Santa María del Mar, con mar de fondo y olas golpeando la orilla. Con el mar en este estado, la familia del joven de Algeciras caminó durante horas buscando cualquier rastro, pese al temporal.
El fuerte oleaje en el litoral gaditano. Con el mar en este estado, la familia del joven algecireño desaparecido buscaba su cuerpo. Foto: Eulogio Garcia.

El otro drama del narcotráfico: la desesperada búsqueda de los cuerpos de los tripulantes de la narcolancha desaparecidos el jueves

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El amanecer en Cádiz encontró hoy a la familia del joven de 22 años de Algeciras recorriendo, en silencio y con pasos lentos, la orilla de La Victoria, Santa María del Mar y Cortadura. Desde el jueves por la noche, cuando la narcolancha en la que viajaba apareció varada en mitad del temporal, no han dejado de mirar al mar como quien espera una respuesta que ya no cree posible.

Junto a él viajaban otros dos tripulantes que parece que serían de nacionalidad marroquí, según relatan quienes han hablado con la familia, un extremo que por ahora no ha sido confirmado por fuentes oficiales. Todos ellos cayeron al agua a unas 2,3 millas del Castillo de San Sebastián, en plena mar combinada y bajo fuertes rachas de viento.

El jueves, casi a las 22:00, uno de los ocupantes consiguió llegar a la orilla y alertar de lo ocurrido. Pocas horas después, en plena noche, surgió la imagen que marcaría la historia: el vídeo de la narcolancha golpeando la orilla de La Victoria entre olas oscuras y viento salvaje.

Ya el viernes al mediodía, la embarcación fue retirada por operarios mientras el temporal seguía creciendo. Esa secuencia —la noche oscura y la retirada a la luz del día— dejó al descubierto la magnitud del naufragio.

Momento de la retirada de la arena de la narcolancha. Foto: Eulogio García.

Momento de la retirada de la arena de la narcolancha. Foto: Eulogio García.

Desde entonces, el mar no ha devuelto nada. Ni un rastro. Ni una prenda. Ni un cuerpo.

Por eso la familia del joven de Algeciras pasó toda la mañana de este sábado caminando por las playas, en ese gesto que mezcla desesperación, intuición y una forma de despedida. Ninguno de ellos alzó la voz ni habló ante cámaras.

No hizo falta. La manera en la que miraban al horizonte, detenidos frente a las olas, transmitía esa certeza callada que llega cuando la esperanza se reduce a un hilo muy fino.

El temporal, con alertas amarillas por viento, lluvia y fenómenos costeros, ha dificultado también la labor de Salvamento Marítimo, que ha retomado el dispositivo cuando las condiciones lo han permitido. Entre las rachas que levantaban la arena y el oleaje que golpeaba sin pausa, la búsqueda apenas ha podido avanzar.

En Cádiz, donde se conocen bien los silencios del mar, la tragedia de esta narcolancha deja ver una parte del narcotráfico que rara vez ocupa titulares: la de quienes se pierden en el agua y la de quienes pasan días caminando playas vacías para encontrar un cuerpo que el temporal se empeña en ocultar.