Formación del grupo Rebrote, con Jaime Moreno e Iñaki Antón, los dos primeros por la derecha. Foto: Redes Sociales Rebrote
Formación del grupo Rebrote, con Jaime Moreno e Iñaki Antón, los dos primeros por la derecha. Foto: Redes Sociales Rebrote

El músico de Cádiz que se ha convertido en la mano derecha de una leyenda del rock español

Jaime Moreno acompaña a Iñaki Antón, mítico guitarrista de Extremoduro y Platero y Tú, en Rebrote: una propuesta novedosa cocinada entre Cádiz y Sopelana

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Entre viajes a Cádiz y Bilbao, maquetas y grabaciones a deshoras y una complicidad creativa que nadie había previsto, el músico gaditano Jaime Moreno se ha convertido en la mano derecha de Iñaki Antón, uno de los nombres más influyentes del rock español. Toda una leyenda.

Juntos dan forma y colideran Rebrote, un proyecto que huye de la prisa, apuesta por canciones largas y propone un formato novedoso en tiempos dominados por el consumo rápido. Su primer adelanto, La Flor de la Verbena, ya cuenta con videoclip y funciona como carta de presentación de ese universo.

La historia arranca en Cádiz, donde un luthier alemán llamado Dieter conectó dos mundos que parecían muy lejanos: el de un músico que llevaba años construyendo camino con su banda de siempre, The Electric Alley, y el de una leyenda del rock español que atravesaba una etapa personal complicada.

Dieter comentó a Moreno que le había enseñado su voz a un músico “muy grande” con el que estaba trabajando, pero él no imaginó que se trataba de Iñaki Antón. Cuando supo que se refería a Iñaki Antón, el gaditano confiesa que la reacción fue inmediata: “Yo he sido fan suyo desde que tengo uso de razón musical. Cuando me dijeron su nombre pensé que era broma”.

Poco después llegó un correo inesperado del propio Antón. Moreno recuerda ese momento con claridad: “Me escribió diciendo que había escuchado mi música. Ahí pensé: vale, el cupón está aquí, pero hasta que no vaya a Bilbao y lo vea, no me lo creo”.

Ese primer encuentro se retrasó porque Antón atravesaba un periodo complicado de COVID persistente. Aun así, intercambiaron ideas y maquetas durante meses. “Él tenía un día bueno y diez malos. Pero cuando estaba bien, las canciones salían solas. Y cuando estaba mal, yo esperaba. Se creó un vínculo muy bonito”, describe el gaditano.

Un estudio, una familia musical y un proceso artesanal

Cuando por fin viajó a Bilbao, Moreno se encontró con algo que no esperaba: “Entré en su casa y me trataron como a un hermano. Cocinábamos, fregábamos, hablábamos… y cuando surgía una idea, bajábamos al estudio. Todo fluía”.

En ese estudio subterráneo nació Rebrote, un proyecto que trabaja al margen de la inmediatez. Antón avanza por capas: “A veces baja de madrugada para grabar un detalle mínimo. Al día siguiente lo escuchaba y si tenía sentido, se quedaba. Si no, lo quitaba. Ese proceso me encanta”, explica Moreno.

Al proyecto se suman músicos de confianza del universo de Antón: Miguel Colino, Jaime Tejedor, José Ignacio Cantera, Iñigo López. “Son un equipazo. Gente de verdad, humilde y con un talento increíble”, señala el gaditano.

Moreno sabe que harán comparaciones inevitables con los antiguos compañeros de viaje de Antón. “La gente va a decir que si suena a Platero, que si suena a Extremoduro… Me tocará vivir con eso. Pero este proyecto es otra cosa, otra etapa y otra energía”, afirma.

El gaditano también ha tenido que descubrir nuevas facetas vocales: “Iñaki quiso explorar mi registro más grave, uno que yo tenía escondido. Me retó mucho y me hizo crecer. Ha sido un descubrimiento personal”.

Para Moreno, Rebrote también ha sido un salto hacia una faceta que hasta ahora había mostrado poco: escribir en un idioma distinto y hacerlo codo con codo con una figura histórica del rock español. “Siempre he escrito en castellano, pero no lo había enseñado. Ahora estoy componiendo letras en otro código, con otra cadencia”, explica.

Antón y él trabajan cada tema juntos, frase a frase, afinando significados y estructuras. “Escribimos los dos. Él me propone cambios, yo le propongo otros… y de esa mezcla salen canciones que ninguno habría hecho solo”, cuenta el gaditano. Para Moreno, esa colaboración ha supuesto un aprendizaje enorme: “Me está obligando a pensar diferente, a ver la música desde otro idioma creativo”.

Eso le ha llevado a una evolución en su escritura: “He empezado a leer más poesía y narrativa. Me ha servido para encontrar nuevas maneras de contar las cosas. Iñaki me ha dado mucha confianza para escribir”.

'La Flor de la Verbena', la puerta de entrada

El primer avance del proyecto es La Flor de la Verbena, una canción vibrante que resume parte del espíritu de Rebrote. El videoclip, publicado recientemente, ayuda a entender la estética del proyecto y sirve como carta de presentación de una propuesta que no busca seguir normas de plataforma: “Este disco no está pensado para sonar en TikTok. Está pensado para escucharse entero, sin prisas”, subraya.

Moreno habla del abanico musical del disco, en el que aún están terminando de trabajar. Un universo que va de canciones de nueve minutos a otras de menos de tres. De ella habla el músico gaditano tambien: “Es un tema que tiene luz, alegría y un punto gamberro. Habla de dos personas que se lían en una noche especial. Es la cara más fresca del disco”.

'The Electric Alley' sigue adelante

Aunque Rebrote es ahora su proyecto principal, Moreno deja clara que no abandona su otro proyecto musical: “Mi niño chico sigue adelante. The Electric Alley es parte de mi vida y no va a desaparecer”.

Su idea es organizarse para que cada proyecto tenga su tiempo. “Cuando esté con uno, estaré al cien por cien. Y cuando toque el otro, igual. Pero The Electric Alley no se toca”, insiste.

Con la gira prevista para primavera (arrancará el 6 de marzo en Madid) y un disco que avanza a su propio ritmo (saldrá el 31 de eenro), Moreno afronta esta etapa con serenidad: “Lo más bonito es que estoy disfrutando el camino. Si a la gente le gusta, será maravilloso. Y si no, yo ya estoy siendo feliz con esto”.