Patatas fritas en sus envases de colores.
Diferentes tipos de patatas fritas.

La verdad sobre las patatas fritas del supermercado, la OCU revela qué marcas no deberías comprar

El estudio de la OCU que pone en jaque a las patatas fritas más vendidas: alto riesgo por un aditivo común

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Las patatas fritas ocupan un lugar privilegiado en la despensa y también en las reuniones sociales. Son el acompañante infalible para una película, una tarde de sofá o un encuentro con amigos. Sin embargo, detrás de su sabor irresistible se esconde un perfil nutricional que merece atención.

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha analizado más de 300 variedades de este popular snack, revelando cuáles son las opciones más recomendables y cuáles conviene evitar.

Las marcas con peores resultados

Entre los productos peor valorados del estudio destacan las patatas fritas onduladas sabor jamón de Ruffles y las patatas onduladas sabor jamón de Consum.

Según la OCU, ambos productos emplean el aditivo E150d (caramelo de sulfito amónico), una sustancia utilizada como colorante que ha sido clasificada como “posiblemente cancerígena” por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC).

Además de este aditivo, la organización advierte sobre la presencia de otros componentes poco saludables, como potenciadores de sabor, aromas artificiales y un exceso de grasas y sal.

Si bien estos ingredientes contribuyen a potenciar el gusto y la textura del producto, el coste nutricional es elevado y puede tener consecuencias negativas para la salud si se consumen con frecuencia.

Un exceso calórico difícil de pasar por alto

El informe de la OCU también resalta el alto contenido calórico de las patatas fritas comerciales. Una ración de 40 gramos —la cantidad que se suele consumir sin demasiado esfuerzo— puede aportar más de 200 calorías, más de la mitad procedentes de las grasas.

Buena parte de estas grasas son saturadas, lo que, junto al exceso de sal (hasta un 4 % en algunas marcas), convierte a este snack en una opción poco recomendable para un consumo habitual.

Este tipo de composición puede contribuir a la retención de líquidos, el aumento de la tensión arterial y otros problemas cardiovasculares si se mantiene de forma regular en la dieta.

Las alternativas más saludables de patatas chips

No todo son malas noticias. El estudio también identificó opciones más equilibradas y naturales. Los nachos ecológicos de trigo sarraceno de Sol Natural y las patatas fritas sin sal de Veritas se situaron entre las mejor puntuadas.

Los nachos de Sol Natural recibieron 87 puntos sobre 100 gracias a su bajo nivel de sal y su composición sin aditivos innecesarios.

Por su parte, las patatas Veritas se elaboran únicamente con patata y aceite, sin recurrir a la sal ni a los aromas artificiales, lo que las convierte en una alternativa más limpia desde el punto de vista nutricional.

Qué tener en cuenta al elegir patatas fritas

A la hora de comprar, la OCU recomienda optar por productos que utilicen aceite de oliva, presenten bajas grasas saturadas y una lista corta y clara de ingredientes. Las patatas horneadas también son una alternativa más ligera, con menos contenido en grasa.

Por el contrario se debe evitar aquellas versiones que incluyan maltodextrina, jarabes o aditivos artificiales.

En general, cuanto más natural sea la composición, mejor será para la salud. Leer la etiqueta antes de comprar es el primer paso para hacer una elección consciente y responsable.

Sabores gourmet, un atractivo con trampa

En los últimos años, el mercado ha incorporado una gran variedad de sabores “gourmet”, desde trufa hasta foie gras o chorizo. Aunque resultan llamativos, muchos de estos productos deben su sabor a aromas sintéticos y no a ingredientes naturales.

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha advertido en varias ocasiones sobre el uso de ciertos compuestos aromáticos por sus posibles riesgos de cara a la salud.

Detrás del reclamo del sabor “premium” o “artesanal” suele esconderse una lista de aditivos que aportan poco o nada al valor nutricional del producto, aunque mantengan su atractivo comercial.

La OCU insiste en que las patatas fritas pueden formar parte de la alimentación, pero solo de manera ocasional. Su consumo debe realizarse con moderación y siempre tras revisar las etiquetas.

Elegir aquellas opciones con ingredientes naturales y sin aditivos innecesarios puede marcar la diferencia entre un capricho puntual y un hábito poco saludable.

La próxima vez que te encuentres frente al estante de los snacks, recuerda que tu elección también es una decisión de salud.