Un autobus urbano de Cádiz llegando a una parada
La gratuidad del autobus en Cádiz es protagonista después de los anuncios en esa línea de El Puerto y San Fernando. Foto: Eulogio García.

El Puerto y San Fernando anuncian autobuses gratis: ¿por qué no en Cádiz?

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El anuncio de El Puerto y San Fernando de implantar la gratuidad del transporte urbano ha dejado en evidencia la política de movilidad y la apuesta por el transporte público en el Ayuntamiento de Cádiz. En un verano en el que se han visto las costuras del servicio de autobuses (y de taxis), ¿por qué en la capital no se plantea lo mismo?

Y más en una doble comparación que es inevitable: en El Puerto gobierna el mismo partido que en Cádiz y en San Fernando la empresa concesionaria es Tranvías, la misma que opera en la capital gaditana.

En el Puerto, el nuevo contrato de autobuses incorporará la gratuidad para los vecinos empadronados. El argumento del Ayuntamiento es claro: la mejora de las cuentas públicas permite liberar recursos para una medida de alto impacto social.

En San Fernando, la tarifa cero comenzará en 2026, bajo la premisa de que el servicio es estructuralmente deficitario y ya se sostiene con fondos municipales. Hacerlo gratuito, defienden, no supone un gasto extra, sino una forma distinta de financiar el transporte y atraer más usuarios.

Cádiz, bloqueada en gestos mínimos

En Cádiz, sin embargo, el discurso se queda en gestos mínimos. El autobús urbano es gratuito un día al año, coincidiendo con la Semana Europea de la Movilidad, mientras el resto del tiempo la ciudad sigue anclada en un contrato en prórroga indefinida desde hace décadas.

Esa situación administrativa, sumada a la falta de voluntad política, mantiene congelado un servicio envejecido y alejado de las tendencias europeas que promueven menos coches y más transporte público. El Ayuntamiento de Cádiz, pese a presumir de estabilidad financiera que le permite pedir créditos, sigue sin presentar un plan ambicioso. Prefiere limitarse a cumplir lo justo con la implantación de la Zona de Bajas Emisiones, una obligación legal más que un proyecto de ciudad.

Pero parece que las prioridades en Cádiz no van por ahí. Mientras el mundo camina hacia zonas de bajas emisiones, limitar el uso del vehículo privado, acotar los espacios para los coches, potenciar el uso del transporte público y de la movilidad alternativa o sostenible; en Cádiz se circula por despeatonalizaciones de calles, la potenciación de aparcamientos privados en la calle y, por ende, del uso del coche.

Un horizonte de mínimos frente a vecinos más ambiciosos

Así, mientras en la capital las acciones más visibles se reducen a gestos simbólicos como el bus gratuito durante un día en la Semana Europea de la Movilidad, en los municipios vecinos se dibuja un horizonte mucho más ambicioso.

La oposición en Cádiz reclama gratuidades parciales para eventos como el Carnaval o para colectivos específicos, y los colectivos sociales piden una apuesta firme por el transporte público frente al coche privado. El Gobierno municipal, en cambio, insiste en que primero debe cerrarse el nuevo contrato y garantizarse la estabilidad financiera antes de hablar de tarifa cero.

Para que Cádiz se sume al movimiento, haría falta culminar ese pliego pendiente, encargar un estudio de impacto que ponga cifras reales sobre la mesa —ingresos perdidos, compensaciones, beneficios sociales y ambientales— y asegurar una fuente estable de financiación. Solo entonces la capital podría compararse en igualdad de condiciones con los modelos que preparan El Puerto y San Fernando.

El equipo de Gobierno de Bruno García dice que lleva con esa tarea desde que entró en el Ayuntamiento. Lo que parece es que en los dos años que le restan de gobierno no va a tener fácil sacar adelante este nuevo pliego.