Sumar se une al movimiento ecologista para frenar los macroproyectos y campos de golf que amenazan la costa de Barbate
La diputada por la provincia, Esther Gil de Reboleño denuncia el “pelotazo urbanístico” promovido por el Ayuntamiento de Barbate y la Junta de Andalucía
La diputada de Sumar por Cádiz, Esther Gil de Reboleño, ha confirmado su apoyo a los colectivos que luchan contra los macroproyectos urbanísticos y campos de golf proyectados en el litoral de Barbate, una de las zonas de mayor valor ecológico de la provincia.
Durante un encuentro con representantes de SOS Barbate–Salvemos Trafalgar y Ecologistas en Acción, la parlamentaria se comprometió a usar “todas las herramientas institucionales” para detener lo que calificó como “una amenaza ambiental y un modelo de desarrollo obsoleto”.
“Barbate no necesita más pelotazos urbanísticos, necesita agua, vivienda y empleo sostenible”, subrayó Gil de Reboleño, que criticó duramente el respaldo de la Junta de Andalucía a los planes urbanísticos aprobados de forma provisional por el Ayuntamiento de Barbate.
Según los colectivos, las actuaciones incluyen urbanizaciones de lujo, complejos turísticos y un campo de golf de 18 hoyos, en zonas próximas al Parque Natural de la Breña y Marismas del Barbate, un espacio protegido y con riesgo de inundación.
Un modelo “del pelotazo” que vuelve al litoral gaditano
Las plataformas ciudadanas advierten de que los proyectos reproducen el viejo modelo de turismo masivo y especulación inmobiliaria, con consecuencias devastadoras para el entorno y la población local. Lola Yllescas, de ENEBRO–Ecologistas en Acción, denunció que el plan urbanístico “no responde a las necesidades del pueblo, sino a los intereses de promotores de fuera que buscan beneficio rápido”.
“Pretenden construir en una zona donde no hay agua, ni saneamiento, ni depuración”, explicó Yllescas. “Un campo de golf y cientos de apartamentos que estarán vacíos la mayor parte del año no van a solucionar los problemas de vivienda ni de empleo de Barbate. Solo traerán más presión sobre los recursos y más desigualdad”.
La Junta de Andalucía, por su parte, ha defendido en declaraciones recientes su apoyo a proyectos que, según argumenta, pueden generar actividad económica y empleo en la zona. Sin embargo, los colectivos sociales insisten en que el impacto ambiental y el riesgo de pérdida de patrimonio natural hacen inviable este tipo de iniciativas en un territorio especialmente sensible al cambio climático.
Sumar llevará el caso a Europa
Desde Sumar, Gil de Reboleño anunció que trasladará este conflicto a las instituciones europeas, con el fin de que se evalúe si los proyectos vulneran normativas medioambientales comunitarias. Además, denunció el “abandono institucional” que sufren muchos núcleos del municipio, donde “mientras en Zahora o Caños de Meca el agua potable escasea, el Ayuntamiento apuesta por construir campos de golf”.
La diputada insistió en que “otro modelo de desarrollo es posible” y que Barbate “debe mirar hacia un futuro sostenible basado en el turismo responsable, la gestión del agua y la recuperación del entorno natural”.
El Foro Social de Barbate también ha exigido al Ayuntamiento que paralice los proyectos y apueste por un plan integral que revitalice el casco urbano —donde aún hay más de un millón de metros cuadrados sin desarrollar— antes de abrir nuevas zonas turísticas en espacios naturales.
El debate ha reavivado una vieja herida en Barbate: cómo compatibilizar el desarrollo económico con la protección del entorno. Mientras los promotores y el consistorio defienden los proyectos como “una oportunidad de modernización”, las organizaciones ecologistas alertan de que el precio podría ser demasiado alto.
“Si destruimos lo que nos hace únicos, destruimos también nuestro futuro”, concluyó Gil de Reboleño, que se comprometió a seguir acompañando a las plataformas ciudadanas en su batalla por salvar el litoral barbateño.