
Ed Gein, el asesino en serie que se fabricó un cinturón con los pezones de sus víctimas
Ed Gein representa la cara más oscura de la mente humana como es la de un hombre se convirtió en la encarnación del horror

El cine y las plataformas digitales has rescatado del olvido la vida de un asesino en serie como fue Edward Theodore Gein, más conocido como Ed Gein. Quedó grabado en la historia criminal de Estados Unidos no tanto por el número de víctimas confirmadas, sino por la extrema macabra naturaleza de sus crímenes.
Su caso sacudió a la sociedad en los años cincuenta y, décadas después, sigue inspirando películas y estudios sobre la mente criminal.
Ed Gein nació un 27 de agosto de 1906 en el condado de La Crosse, Wisconsin (Estados Unidos). Su niñez estuvo marcada por un entorno familiar disfuncional. Su padre, George, era un hombre distante y bebía, era alcohólico.
Su madre, Augusta, imponía férreos principios religiosos, considerando a las mujeres que eran una fuente de pecado. Bajo esa educación rígida y aislada, tanto Ed como su hermano Henry crecieron con un fuerte represión y rechazo hacia la vida social.
La muerte de su padre obligó a los hermanos a trabajar a fin de poder sostener el hogar. Sin embargo, la relación con Augusta se volvió cada vez más absorbente, en especial tras la extraña muerte de Henry en un incendio.
Cuando su madre falleció en el año 1945, Ed quedó completamente solo. Su relación casi enfermiza con ella y el aislamiento en el que vivía parecen haber marcado el inicio de sus perturbadores comportamientos aunque pasaba, aparentemente, desapercibido.
Ed Gain y el hallazgo que horrorizó a Plainfield
El 17 de noviembre de 1957, la desaparición de Bernice Worden, dueña de una ferretería local, llevó a la policía hasta la granja de Gein en Plainfield. Lo que hallaron en el interior de la casa se convirtió en uno de los episodios más espeluznantes de la crónica policial estadounidense.
El cuerpo de Worden se encontraba colgado de los tobillos, decapitado y abierto en canal, como si se tratara de un animal de matanza.
Aunque lo más impactante fue el resto de objetos hallados en la casa como, por ejemplo, cráneos convertidos en tazones, lámparas y asientos confeccionados con piel humana, órganos almacenados en el refrigerador y un cinturón hecho de pezones. Esa escena parecía sacada de una pesadilla, pero era totalmente real.
Las investigaciones revelaron que Ed Gein solía desenterrar cadáveres de mujeres recientemente fallecidas a fin de obtener restos con los que fabricaba sus “trofeos”.
También confesó haber asesinado a Mary Hogan, una chica, una camarera desaparecida en el año 1954. Aunque se sospechó de su implicación en otros crímenes, solo estos dos asesinatos pudieron ser probados realmente.
Ed Gein admitió que iba al cementerio por las noches y profanaba las tumbas de mujeres recientemente fallecidas y robaba los cuerpos, las cargaba en su camioneta Ford de 1949 e iba a su casa donde curtía las pieles para hacer sus posesiones.
Nunca se pudo probar que cometiera canibalismo y negaría haber practicado necrofilia con las mujeres muertas, aduciendo que «olían muy mal».
Los expertos creen que la figura de su madre, Augusta, impidió cualquier influencia ajena a la suya sobre sus dos hijos provocando el trastorno mental.

Detención de Ed Gein.
Tras su arresto, Gein fue declarado mentalmente incompetente siendo trasladado al Instituto de Salud Mental de Mendota, lugar donde pasaría el resto de su vida. Allí se comportó como un paciente tranquilo, muy alejado del monstruo que había sido en su granja.
Ed Gein falleció en 1984, a los 77 años, a causa de insuficiencia respiratoria provocada por un cáncer. Su casa fue destruida en un incendio y su camioneta llegó a exhibirse en ferias como atracción bastante morbosa, reforzando la leyenda negra en torno a su figura. Lo que para algunos era un crimen horrendo e inimaginable, para otros se convirtió en un espectáculo.
La herencia cultural de Ed Gein, un monstruo real
Aunque los crímenes de Gein no lo convierten en un asesino serial en el sentido estricto de la palabra, su historia marcó un antes y un después en la cultura popular. Su perfil inspiró personajes icónicos del cine de terror tales como, por ejemplo, Norman Bates en Psicosis de Alfred Hitchcock, Leatherface en La matanza de Texas y Buffalo Bill en El silencio de los inocentes o Frank Zito en Maniac.
Todos ellos heredan algo de la macabra fascinación que tenía Ed Gein por la piel humana y el desmembramiento así como la fabricación de objetos y el fetichismo.
Ed Gein representa la cara más oscura de la mente humana como es la de un hombre aparentemente común, criado en un pequeño pueblo sin mayor trascendencia que se convirtió en la encarnación del horror.
Su historia sigue siendo estudiada no solo como un caso criminal, sino como un reflejo de cómo la soledad, el aislamiento, la represión y la obsesión pueden moldear el comportamiento de un individuo hasta transformarlo en un símbolo del terror.