido en un símbolo de unión entre Cádiz y Senegal, una muestra de cómo la cooperación ciudadana puede tener un impacto duradero más allá de cualquier frontera.
Y así, mientras los muros del nuevo centro se levantan bajo el sol africano, Cádiz sigue latiendo al otro lado del mar, recordando que la verdadera distancia se mide en compromiso y esperanza.