Muere en la calle una mujer sin hogar en San Fernando tras no acceder a los recursos municipales
“No había sitio para ella”: el caso de Pepi D., la mujer sin hogar que murió en la calle en San Fernando
La muerte de Pepi D., una mujer sin hogar de San Fernando, ha conmocionado a los ciudadanos y reavivado las críticas hacia la gestión municipal de los recursos destinados a personas en situación de calle.
Pepi falleció a primera hora de la mañana en la zona de la Bazán, a pesar de los intentos de los servicios sanitarios de reanimarla durante más de 45 minutos. Sufría problemas cardíacos que, según fuentes municipales, había rechazado tratar.
La víctima, natural de San Fernando, había regresado a la ciudad hacía apenas una semana, huyendo de una situación de maltrato a la que era sometido por parte de su expareja en otra provincia, en la que se encontraba acogida en un albergue.
Según la Asociación de Personas sin Hogar con Derechos (Peshode), Pepi y su actual pareja dormían en la calle tras no conseguir plaza en el albergue Federico Ozanam, que está gestionado por la Sociedad de San Vicente de Paúl. Si bien se le ofrecieron alternativas de alojamiento en Cádiz o Jerez, la pareja decidió permanecer en San Fernando, su ciudad natal.
El colectivo había alertado días atrás de la situación de la pareja a la Delegación de Servicios Sociales del Ayuntamiento isleño. Integrantes de la asociación y el equipo de calle de Cruz Roja les habían proporcionado mantas, sacos de dormir y una tienda de campaña, entre tanto esperaban una posible solución.
Este lunes, precisamente, Pepi y su pareja tenían previsto acudir a una emisora local a fin de denunciar su caso junto a la presidenta de Peshode, Milagros Fernández, quien recibió la noticia del fallecimiento cuando se disponía a acompañarlos.
La muerte de Pepi en San Fernando
La muerte de Pepi D. no es un hecho aislado, ya que según denuncia la asociación, que califica la situación de las personas sin hogar en San Fernando como un “problema estructural”.
Fernández señala que la ciudad “no da prioridad a la atención de las personas sin hogar a pesar de contar con recursos”. Peshode ha convocado una concentración ciudadana para este miércoles 12 a las 18:30 horas en la Plaza del Rey con el objeto exigir el fin de las muertes en la calle y reclamar más recursos municipales.
El colectivo ha expresado además su indignación por la exclusión de la fallecida del sistema de acogida, si bien el albergue Federico Ozanam dispone de cinco plazas destinadas a mujeres, solo dos estaban ocupadas.
El centro argumenta que las restantes no podían asignarse por una “situación excepcional de convivencia” que impide nuevas incorporaciones. Esta circunstancia, según el colectivo, viene a reflejar la falta de flexibilidad del sistema, que termina dejando fuera a quienes más lo necesitan.
Peshode recuerda que, según la Ley 9/2016 de Servicios Sociales de Andalucía, el alojamiento para personas sin hogar constituye una prestación de tipo garantizada. “Sin embargo, se incumple sistemáticamente”, lamenta la entidad.
Se critica además la “crueldad” del sistema rotatorio de albergues, por el cual las personas acogidas deben trasladarse constantemente de una localidad a otra sin que haya una estabilidad ni acompañamiento social efectivo.
La muerte de Pepi ha vuelto a poner sobre la mesa la vulnerabilidad extrema de las mujeres sin hogar, sobre todo aquellas que son víctimas de violencia machista. Peshode subraya que este colectivo se enfrenta a una doble exclusión ya que por su situación de calle y por las dificultades adicionales derivadas del género.
La organización reclama que los protocolos de acogida incluyan perspectiva de género y que se garanticen plazas seguras para mujeres que huyen de contextos violentos.
Mientras tanto, desde el Ayuntamiento de San Fernando se ha confirmado que Servicios Sociales conocía el caso y que estaba previsto abordar su situación esta misma semana. No obstante, la falta de coordinación y la lentitud administrativa han sido fatales.
La muerte de Pepi D. deja tras de sí una historia de desamparo así como un espejo incómodo para las administraciones locales y autonómicas, que deberán responder ahora a la pregunta en San Fernando: ¿cuántas muertes más hacen falta para que nadie vuelva a morir en la calle?