Malestar en Cádiz con Ximenez: marcas, cables y maltrato a los monumentos de la ciudad
La empresa de instalación del alumbrado extraordinario no parece estar teniendo muchas luces para mirar por el patrimonio de Cádiz. Foto: José Luis Porquicho Prada.

Malestar en Cádiz con Ximenez: marcas, cables y maltrato a los monumentos de la ciudad

La instalación del Alumbrado Extraordinario de Navidad, igual que la campaña pasada, vuelve a generar críticas por su impacto en viviendas, calles y espacios patrimoniales

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En Cádiz, cada campaña navideña deja fotos, luces y ambiente festivo. Pero desde hace dos años, deja también otra cosa: un debate creciente sobre la forma en que Ximenez instala el Alumbrado Extraordinario de Navidad.

Dos de dos, que se podría decir con esta empresa. Marcas en el suelo, instalación de cables en los balcones sin pedir permiso ni comunicarlo a la familia que vive en esa casa, cables a la vista y sin mucha protección y maltrato a los monumentos de la ciudad, incluso a los BIC. Así está instalando Ximenez las luces de Navidad en Cádiz otro año.

Y es que para muchos residentes, el problema no es el alumbrado en sí, sino “todo lo demás”: la manera de trabajar, los permisos que nadie ve y una retahíla de detalles que convierten un montaje festivo en una sucesión de molestias.

El recuerdo más persistente de la campaña pasada está en el suelo. Las aspas o señales marcadas con pintura en puntos del centro, como la Calle Ancha, para indicar dónde iba el alumbrado continúan visibles un año después.

Aquellas marcas, que en teoría debían desaparecer con la misma rapidez con la que se instala el alumbrado, han resistido el paso del tiempo mejor que algunos adoquines. Son un testimonio involuntario de una actuación que muchos consideran descuidada y que, ahora, se ha convertido en la banda sonora visual de las nuevas quejas.

Este año, también se ha repetido esa práctica de poner los cables colocados sobre balcones y ventanas privadas, sin permiso ni consulta. Vecinos se encontraron, literalmente, con un cable colgando frente a su cierro, como si el montaje hubiera decidido pasar a formar parte de la decoración interior.

Las llamadas para pedir que recolocaran o retiraran el cableado se han repetido en distintos puntos. Y algunos residentes, entre la molestia y la incredulidad, han llegado a preguntarse si sus balcones venían en el plano del proyecto.

Un punto especialmente sensible del malestar está en la Puerta de Tierra, uno de los enclaves más emblemáticos de Cádiz y un Bien de Interés Cultural. Allí, un cuadro eléctrico ha sido colocado directamente sobre el monumento, acompañado de un cable descendiendo por la piedra ostionera para alimentar elementos lumínicos situados frente a él.

Un cuadro eléctrico con el nombre de la empresa de instalación del alumbrado extraordinario colocado directamente sobre la piedra ostionera de la Puerta de Tierra.

Su pedazo de cuadro eléctrico de Ximenez directamente sobre la pieddra ostionera de la Puerta de Tierra. Foto: José Luis Porquicho Prada.

La imagen genera una mezcla de indignación y desconcierto: ¿cómo es posible que un BIC termine convertido en soporte técnico? ¿Dónde están los límites de lo que se puede, o no se puede, hacer en un monumento protegido?

A este conjunto de episodios se suma una percepción generalizada: la falta de coordinación y la ausencia de avisos. Los vecinos no se enteran de lo que ocurre hasta que lo tienen en la puerta de casa, en la fachada o, directamente, en la mano si intentan apartar un cable.

El contraste entre el brillo del alumbrado y las formas de instalarlo se ha vuelto cada vez más evidente. Y es precisamente en esas formas donde el malestar se instala con más fuerza.

El resultado es un paisaje urbano donde conviven la Navidad y la sensación de improvisación. Donde un monumento centenario puede terminar sosteniendo un cuadro eléctrico y donde una ventana puede amanecer como soporte involuntario. Cádiz vive la Navidad, sí, pero también vive el debate sobre cómo deberían hacerse las cosas en una ciudad histórica, frágil y especialmente sensible al maltrato patrimonial.

Y este viernes, el encendido del alumbrado extraordinario cuyo proceso de instalación, un año más, ha dejado algunas sombras.