Sala azul con Jesús Romero y Susana Rivas admirando un cuadro.
Susana Rivas y Jesús Romero en la exposición sobre la artista.

El Museo de Chiclana sorprende con una exposición inédita de Montserrat Gudiol

Así es la exposición que rinde homenaje a Montserrat Gudiol, la artista que pintaba el alma

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El Museo de Chiclana se convierte en el escenario de una de las exposiciones más anheladas y esperadas de la temporada como es “Montserrat Gudiol.Un pincel en el alma”.

La muestra, presentada por la delegada municipal de Cultura, Susana Rivas, y el director del Museo, Jesús Romero, podrá ser visitada hasta el 7 de diciembre y ofrece una mirada profunda al universo creativo de la reconocida artista catalana Montserrat Gudiol Corominas (Barcelona, 1933-2015).

La exposición está concebida como un viaje visual así como emocional por la trayectoria de una mujer que, con su talento y sensibilidad, marcó un antes y un después en el arte contemporáneo español.

Susana Rivas indico que “en el Museo de Chiclana hemos puesto en valor un arte poco conocido como el grabado, y la figura de Gudiol representa a la perfección la excelencia y la perseverancia de una creadora universal”.

Jesús Romero llamó la atención que la muestra “se estructura en dos salas diferenciadas: una dedicada al color, la litografía y la pintura, y otra centrada en el dibujo y el grabado, donde se aprecia la precisión técnica y la profundidad expresiva de la artista”.

Un recorrido por la sensibilidad de una artista total

La exposición del Museo de Chiclana se plantea como una retrospectiva a fin de recorrer desde los primeros dibujos de la infancia de Montserrat Gudiol hasta las obras más maduras de su carrera.

Los visitantes podrán admirar una amplia selección de litografías, aguafuertes, pinturas y documentos personales, permitiendo adentrarse en el mundo interior de una creadora que conjugó la técnica con la emoción.

El legado artístico de Gudiol se nutre de una profunda relación con sus raíces familiares. Hija del historiador del arte y arquitecto José Gudiol Ricart, creció rodeada de arte y de historia, formándose de manera autodidacta en el estudio de restauración de pintura medieval que regentaba su familia.

Ese contacto tan temprano con los maestros del pasado dejó una huella indeleble en su estilo, reconocible por su figura humana estilizada y melancólica, que se convirtió en una especie de sello personal.

De Ripoll al mundo: una trayectoria internacional

Con solo 17 años, Montserrat Gudiol presentó su primera exposición individual en el Casino de Ripoll en el año 1950.

Aquella muestra fue el punto de partida de una prolífica carrera que la llevó a exponer en ciudades tan importantes como Barcelona, Bilbao, Málaga y Sevilla, y a cruzar fronteras hacia Estados Unidos, Canadá, la Unión Soviética o Sudáfrica.

Su arte, íntimo y simbólico, fue acogido con admiración en distintas galerías y museos internacionales, y hoy forma parte de importantes colecciones públicas y privadas.

La exposición en Chiclana rinde un tributo u homenaje a esa trayectoria global, coincidiendo con el décimo aniversario de su fallecimiento, en recuerdo de la fuerza y la originalidad de una de las voces femeninas más singulares del arte español contemporáneo.

Montserrat Gudiol fue pionera en muchos sentidos, más allá de su éxito artístico, se convirtió en la primera mujer en ingresar como académica de número en la Real Academia de Bellas Artes de Sant Jordi, institución que hasta entonces había sido territorio sólo masculino.

Su obra también fue reconocida con importantes galardones, entre los que cabe destacar la Creu de Sant Jordi, una de las máximas distinciones otorgadas por la Generalitat de Cataluña en 1998.

La muestra del Museo de Chiclana celebra su técnica así como también su espíritu. Su combinación de pintura y grabado, de color y silencio, revela la dualidad de una artista que supo transformar la introspección en belleza.

El visitante que recorra sus salas se encontrará con una exposición y una invitación a descubrir el alma que hay detrás de cada trazo, de cada mirada suspendida en el lienzo.