La Maqueta de Cádiz bajo rayos X: radiografías muestran su interior oculto
Las imágenes permiten estudiar elementos ocultos y el estado real de conservación de este conjunto del siglo XVIII
Las imagenes hablan por sí solas. Piezas del siglo XVIII colocadas sobre una camilla radiológica, técnicos ajustando el arco de rayos X como si fueran a atender a un paciente, y al otro lado del monitor, una imagen inesperada: la anatomía interna de la Maqueta de Cádiz, visible por primera vez en 250 años.
A primera hora de la mañana, tres piezas del siglo XVIII —la Catedral de Cádiz, el Hospicio y el Castillo de Santa Catalina— entraban en la sala de radiología del Hospital HLA La Salud. Allí, bajo el arco de rayos X y frente a un equipo especializado, fueron radiografiadas por primera vez para revelar su estructura interna y apoyar el programa de conservación del Museo de las Cortes.
La Maqueta de Cádiz es una de esas piezas que parecen tenerlo todo contado. Construida entre 1777 y 1779 siguiendo el impulso del ministro de Guerra del rey Carlos III, levantada con maderas nobles y marfil, y trasladada durante décadas entre la Corte y Cádiz, ha sido materia de estudio para historiadores, arquitectos, restauradores y artesanos. Sin embargo, pese a su importancia y a los continuos esfuerzos de conservación, todavía había un lugar al que nadie había conseguido asomarse: su interior.

Momento en el que se radiografía la Catedral.
Ese vacío se acaba de llenar gracias a un procedimiento tan inusual como fascinante. A primera hora del lunes, tres módulos de la Maqueta —la Catedral de Cádiz, el Hospicio y el Castillo de Santa Catalina— entraron en la sala de radiología del Hospital HLA La Salud. Lo hicieron con la misma delicadeza que se reserva a una obra de arte y bajo la supervisión de un equipo técnico que adaptó equipos clínicos modernos para estudiar piezas de casi 250 años de antigüedad.
El proceso: cuando un tesoro del XVIII pasa por rayos X

El Castillo de Santa Catalina sobre la camilla mientras se le realizan las radiografías.
Radiografiar una pieza del siglo XVIII no es tan sencillo como colocarla bajo un arco de rayos X y pulsar un botón. Cada módulo requiere una preparación minuciosa que combina conocimientos de conservación, criterios clínicos y una logística especialmente diseñada para manipular madera, marfil y ensamblajes históricos sin comprometer su integridad.
Los módulos fueron trasladados uno a uno sobre camillas acolchadas para evitar vibraciones y apoyos rígidos. Una vez en la sala de radiología, el equipo técnico midió las distancias, ajustó la inclinación y fijó los puntos de apoyo con material neutro para garantizar la estabilidad total de la pieza. En la fotografía del proceso del Castillo de Santa Catalina puede verse ese instante preciso: el módulo alineado bajo el arco radiológico, iluminado por la luz blanca del equipo clínico y rodeado por técnicos que verifican que ninguna tensión afecte a la estructura.
Más que un procedimiento médico, la escena recuerda a una intervención quirúrgica sobre un artefacto histórico.

El edificio del antiguo Hospicio (actual Varcárcel) en la camilla para hacerle las radiografías.
El Hospicio, una de las piezas más voluminosas, exigió una manipulación aún más cuidadosa. Su estructura interna —más densa y compleja que la de otras partes de la Maqueta— obligó a calibrar la exposición con mayor precisión para obtener una imagen clara sin forzar la sensibilidad de los materiales.
Durante la toma de imágenes, los técnicos fueron registrando la posición del módulo y el orden de cada disparo, generando una documentación complementaria que servirá para futuras comparativas. Las fotografías del proceso recogen estos momentos: guantes blancos, movimientos lentos, ajustes milimétricos y un silencio casi de quirófano que subraya la importancia del trabajo realizado.
Una vez revelada, la radiografía del Hospicio confirmó la presencia de clavos metálicos, un hallazgo excepcional. Según la información oficial, este módulo es el único en el que se había documentado este sistema de sujeción, un dato que ahora puede observarse visualmente gracias a las imágenes obtenidas. Su identificación abre nuevas líneas de estudio sobre el ensamblaje y las intervenciones históricas realizadas en esta pieza.
Radiografías que revelan lo que no se ve
La radiografía de la Catedral de Cádiz es una de las más expresivas del conjunto. Recortada adecuadamente para su publicación en web, se distingue con claridad la planta del edificio, con sus líneas verticales y horizontales perfectamente distribuidas.

La maqueta de la catedral en la camilla para ser radiografiada.
El entramado interno revela un diseño casi arquitectónico: refuerzos en las zonas laterales, uniones geométricas y una regularidad que demuestra la precisión con la que fue concebido el módulo original a finales del siglo XVIII.

Radiografía de la Catedral de Cádiz.
El contraste generado por la radiografía permite observar diferencias de densidad entre los elementos, facilitando la identificación de zonas de mayor tensión o posibles intervenciones realizadas con posterioridad. Para los restauradores, esta imagen supone una auténtica radiografía clínica de una pieza histórica.
La radiografía del Castillo de Santa Catalina presenta, en cambio, una estructura más heterogénea y llena de matices. Bajo la superficie aparecen refuerzos internos, uniones de distinta densidad y una serie de pequeños puntos metálicos distribuidos en distintas zonas del módulo.

Radiografía del Castillo de Santa Catalina.
El equipo de conservación los analizará con detalle para determinar si corresponden a fijaciones antiguas, refuerzos modernos o intervenciones puntuales realizadas durante restauraciones previas.
Esta imagen, especialmente llamativa por la profundidad del contraste, permite ver, por primera vez, la “anatomía oculta” del módulo y proporciona una base sólida para planificar futuras fases de estudio sobre materiales, unión de piezas y estabilidad interna.
Además de estas pruebas radiológicas, el Museo de las Cortes mantiene abierta la exposición temporal que permite ver por primera vez la capilla del Castillo de Santa Catalina, descubierta en 2024 en el interior de la propia Maqueta.