
Tres medallas para el gaditano Miguel Ángel Muñoz en el Mundial de Trasplantados de Dresde
“Hubo rivales mejores, pero fui más fuerte que en la edición anterior”, afirma el atleta, que ya apunta a Leuven 2027 como su próxima meta

El gaditano Miguel Ángel Muñoz volvió a dejar claro que es uno de los grandes nombres del atletismo de trasplantados a nivel mundial. En Dresde, sede de los Juegos Mundiales de 2025, firmó una actuación memorable con una tripleta de medallas: plata en 100 metros, plata en 200 y bronce en 400.
Tras sus éxitos en el mundial de Perth (australia) en 2004 ahora en Alemania ha vuelto a estar entre los mejores y ha estado a menos de una décima de lograr mejorar dos de sus metales.
Las tres finales estuvieron marcadas por la igualdad y las centésimas. En los 400 metros se quedó a 0,07 centésimas de la plata, superado por el campeón argentino y el segundo puesto del representante de Hungría.
En los 200, la diferencia fue de apenas 0,09 centésimas, en parte condicionada por un viento más favorable en otra serie. Y en los 100, tras imponerse en la clasificatoria, no pudo contrarrestar la salida explosiva de su rival británico.
“Lo rozamos, pero había mucho nivel. No hay excusas, hubo gente mejor que yo, aunque fui más fuerte que en la anterior edición. Estamos muy contentos”, resume Muñoz. Humilde en la victoria y en la derrota, añadió: “Solo me queda felicitar a mis rivales”.
El balance español también merece reconocimiento. La expedición, compuesta por 13 atletas (12 trasplantados y un donante de médula ósea), cerró con 2 oros, 5 platas y 5 bronces, que situaron a España en el puesto 30 del medallero entre 51 países.
Miguel Ángel quiso dedicar palabras de agradecimiento: “Gracias a la ciudad de Dresde por su acogida, a la WTGF por la organización, a jueces, voluntarios, prensa y público. A mi entrenador Alberto Romero, a mi nutricionista Iván Calderón y, sobre todo, a los donantes y a mi familia”.
Los Juegos Mundiales de Trasplantados, reconocidos por el COI, son mucho más que una competición. Son un homenaje a la generosidad de los donantes y a la fuerza de quienes, tras un trasplante, demuestran que la vida puede renacer. Para Muñoz, cada zancada es un tributo a esa segunda oportunidad.
Con la mirada ya puesta en el futuro, el velocista gaditano apunta a la próxima cita internacional: los Juegos Mundiales de Trasplantados 2027 en Leuven (Bélgica). Allí buscará el oro que en Dresde se le escapó por décimas, con la confianza de que su mejor versión está aún por llegar.