
Tres detenidos en Puerto II por una presunta trama de introducción de móviles en prisión
Un médico y dos funcionarios del centro penitenciario gaditano fueron arrestados tras un operativo policial; se les investiga por facilitar teléfonos y sustancias a internos

El centro penitenciario de Puerto II, en El Puerto, ha sido escenario de un amplio operativo policial que finalizó con la detención de tres personas vinculadas al recinto como son un médico del propio centro y dos funcionarios de prisiones.
A todos ellos se les investiga como presuntos integrantes de una trama dedicada a introducir teléfonos móviles en el interior cárcel, además de otras sustancias como proteínas y anabolizantes destinados a los presos.
La operación se desarrolló en distintos puntos de la provincia, según testigos presenciales, un vehículo policial con agentes encapuchados aguardaba a la salida del centro a fin de poder detener al médico tras finalizar su jornada laboral.
Minutos después, otro coche de la Policía Nacional accedió al complejo penitenciario, los agentes actuaron a cara descubierta y dirigiéndose directamente hacia la zona donde se encontraba uno de los funcionarios señalados en la investigación, que también fue arrestado en ese mismo momento.
El tercer detenido, igualmente funcionario de prisiones, fue localizado y detenido en su propio domicilio.
El despliegue generó un notable revuelo entre los trabajadores y los internos, que fueron testigos de una intervención que resulta muy poco habitual por su magnitud y visibilidad.
Las fuentes consultadas destacan que, además de estas tres detenciones, se mantiene abierta una investigación sobre más posibles implicados en la red, no se descartan más detenciones.
Móviles de última generación en manos de internos de la Prisión de Puerto II
El hallazgo de móviles en prisiones no es una novedad aunque sí preocupa la creciente sofisticación de los dispositivos que logran colarse en los centros penitenciarios de la provincia de Cádiz.
En algunas instalaciones, como la cárcel de Botafuegos (Algeciras), se han detectado drones empleados para lanzar teléfonos más allá de los muros.
En Puerto II, los investigadores apuntan a que eran los propios funcionarios y personal interno quienes facilitaban el acceso por determinadas cantidades económicas.
No se trata únicamente de teléfonos básicos para mantener contacto con familiares ya que según las averiguaciones se habrían introducido terminales de última generación, incluidos modelos de gama alta como iPhone, lo que permite a algunos reclusos continuar coordinando diferentes actividades ilícitas desde el interior de las celdas.
“Mucha gente piensa que solo los usan para entretenimiento, pero hay presos vinculados al narcotráfico o al yihadismo que emplean estos dispositivos para dirigir a sus organizaciones”, indican fuentes próximas al caso.
La introducción de móviles en las cárceles gaditanas se ha convertido en un problema constante para la administración penitenciaria.
El elevado número de internos en recintos como Puerto III, que supera los 1.300 reclusos, plantea muchas dificultades en la realización de registros exhaustivos y el control estricto de pertenencias.
En muchos casos, los teléfonos ni siquiera permanecen en poder de sus propietarios, sino que se transfieren a otros internos al objeto de dificultar la detección por parte de los funcionarios.
Esta práctica complica aún más las labores de vigilancia y multiplica los riesgos de que los dispositivos sea utilizandos para fines criminales.
Tras pasar la noche en los calabozos policiales, los tres detenidos fueron puestos a disposición judicial este pasado jueves. El juez de guardia ha decretado su libertad con cargos mientras continúa la instrucción del caso. Se ha reiterado que esta investigación sigue abierta y no se descartan nuevas actuaciones.
El caso ha reabierto el debate sobre la seguridad en los centros penitenciarios -de Cádiz y de toda España- así como de la necesidad de reforzar los controles internos al objeto de evitar que este tipo de tramas sigan facilitando la comunicación -de tipo clandestino- entre reclusos de los centros penitenciarios y el exterior para seguir delinquiendo desde la cárcel.