El Obispo de Cádiz, Rafael Zornoza
El Obispo de Cádiz, Rafael Zornoza. Foto: Eulogio García

Desvelan que el Obispado de Getafe encubrió tres casos de abusos durante la etapa de Zornoza, antes de su llegada a Cádiz

El País revela que la diócesis madrileña ocultó denuncias por pederastia mientras el actual obispo gaditano era rector del seminario y obispo auxiliar

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El escándalo que está rodeando al obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza, tras salir a la luz una denuncia por presuntos abusos a un menor que ha desencadenado en una investigación en el Vaticano sigue creciendo.

Cuatro días después de que El País revelara que el Vaticano había abierto esta investigación por pederastia contra el prelado, el mismo diario publica ahora que la diócesis de Getafe, donde Zornoza ejerció como rector del seminario y más tarde como obispo auxiliar, encubrió tres casos adicionales de abusos sexuales a menores durante su etapa allí.

Según la información del rotativo, los responsables eclesiásticos de Getafe trasladaron a los sacerdotes denunciados y minimizaron o silenciaron los testimonios de las víctimas, evitando una investigación interna o la comunicación con las autoridades civiles.

Los casos se remontan a los años noventa y principios de los 2000, el mismo periodo en que Zornoza ocupaba cargos de responsabilidad en la diócesis madrileña. Ninguno de los casos lo señala directamente como autor, pero su nombre vuelve a quedar vinculado a un tiempo marcado por la opacidad y el encubrimiento.

Una investigación que se remonta al verano

El Vaticano abrió en julio una investigación canónica contra Zornoza tras recibir la denuncia de un exseminarista que asegura haber sido víctima de abusos continuados entre 1994 y 2001, cuando el actual obispo de Cádiz dirigía el Seminario Mayor de Getafe.

El denunciante envió una carta al Dicasterio para la Doctrina de la Fe, en la que relataba episodios de tocamientos y manipulación emocional. El País adelantó que la Santa Sede consideró verosímil el testimonio y ordenó la apertura de un proceso interno.

El Obispado de Cádiz reaccionó aquel mismo día con un breve comunicado en el que calificaba las acusaciones de “muy graves y además falsas”. En el texto, se insistía en que los hechos “ocurrieron hace casi treinta años” —cuando Zornoza era sacerdote en Madrid— y se subrayaba que el caso “fue introducido la semana pasada” en el tribunal eclesiástico de la Rota. La nota añadía que el obispo suspendía temporalmente su agenda “para colaborar con la justicia y atender el tratamiento de un cáncer agresivo”.

La Conferencia Episcopal reconoce la verosimilitud de la denuncia

Un día después, la Conferencia Episcopal Española dio un paso más. Su presidente, Luis Argüello, reconoció la “verosimilitud” de la denuncia y pidió “con dolor” que se conozca la verdad. Y este martes, el arzobispo de Madrid y vicepresidente de la Conferencia, José Cobo, definió la situación como “un drama” y reclamó al Vaticano que “resuelva con rapidez” la investigación.

“No se puede hablar de estos casos sin señalar a las víctimas”, advirtió. Las palabras de Cobo, uno de los prelados más influyentes de la Iglesia española, subrayan la gravedad con que Roma y la jerarquía eclesiástica observan ya el caso gaditano.

Zornoza sigue al frente de la diócesis

El obispo Zornoza, de 76 años, había presentado su renuncia al Papa el año pasado, al alcanzar la edad canónica de jubilación, pero sigue al frente de la diócesis de Cádiz y Ceuta a la espera de una decisión de Roma.

Según la información de El País, ni el Vaticano ni la Conferencia Episcopal adoptaron medidas cautelares desde que se conoció la denuncia, hace más de cuatro meses, pese a que la Santa Sede había considerado el testimonio del denunciante “creíble”.

La nueva revelación sobre los abusos en Getafe añade un elemento más a la crisis. Los casos detectados por la investigación de El País no se habrían comunicado a las autoridades civiles, y varios de los implicados continuaron en activo durante años.

Esa cultura del silencio, coincidente con la etapa en que Zornoza dirigía el seminario, alimenta las dudas sobre los mecanismos de control dentro de la Iglesia y la forma en que se gestionaban las denuncias de menores.

En Cádiz, el impacto sigue siendo mayúsculo. Desde el lunes, el caso se ha convertido en tema de conversación constante en parroquias y círculos eclesiásticos, y la figura de Zornoza —ya cuestionada por sectores del clero local— se enfrenta ahora al escrutinio más severo de su mandato.

Tras publicarse la denuncia, el Obispado de Cádiz y Ceuta emitió un comunicado en el que calificaba las acusaciones de “muy graves y además falsas”. En la nota, la diócesis explicó que el caso “fue introducido la semana pasada en el tribunal de la Rota de la Nunciatura Apostólica” y pidió respeto a la presunción de inocencia del prelado.

El texto añadía que el obispo había decidido suspender temporalmente su agenda “para el esclarecimiento de los hechos y para atender el tratamiento de un cáncer agresivo” que padece. Zornoza, que el pasado verano cumplió 76 años (la edad máxima establecida para el ejercicio episcopal), presentó su renuncia al Papa hace más de un año, pero continúa al frente de la diócesis gaditana a la espera de una decisión de Roma.