Dos imagenes que resumen cómo ha sido este simulacro de tsunami en Cádiz.
Dos imagenes que resumen cómo ha sido este simulacro de tsunami en Cádiz.

Simulacro de tsunamis en Cádiz: de carteles a la 'remanguillé' y memes a Rocío Jurado y 'Como una ola'

Retrasos, improvisación, escenas surrealistas y mucho humor gaditano en un ensayo que dejó más risas y dudas que certezas

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Cádiz vivió este jueves el mayor simulacro de maremoto realizado en España. Una jornada anunciada durante varios días como un ejercicio sin precedentes, un ensayo general del Plan de Emergencia por Riesgo de Maremotos en Andalucía que debía dejar a la ciudadanía con la sensación de estar más preparada.

Pero lo que dejó, más allá del despliegue institucional, fue una colección de anécdotas, momentos inesperados, reacciones espontáneas y escenas profundamente gaditanas que mezclaron humor, desconcierto y un toque de surrealismo que solo esta ciudad es capaz de generar.

Si algo podía simbolizar el simulacro, era el momento clave: la llegada del mensaje ES-Alert. La Junta lo anunció con precisión quirúrgica: “a partir de las 10:03”.

En la práctica, la ciudad vivió un pequeño ejercicio de paciencia colectiva que terminó convirtiéndose en meme. La alerta saltó a las 10:14 en muchos móviles (once minutos después), pero no en todos. A algunos llegó media hora más tarde. A otros, directamente no llegó.

El retraso generó un primer silencio tenso en calles, colegios y plazas. “Pues serán a y diez. O a y cuarto”, bromeaba una madre. “O estarán calentando los satélites”, decía otro vecino. Pero el desconcierto aumentó cuando no todo el mundo recibieron el mensaje.

Lo que debía ser una alerta masiva y simultánea terminó evidenciando que, en pleno 2025, hay miles de dispositivos que no son compatibles con el sistema. Las causas iban desde móviles antiguos a configuraciones específicas, sistemas operativos obsoletos o ajustes desactivados.

El resultado: una ciudad que esperaba una gran sirena digital y vivió un murmullo irregular de vibraciones dispersas.

Y un momento gaditano al máximo lo protagonizó una vecina, ajena al simulacro, que decidió regar sus macetas justo cuando madres y padres esperaban el aviso del móvil a las puertas de uncolegio. El chorro de agua cayó al suelo y provocó un respingo generalizado. “¡Ya está aquí la ola!”, soltó alguien entre risas. Fue, probablemente, el simulacro más espontáneo y realista del día.

Carteles torcidos, bridas visibles y el mensaje del día

Una de las imágenes más llamativas fueron los carteles instalados por toda la ciudad indicando rutas de evacuación y puntos seguros. Muchos estaban sujetos “a la remanguillé”: bridas a la vista, señales inclinadas, carteles en cables, otros pegados a farolas con cinta improvisada.

No faltó quien señalara que, si un tsunami real arrasara Cádiz, esos carteles serían lo primero que saldría volando.

Simulacro de tsunamis en Cádiz: de carteles a la 'remanguillé' y memes a Rocío Jurado y 'Como una ola'

Con dos bridas y una farola... Ya está el cartel de la ola. Foto: José Luis Porquicho Prada.

Pero llegó el hallazgo del día: un cartel que decía “NO TE METAS PA LO HONDO”, sin firma, sin sello oficial, pero con tanta personalidad gaditana que se convirtió en una especie de lema popular instantáneo.

San Antonio: prensa, políticos y la ola que no llegaba

La Plaza de San Antonio vivió su propio espectáculo. Antonio Sanz llegó pronto, se colocó en zona visible y en cuestión de minutos la plaza se llenó de cámaras, redactores, móviles en alto y corrillos institucionales.

No estaba pasando nada todavía, pero ya había más medios que oleaje simulado. Cuando llegó el alcalde, alguien del sector de la prensa lanzó la pregunta que coronó el momento: “¿Está haciendo declaraciones?”. Segundos después, allí estaban ambos, posando juntos. Una imagen que para muchos resumió el carácter del ensayo: más escenografía que pedagogía.

'Como una ola': la banda sonora inesperada

En Cádiz hay cosas que no se pueden planificar porque el propio azar las mejora. En el CEIP San Rafael, donde cada mañana ponen música para recibir al alumnado, el tema escogido —o el tema que tocaba, según la versión— fue “Como una ola” de Rocío Jurado.

Padres, docentes y alumnado escucharon la mítica voz mientras avanzaban hacia la rutina del día del simulacro. El comentario era unánime: “No se puede tener más arte”. Ese fue el meme auditivo del día.

Simulaciones que confundieron incluso a profesionales

En San Antonio también se representaron heridas, rescates y una crisis epiléptica simulada que pilló por sorpresa a más de un técnico. Varios ciudadanos creyeron que la situación era real y no sabían si acercarse, grabar, esperar instrucciones o echar una mano. La escena reflejó bien la línea difusa entre ensayo y confusión que sobrevoló todo el operativo.

Pero si hubo algo que funcionó sin grietas fueron los centros educativos. La evacuación del CEIP Josefina Pascual hacia San Antonio fue ejemplar: niños y niñas cogidos de la mano, normalidad, calma absoluta, profesorado coordinando de manera impecable.

Fue lo más realista, lo más pedagógico y lo más útil del simulacro. Incluso hubo psicólogos en algunos centros para atender a menores que se mostraran inquietos, un detalle que muchas familias agradecieron. Si alguien aprendió realmente qué hacer en un maremoto fue el alumnado.

Al final, el balance dejó luces y sombras. El simulacro sirvió para que colegios practicaran protocolos (bien), para que cuerpos de emergencia perfeccionaran procedimientos internos (bien) y para que las instituciones pudieran mostrar músculo organizativo (bien para la foto).

Pero para el objetivo principal —que la ciudadanía entienda qué hacer ante una amenaza real— el resultado fue insuficiente. La falta de información previa, la llegada irregular del mensaje, la falta de claridad en instrucciones reales para gente en la calle y la excesiva escenografía dejaron un sabor a ensayo vistoso pero poco útil.

Aun así, Cádiz volvió a hacer lo que mejor sabe: reírse de sí misma mientras intenta tomarse en serio lo que tiene delante. Entre retrasos, carteles improvisados y Olas de Rocío Jurado, la ciudad añadió un capítulo más a su manera única de vivir incluso un simulacro de desastre natural.