
La provincia de Cádiz registró en 2024 más defunciones que nacimientos por séptimo año consecutivo
La mayoría de fallecimientos corresponde a mayores de 74 años y a más hombres que mujeres

El Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) confirma, en su avance del Movimiento Natural de la Población 2024, que la provincia de Cádiz registró de nuevo más defunciones que nacimientos, un fenómeno que se repite de manera ininterrumpida desde 2017.
En total, el año pasado fallecieron 10.528 personas en la provincia, un 2,4% menos que en 2023, pero aún muy por encima de los 7.820 nacimientos contabilizados. El saldo vegetativo se mantiene, por tanto, en negativo, con una pérdida neta de 2.708 efectivos.
Este desequilibrio, lejos de ser coyuntural, se ha convertido en una característica estructural de la demografía gaditana. El número de muertes en Cádiz se ha mantenido elevado en la última década, con oscilaciones que reflejan tanto el envejecimiento de la población como factores coyunturales, como la pandemia de Covid-19.
En 2020, las defunciones se dispararon por encima de las 10.500, y aunque en años posteriores se moderaron, nunca han regresado a los niveles de principios de los 2000, cuando apenas superaban las 9.000 muertes anuales. El dato de 2024, con 10.528 defunciones, es ligeramente inferior al de 2023, pero confirma que el volumen de muertes supera con holgura al de nacimientos y que la tendencia de pérdida poblacional se ha consolidado.
Este escenario revela que la provincia atraviesa una transición demográfica avanzada: cada vez nacen menos personas y, al mismo tiempo, mueren más debido a la mayor longevidad y al peso creciente de las generaciones más envejecidas.
Perfil por edad
La mortalidad en Cádiz está estrechamente ligada al envejecimiento de la población. Más del 68% de las muertes se produjeron en personas mayores de 74 años, un dato que evidencia el peso de las generaciones de mayor edad. El tramo de 85 a 89 años concentró el mayor número de defunciones, seguido de las personas con más de 90 años. Este patrón refleja tanto la mayor esperanza de vida como la fragilidad asociada a las edades más avanzadas.
En contraste, solo un 21% de los fallecimientos se produjeron antes de los 70 años. Entre los extranjeros residentes, la mortalidad se concentró en edades más tempranas que entre los españoles, ya que su estructura demográfica es más joven, aunque representan un porcentaje pequeño del total.
Diferencia por sexo
Del total de 10.528 muertes, un 52% correspondieron a hombres frente al 48% de mujeres. Esta diferencia se explica en parte porque los hombres tienen una esperanza de vida más corta y concentran mayor mortalidad en edades medias, debido a factores como enfermedades cardiovasculares, cáncer y accidentes. En cambio, en las edades más avanzadas predominan las mujeres fallecidas, ya que son mayoría en la población mayor de 85 años. Este contraste confirma un patrón demográfico habitual: los hombres mueren antes, mientras que las mujeres, aunque viven más años, acumulan más defunciones en los tramos de edad más longevos.
Impacto en el saldo vegetativo
El dato de 2024 confirma que el saldo vegetativo de Cádiz fue negativo por séptimo año consecutivo. Con 7.820 nacimientos y 10.528 defunciones, la provincia perdió 2.708 habitantes por este concepto. Desde 2017, la brecha entre nacimientos y defunciones no ha dejado de ampliarse, mostrando un deterioro progresivo en la capacidad de relevo generacional. El impacto no es solo estadístico: se traduce en un envejecimiento acelerado de la población, menor dinamismo económico y más presión sobre los servicios sociales y sanitarios.
Un fenómeno compartido en Andalucía
Aunque Cádiz es una de las provincias más afectadas, el fenómeno no es exclusivo. En toda Andalucía, en 2024 se registraron 72.878 defunciones frente a 59.838 nacimientos, lo que supuso un saldo vegetativo negativo de 13.040 personas. En todas las provincias murieron más personas de las que nacieron, lo que confirma que el proceso de pérdida poblacional natural es generalizado en la comunidad. La región envejece, con implicaciones claras en el mercado laboral, el equilibrio territorial y la sostenibilidad futura del sistema de bienestar.