
El divertido análisis de Pepe el Caja sobre Cádiz Romana: autobuses milenarios, adoquines históricos y pantallas digitales romanas
El humorista gaditano arrasa en redes con un vídeo en el que ironiza sobre el gasto del evento y la caracterización de la ciudad para la ocasión

La reciente celebración de Cádiz Romana sigue provocando todo tipo de reacciones y valoraciones. Desde las valoraciones oficiales hasta los análisis más o menos críticos de los medios. Y en la calle, las plazas, los parques. Ya era centro de comentarios mientras se celebraba y ahora sigue.
Y en Cádiz, claro está, se hace con carga y humor, que aquí no entiende de épocas. el humorista Pepe el Caja está arrasando en redes sociales con un vídeo en el que, con su inconfundible guasa, ofrece un repaso muy particular a lo vivido en Cádiz Romana 2025.
Pepe va un paso más allá de estos análisis previso y con su estilo, el vídeo está triunfando. Fuentes sin agua pero con flores, autobuses de la época romana y calles con calzadas romanas... Una vuelta de tuerca más a todo...
En poco menos dos minutos, el humorista pasea por distintos escenarios del festival y dispara carga y arte: las fuentes “engalanada” con macetas y flores de colores —“ojalá se quedaran así para siempre”—, los adoquines levantados que “parecen auténticas reliquias de la época romana”, o ese parque cerrado, que no es un parque sino un tramo de una calle, que “ya viene tematizado de ruinas imperiales”.
Tampoco se libra el transporte urbano: “estos autobuses no es que los hayan traído… llevan ahí funcionando desde la misma época romana, miles y miles de años”, bromea, señalando un vehículo mientras remata con un “y siguen volando”. El guiño ha corrido como la pólvora por WhatsApp, TikTok, X e Instagram.
El colofón llega con la clausura del festival, descrita como “una tarta de galletas de cuatro pisos con sus pantallas digitales romanas alrededor”. “Todos romanos, de verdad. Esto, para celebrarlo”, remata, convirtiendo la frase en meme del fin de semana. Entre risas, el vídeo conecta con un debate de fondo: el gasto del programa, la caracterización de la ciudad y el equilibrio entre lo lúdico y lo cultural.
La pieza funciona por el tono: no es un alegato político ni una crítica descarnada, sino una lectura en clave gaditana que pone el foco en los detalles cotidianos. Y funciona también por el contexto: llega al final de días de actividades, de mercado romano abarrotado, cortes de tráfico por ensayos, polémicas estéticas y un cierre multitudinario en Puerta de Tierra.
Qué dice el Ayuntamiento: balance oficial
El alcalde de Cádiz, Bruno García, ha calificado la edición como un “éxito rotundo” por la alta participación y la proyección de la ciudad. Destaca la implicación de colectivos, el tirón turístico y la recuperación de espacios patrimoniales —como la reapertura de la Casa del Obispo— como grandes logros del ciclo.
“Cádiz se ha convertido en un escenario vivo de su historia”, subraya el regidor, que defiende el modelo como apuesta cultural para todos los públicos.
Nuestro balance: luces, sombras y una pregunta de fondo
El festival ha dejado imágenes potentes y un cierre con empaque —talento local y narrativa escénica que se aleja del recurso fácil al Carnaval—, pero también anacronismos visibles en el mercado, descuidos evitables y un mix entre verbena popular y programación académica que no termina de cuajar.
Nuestra conclusión es clara: el Ayuntamiento debe decidir qué quiere que sea el ciclo. Se puede afinar el híbrido —más rigor en lo lúdico, menos humor sin trasfondo—, cuidar el patrimonio real (como la estatua de Columela en el Parque Genovés) y consolidar una línea artística que demostró su mejor versión en la clausura.
La ciudad pide un evento a la altura de su historia: abierto y festivo, sí, pero también coherente y exigente.