
“Estoy embarazada de seis meses y duermo en la calle”: la dura historia de María en Cádiz

En el reparto de comida organizado por vecinos en la calle María Arteaga, entre platos de pollo guisado con patatas, estaba María Bonilla. Con voz cansada, compartía su situación: “Estoy embarazada de seis meses y duermo en la calle”.
Llegó desde Sevilla hace cuatro meses y, sin saber entonces que esperaba un hijo, hoy vive en cómo puede en Cádiz junto a su pareja, en una rutina marcada por la dureza de la calle y la falta de respuestas.
María duerme desde hace meses en el parque Genovés. “Al mes y medio de estar allí me quemaron toda mi ropa. Ya no nos dejan dormir en la pérgola y ahora resulta que van a cerrar el parque y me voy a tener que buscar la vida otra vez”.
Lo cuenta con la resignación de quien ha perdido casi todo. “No cobro ninguna ayuda. Estoy harta de ir a las trabajadoras sociales, al Ayuntamiento, y no me dan ninguna clase de ayuda”, explica.
Su pareja tampoco recibe apoyo. Entre los dos sobreviven como pueden, acudiendo a los comedores sociales. “Ahora vamos a los comedores, nos dan un par de bocadillos para todo el día y nos tenemos que buscar la vida como podemos”. Pero en verano, con los comedores cerrados, la dieta se reduce todavía más.
María afronta un embarazo en la calle. “Me quedan tres meses para parir y lo único que quiero es un techo para mi hijo. No quiero más nada”. Lo repite con firmeza, consciente de que el tiempo juega en su contra. “Estoy cansada, ya no sé qué hacer”, añade. Su historia simboliza la vulnerabilidad extrema de quienes, además de vivir en la calle, esperan un hijo sin un hogar donde acogerlo.
Lo que denuncia Nadie Sin Hogar
El Movimiento Nadie Sin Hogar acompaña a María y denuncia que la Administración no garantiza derechos básicos como la vivienda o la alimentación. Junto a ella han entregado un segundo escrito al Ayuntamiento para exigir una respuesta. “Lo que pedimos es algo tan elemental como un techo y una alimentación adecuada”, señalan. La organización ya había llevado la situación general de las personas sin hogar al Defensor del Pueblo Andaluz.
Miki Carrera, portavoz del colectivo, insiste: “No es de recibo que en verano se deje a las personas sin hogar con bocadillos porque no hay personal en los comedores. El Ayuntamiento debe velar porque se cumpla esa externalización de un servicio que le compete: garantizar que las personas sin hogar coman. Esperamos que tomen cartas en el asunto, porque lo que ahora se está viviendo no es normal”.
Esperando una respuesta
María ya ha entregado dos escritos al Ayuntamiento, el último acompañado por Nadie Sin Hogar. De momento no ha recibido contestación. “Voy a intentar hacer un nuevo informe a ver si así me pueden ayudar otra vez”, explica. Mientras tanto, sigue durmiendo en un banco del parque Genovés, con la esperanza de que alguien escuche su petición: “Lo único que quiero es un techo para mi hijo y ya, simple. No quiero más nada”.
Los repartos de comida
El testimonio de María se conoció en el reparto vecinal organizado en la calle María Arteaga. Desde hace más de una semana, un grupo de vecinos prepara a diario una olla solidaria para dar de comer a las personas sin hogar.
Platos sencillos como gazpacho, arroz con verduras, ensalada de pasta, papas aliñás o pollo guisado con patatas han permitido a una veintena de personas sobrevivir en agosto, cuando los comedores sociales permanecen cerrados.