
Mi hijo tiene CBD ¿debo preocuparme?

Cada vez más familias se enfrentan a una pregunta que genera inquietud y desconcierto a partes iguales, esta es: “Mi hijo está consumiendo CBD, ¿debo preocuparme?”.
La preocupación es comprensible, sobre todo porque el término cannabis suele relacionarse habitualmente, de inmediato, con los efectos psicoactivos del THC, su compuesto más conocido.
Sin embargo, en el caso del cannabidiol (CBD) la realidad es totalmente diferente pues no es adictivo, no genera ni tiene efectos psicoactivos y su seguridad ha sido avalada por los máximos organismos internacionales.
Es fundamental dejar claro, desde el inicio, que el CBD es 100% seguro siempre que provenga de fuentes certificadas como es el caso del cbd shop de IberoHempy que garantiza un proceso totalmente transparente y responsable, dando a los consumidores y a las familias la tranquilidad que necesitan sobre el CBD.
Qué es realmente el CBD
El cannabidiol (CBD) es uno de los más de cien compuestos que se encuentran presentes en la planta de cannabis.
A diferencia del THC, no altera la percepción ni provoca “colocón” ni tampoco interfiere con las capacidades cognitivas.
De hecho, su uso se ha extendido como un buen complemento de bienestar en diferentes contextos que van desde el manejo del estrés hasta la conciliación del sueño.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que el cannabidiol no representa un riesgo que implique abuso o dependencia.
En sus conclusiones más recientes, del organismo internacional, este organismo sostiene que el CBD es bien tolerado y seguro incluso a dosis altas.
Para los padres, la diferencia esencial radica en que el CBD no se comporta como la marihuana recreativa. No genera adicción, no modifica la conducta de forma negativa y puede incluso aportar muchos beneficios en determinadas condiciones de salud.
¿Por qué los jóvenes muestran interés en el CBD?
El auge del CBD entre los más jóvenes, entre los adolescentes y adultos responde a diferentes factores como son:
Efecto de moda y redes sociales al tener influencia en TikTok o Instagram que lo presentan como un suplemento natural sin los efectos de THC.
A diferencia del cannabis tradicional, muchos lo ven como una alternativa inocua y con efectos positivos en la salud.
La proliferación de tiendas online ha facilitado su disponibilidad para los compradores del mismo.
Este interés no necesariamente es negativo, pero sí plantea que las familias se informen adecuadamente para no confundir CBD con THC y saber guiar a los hijos hacia un consumo responsable, basado en productos de calidad y no en adquisiciones dudosas.
Si un hijo está consumiendo CBD, lo primero es no entrar en una situación de pánico. El diálogo abierto, sin prejuicios, es la herramienta más efectiva para hablar con un joven.
Preguntar de dónde obtiene el producto, con qué fin lo usa y qué efectos nota, ello permite comprender mejor la situación.
Productos bajo estrictos controles de seguridad
Paralelamente es básico subrayar que no todos los productos son iguales. La calidad y la seguridad del CBD están en función directa de su origen.
Existen diferencias importantes donde tiendas especializadas como Iberohemp destacan por su responsabilidad y calidad:
Tiendas especializadas y certificadas, donde cada lote de productos se somete a pruebas de laboratorio, asegurando la ausencia de metales pesados, pesticidas o THC.
Mercados informales o webs sin control, donde el etiquetado puede ser muy engañoso y la pureza del CBD no está garantizada.
Por ello, decidirse por proveedores responsables como Iberohemp es fundamental y la mejor opción. Cada producto pasa por análisis rigurosos, lo que ofrece tranquilidad tanto a padres como a consumidores jóvenes.
Beneficios del CBD: lo que la ciencia ha encontrado
Aunque todavía se necesita más investigación clínica, la literatura científica ya ha indicado diferentes beneficios asociados al consumo de CBD como para tratar:
- Ansiedad y estrés pues ayuda a modular la respuesta nerviosa y promueve una sensación de calma.
- Contribuye a mejorar la calidad del sueño y del descanso en personas con insomnio.
- Dolor e inflamación pues tiene propiedades analgésicas y antiinflamatorias.
- Para la epilepsia ya que en algunos tipos de epilepsia infantil resistente a fármacos, el CBD ha demostrado mucha eficacia como tratamiento complementario.
Este abanico de usos hace que resulte muy positivo y también exige una responsabilidad en la compra y consumo. Los beneficios solo se obtienen cuando el producto es puro y certificado.
Uno de los mayores problemas en el mercado actual del CBD es la proliferación de productos que carecen de control sanitario.
Estudios han demostrado que en muchos casos las etiquetas no reflejan la realidad y pureza del mismo pues algunos contienen menos cannabidiol del declarado y otros, en cambio, más THC del permitido legalmente.
Aquí surge el verdadero riesgo para los jóvenes: no el CBD en sí mismo, sino la falta de regulación que tienen ciertos productos.
Comprar en sitios sin garantías es exponerse a contaminantes, adulteraciones o dosis que están mal calibradas, por ello la importancia de un sitio de calidad y especializado.
En este sentido, Iberohemp ofrece un modelo distinto ya que todos los productos pasan por estrictos controles de calidad en laboratorio.
Además se asegura el cumplimiento legal respecto a niveles de THC y el consumidor recibe un producto trazable, certificado y seguro.
Para los padres, esta diferencia es fundamental y llama a la calma por saber que lo que sus hijos consumen ha sido evaluado y aprobado bajo estándares rigurosos.
Lo que dice la OMS sobre la seguridad del CBD ha concluido que el cannabidiol es seguro y no genera adicción.
Con ello, las familias pueden respirar tranquilas ya que un hijo que consume CBD no necesariamente está en riesgo, siempre y cuando se cuide el origen del producto.
Es importante reiterar que el CBD no es una amenaza para la salud de los adolescentes, siempre y cuando se consuma de forma responsable y bajo productos certificados.
Más que prohibir o generar temor, la clave de todo ello está en acompañar, educar y garantizar la procedencia de lo que se consume.
Padres e hijos pueden abordar juntos este tema partiendo de la información y la confianza, conocedores que el cannabidiol no es sinónimo de droga ni de adicción.