Pirámide china de Xixia.
Tumbas Xixia.

El secreto de las pirámides Xixia chinas, las tumbas tangut que sobrevivieron a Gengis Kan

Las tumbas de Xixia, el enigmático legado del reino que desafió a los Song y cayó ante los mongoles

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A las puertas del desierto de Gobi, bajo la imponente silueta de las montañas Helan, emerge uno de los conjuntos funerarios más misteriosos de Asia como son las tumbas imperiales de la dinastía Tangut, también conocidas como los sepulcros de Xixia.

Durante siglos permanecieron ignoradas, ajenas a los grandes relatos de exploradores y arqueólogos.

No obstanter, hoy, tras décadas de investigación, se revelan como la última huella o rastro visible de un imperio casi borrado de la historia: el de la Gran Xia, fundado por el pueblo tangut, una civilización que floreció entre China, Mongolia y el Tíbet.

Los tangut, mencionados en las crónicas de la dinastía Tang (entre los años 618-906) bajo el nombre de Dangxiang, aprovecharon la inestabilidad política del siglo IX —tras la caída de los imperios tibetano y uigur— para afianzar su poder en la frontera norte de China.

En el año 1038, el caudillo Li Yuanhao proclamó la independencia de su pueblo y fundó el Estado de la Gran Xia (Da Xia), que es conocido en las fuentes chinas como Xixia o “Xia Occidental”.

Durante su reinado (1032–1048), Yuanhao no solo fortaleció el aparato militar y administrativo del nuevo Estado, pero también introdujo una escritura propia y estableció una identidad política independiente de los Tang, la dinastía que había dominado la región durante muchos siglos.

También ordenó la construcción de mausoleos para sus antepasados, sentando las bases del monumental complejo funerario que hoy es el sombro de los arqueólogos.

En su época de máximo esplendor, el imperio de Xixia abarcó territorios que hoy pertenecen a Gansu, Ningxia, Qinghai, Shanxi y parte de Mongolia Interior. Encajonado entre grandes potencias —la dinastía Song al sur, los Liao al noreste y las tribus nómadas del norte—, el reino Tangut desarrolló una cultura híbrida, donde se mezclaban influencias chinas, budistas e indígenas.

Las pirámides del norte, el cementerio real de los Tangut

A unos 40 kilómetros al oeste de Yinchuan, capital de Ningxia, se extiende un vasto paisaje lleno de túmulos que se elevan entre 25 y 30 metros sobre el suelo. Desde el aire, las tumbas tangut se parecen a pirámides truncadas, dispuestas a lo largo de un eje norte-sur de casi 10 kilómetros.

Aunque el conjunto fue fotografiado por primera vez en el año 1938 por el explorador Wulf-Diether Graf zu Castell, su verdadera naturaleza no se identificó hasta la década de 1970, cuando arqueólogos chinos determinaron que se trataba del sistema funerario imperial de los reyes de Xixia.

Las excavaciones posteriores confirmaron la existencia de al menos nueve tumbas reales, que se correspondían a casi todos los monarcas que reinaron el imperio entre los siglos XI y XIII.

Una leyenda recogida en el siglo XVI sugiere que el propio Yuanhao mandó erigir 360 montículos funerarios para confundir a los abundantes saqueadores, e incluso obligó a los constructores a suicidarse para mantener en secreto la ubicación de las verdaderas tumbas.

Aunque el mito no ha podido verificarse, la disposición dispersa de los túmulos ha protegido el conjunto durante siglos.

El fin del imperio Xixia llegó en el año 1227, cuando las tropas de Gengis Kan arrasaron su capital y aniquilaron a gran parte de su población. La ciudad de Khara-Khoto, también conocida como “la Ciudad del Agua Negra”, quedó totalmente ruinas y su recuerdo se perdió durante generaciones.

Ni siquiera los célebres exploradores de Asia Central —como pudieran ser Piotr Kozlov, Aurel Stein o Sergei D’Oldenburg— lograron hallar las tumbas imperiales.

Solo en el siglo XX, con el trabajo sistemático de arqueólogos chinos, se redescubrió la magnitud de este cementerio real.

Los estudios modernos han combinado excavaciones, fuentes históricas y análisis arquitectónicos, revelando una sorprendente síntesis y crisol cultural entre las tradiciones chinas, el budismo tibetano y las costumbres tangut.

Cada mausoleo tangut incluye un recinto amurallado, una estructura central que habría sostenido una especie de estupa y restos de templos y altares. Pese a la erosión del desierto, los muros de tierra apisonada recubiertos de ladrillo conservan todavía una elegancia sobria y una fuerza simbólica que evocan el poder perdido de la dinastía.

En 2025, el complejo funerario de Xixia fue finalmente incluido dentro de la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, tras años de esfuerzos por su preservación.

Se trata de un reconocimiento internacional no solo garantiza su conservación, sino que sitúa al imperio Tangut en el lugar que merece dentro de la historia universal.

A la sombra del Gobi, las tumbas de Xixia custodian los restos de una realeza olvidada así como nos narran la historia de un pueblo que, durante dos siglos, fue puente entre mundos y guardian de una civilización que el tiempo casi logra borrar.