La otra cara del estreno del Cádiz CF en el Nasdaq: del inglés de un rejuvenecido Contreras a la euforia sobreactuada
El estreno de Nomadar en Wall Street tuvo más de ‘show americano’ que de realidad empresarial
Un acto del calado de la puesta de largo de una empresa en Wall Street, en concreto en el Nasdaq, tiene mucho para sacarle punta. Muchísimo. Y al acto del inicio de la cotización de la filial tecnológica del Cádiz CF, Nomadar, se le puede sacar mucha mucha punta.
De lo mas comentado es el inglés en la presentación de un hiperrejuvenecido Rafael Contreras en las fotos del Nasdaq. Por su puesto la exacerbada euforia final y el istrionismo de German Beardo, alcalde de El Puerto (sí, de El Puerto, no fue el de Cádiz) en sus gestos.
Las pantallas del Nasdaq proyectan el escudo del Cádiz CF mientras suena una música corporativa. Los aplausos se mezclan con imágenes de jugadores, abonados y patrocinadores sonriendo desde Cádiz. Solo hay un pequeño detalle: nada de eso es en directo. El vídeo, cuidadosamente montado, pone calor de estudio a una ceremonia que más que una apertura bursátil pareció un episodio piloto de “Cádiz Dreams: el musical”.
Frente a las cámaras, Rafael Contreras sonríe con el brillo de quien cumple una obsesión. Viste traje impecable, habla un inglés perfectamente entendible desde Cádiz. Grupos de Whatssapp y redes cargan al estilo gaditano con que solo le falto decir "relaxing cup of Café con leche", al más puro estilo Ana Botella.
Pulsa el botón virtual que marca el inicio de la cotización. No le dio opción a Manuel Vizcaíno, el presidente del Cádiz. Al fin y al cabo es el padre de la criatura...

Rafael Contreras pulsa el botón del inicio de la cotización de Nomadar en Nasdaq. Foto: Cádiz CF.
Se le nota pletórico, casi rejuvenecido, como si de pronto todos los proyectos fallidos del pasado hubieran quedado borrados por ese instante de gloria americana. Es su foto, su momento, su Nasdaq. Quizás se haya pasado en rebuscar en el archivo una foto para que la cuenta de Nasdaq la comparta, pero la ha encontrado.
La delegación del Cádiz CF, mientras tanto, aplaudía desde la zona institucional. Entre ellos, Manuel Vizcaíno que en todo momento ejerce de presidente correcto: gestos medidos, aplauso discreto, sonrisa controlada. Él sabe que el protagonismo no es suyo, y ni lo intenta disimular. Si Contreras es la estrella de la película, Vizcaíno es el secundario que sostiene el plano. Lo suyo fue una intervención breve, en un fluido inglés, con la calma del que observa el fervor ajeno sin contagiarse demasiado. Al menos en apariencia.
La retransmisión, emitida por YouTube, mostraba al Cádiz CF como una gran familia global. Abonados, jugadores, patrocinadores, el Mágico González… todos aparecían aplaudiendo en pantalla, en un montaje que pretendía parecer espontáneo.
El propio Mágico, leyenda viva, mandó su saludo desde El Salvador: un vídeo corto, sentido, pero demasiado medido y encorsetado. Todo parecía milimétricamente diseñado para emocionar… o intentarlo.
Y ahí, entre tanta sonrisa, emergió la imagen más comentada: Germán Beardo, alcalde de El Puerto de Santa María, desatado, celebrando como si el Cádiz hubiera ganado la Champions. Gritos, gestos, brazos al aire. Histriónico, casi teatral, en plena euforia de parqué.
No en vano, El Puerto es el municipio donde Contreras planea levantar su otro invento, Sportech City, esa ciudad del deporte y la innovación que lleva más años en PowerPoint que sobre el terreno. Beardo parecía disfrutarlo como propio, porque, en cierto modo, lo era.

El alcalde de El Puerto, Germán Beardo, en plena celebración. Foto: X de Nasdaq Exchange
La otra cara fue la ausencia más ruidosa: ningún representante del Ayuntamiento de Cádiz asistió al evento. Ni el alcalde, ni concejal alguno, ni siquiera un gestoo o guiño. Un detalle que, más allá del protocolo, dejó un mensaje entre líneas: el Cádiz CF ya no mira tanto a la ciudad que le dio nombre y lo acoge desde 1910, sino a la que le promete suelo y proyección. El parqué de Manhattan fue solo el escenario; la distancia simbólica se midió en kilómetros… y en silencios y ausencias.
El acto siguió su guion a la perfección: discursos breves, música triunfal, poses para la foto, y una ovación final que olía a guion ensayado. A Contreras se le notaba la felicidad absoluta. Era su Champions League particular, la culminación de un sueño que perseguía desde hace años: ver una empresa suya —por fin— cotizando en el Nasdaq. Y lo logró. Aunque esa empresa arrastre más de dos millones en pérdidas y aunque el Cádiz CF, su socio principal, apenas entienda qué significa eso en términos reales.
En la cuenta oficial del Nasdaq, el protagonista único fue él. Las imágenes destacadas no eran del club, ni del Mágico, ni siquiera del acto conjunto. Eran de Rafael Contreras. Un primer plano, sonrisa amplia y la frase de cabecera: “At Nomadar, we believe in the power of sport and technology to enhance people’s health and happiness.” O, dicho en castellano: “Creemos en el poder del deporte y la tecnología para hacer a la gente feliz”. Todo muy bienintencionado, todo muy ‘American way of Cádiz’.
La delegación gaditana posó con el trofeo de cristal y el escudo de fondo. Era la foto oficial, la que ya circula por todos los medios. Contreras, en el centro, disfrutando cada segundo de su triunfo personal; Vizcaíno, algo más comedido. El abrazo entre ambos, Beardo, desbordando entusiasmo. Aplausos, abrazos y sonrisa de película. Todo perfecto, todo brillante. Casi demasiado.

El abrazo entre Vizcañino y Contreras al te´rminod e la ceremonia. Foto: X de Nasdaq Exchange
En Cádiz, la escena se seguía con una mezcla entre ironía y fervor. Se reconoce el hito históriico, pero en las redes y en los grupos de whatssap, mucha gente se preguntaba qué tenía que ver Wall Street con el equipo que lucha por mantenerse firme en la tabla. Otros ironizaban con que, si el club quería internacionalizarse, podía empezar por fichar goles antes que fondos de inversión. En cualquier caso, el contraste no podía ser mayor: mientras el Cádiz deportivo pelea por sacar la cabeza de Segunda, el Cádiz bursátil se mete en la Champions.
La jornada terminó con un posado grupal que condensó el espíritu del día: el Cádiz CF tocaba la campana en el Nasdaq (virtual, como casi todo), pero el eco del golpe no sonaba a fútbol. Era otra banda sonora: la de los sueños financieros de Rafael Contreras. Él lo logró. El resto, ya veremos. Porque en Wall Street, como en el fútbol, los estrenos se celebran, pero los resultados —de verdad— se ven con el tiempo. La noche neoyorkina es joven.

