Kovacevic desplaza el balón en el choque del Cádiz CF ante la AD Ceuta
Kovacevic desplaza el balón en el choque ante la AD Ceuta. El serbio podría volver a ser baja en dos semanas con las convocatorias internacionales. Foto: Cádiz CF.

La crónica del Cadiz CF-AD Ceuta (0-0) de Vera Luque: Lo que pasa las mañanas de expectación

El autor destaca el nivel defensivo cadista y adelanta la posible convocatoria de Kovacevic con sus selección en dos semanas

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Que el día en el que amanecimos con la posibilidad de ponernos líderes en solitario jugando ante un recién ascendido iba a resultar una microdecepción para la afición se pagaba barato en las apuestas. Muy Cádiz Cludefurbo eso de poner a la ciudad entera pitosa desde que se despierta para luego acostarla con un mosqueo de época.

¿Por qué creen si no,que no celebremos con to sus avíos un ascenso en nuestro estadio desde hace 42 años? Y por medio ha habido unos pocos, oiga. Y ya cuando el gran Carmelo Navarro hizo el saque de honor, me dije…”arrecoge”. La parafernalia previa cual Super Bowl de patinillo nunca trae nada bueno: pregúntenle al Andy y al Lucas el año del ascenso con el Oviedo.

Menos mal que uno está curado de espantos, y que al fin y al cabo, ponerse líder en solitario en la jornada 7 en esta categoría chiflada, donde proliferan las remontadas inverosímiles, los batacazos históricos o el Andorra se te convierte de momento en aspirante a ascenso…es un pa ná.

Para lo único que sirve ponerse líder es para decirle al resto de los 21, que estamos mejor que ellos. Y más o menos, es lo que de momento podemos decir. Otra cosa es que se despliegue más jogo bonito, o más patapún parriba, sobre el césped. Pero parafraseando a Garitano mi rosito temprano, que las cosas aún no salgan redondas y andemos encabezando la tabla en comandita, lo mismo es más una virtud que un defecto.

Cuando se iniciaba la temporada y la plantilla quedaba finiquitada, al menos hasta enero, parecía que ésta sufría de cierta asimetría o desequilibrio entre los de adelante y los de atrás. Todos poníamos el punto de mira en la defensa, como si a una orquesta de grandes solistas, le fallara el del tambor y el de la pandereta, y lo pudieran echar todo a perder.

Oye pues mira por dónde, el trabajo defensivo está siendo de nota. Trabajo que empieza desde que Pascual presiona, pasando por Diakhité taponando, para rematar con un cuarteto de atrás coordinadísimo y un portero inspirado cual compositor reggae en un campo de yamentiende.

Tres partidos seguidos a cero patatero en el “debe” no se veía desde hace tiempo por estos lares. Los números se chivan de un currelo incuestionable a la hora de defender, y eso que de los cinco chícharos encajados, tres fueron en una tarde. Y eso es lo que preocupa: que aquella tarde, el cuarteto no fue el cuarteto. Y si a los Beatles le quitas a Lennon, y pones en su lugar a Ramoncín, por poner un ejemplo, pues ya no es lo mismo.

Kovacevic hizo rabona en San Sebastián por mor de una llamada de la sub’21 serbia, y a la muralla le salieron grietas por donde cabía el palo de la fregona, Fletilla dixit. En dos semanas, el virus FIFA retorna, e imaginamos que a Kovacevic volverán a reclutarlo. Para entonces el sustituto debe estar enchufado como cualquier exministro en la empresa eléctrica que corresponda. Ojito. Y el otro debate está en la portería. Cuando David Gil esté bueno… ¿Qué hacemos? Patá a la pelota palante.

Por último, y en líneas generales… la cara positiva del partido la puso una afición ceutí enrolladísima y ruidosa, si bien se comenta que muchas de las entradas salieron de cadistas a cambio del correspondiente óbolo. Sorpresa ninguna a estas alturas. Se vivió un ambientazo futbolero muy por encima de lo previsto.

Así da gusto ir al estadio con el plato de macarrones en el buche. Lo negativo, la primera actuación arbitral de la temporada que nos rechina un poco. Sin que fuera decisivo en momentos determinantes, llamémosle penalty raruno o tarjeta roja matraca, estuvo impertinentillo el trencilla con ciertas decisiones puntuales, de esas que cuando ya van diez o quince, terminan por escardar al respetable.

No obstante, me guardo la carga arbitral para partidos futuros, que seguro que los habrá con sus piciazos gordos y sus VARes qué lugares tan gratos para conversar. Por lo demás, seguimos avanzando, que no es poco.