La verdadera historia de Halloween, cómo un rito celta acabó conquistando el planeta
Así volvió Halloween a Europa, el viaje de una antigua tradición celta que nunca murió
La noche del 31 de octubre, conocida en todo el mundo como el Día de Halloween, tiene un origen que se remonta mucho más allá de las calabazas iluminadas y los disfraces de monstruos.
SI bien hoy se vive como una fiesta de diversión, miedo y dulces, sus raíces hunden sus raíces en las antiguas tradiciones celtas, en la conmemoración cristiana de Todos los Santos y en la expansión cultural impulsada por Estados Unidos.
De los druidas al “All Hallow’s Eve”
El término Halloween proviene de la expresión inglesa "All Hallow’s Eve", que es o significa “víspera de Todos los Santos”.
Su origen se relaciona con el Samhain, una celebración del pueblo celta que marcaba el final del año agrícola y el inicio del invierno. Era una fecha en la que los druidas, sacerdotes paganos, creían que los espíritus de los muertos regresaban a visitar a los vivos.
Para recibirlos, los hogares dejaban comida fuera de sus puertas, dando origen a la costumbre de ofrecer y pedir presentes, antepasado vinculado y directo del actual “truco o trato”.
Los celtas también creían en la figura de Samhain, el “señor de la muerte”, a quien invocaban a fin de poder consultar el destino, la salud o la prosperidad.
Cuando el cristianismo se expandió por Europa, estas tradiciones paganas no desaparecieron por completo. La Iglesia Católica puso la fiesta de Todos los Santos el 1 de noviembre, coincidiendo con el Samhain, para pisarla, lo que permitió que ambas costumbres se fusionaran.
El Halloween moderno tomó forma gracias a los inmigrantes irlandeses que llevaron sus costumbres a Estados Unidos en el siglo XIX tras la hambruna que les obligó a viajar a tierras americanas.
Allí, la festividad se transformó en una mezcla de ritual, diversión y negocio. Con el tiempo, se añadieron símbolos como la calabaza iluminada, inspirada en la leyenda de Jack O’Lantern, un hombre condenado a vagar por la eternidad con un farol hecho de nabo —que luego sería sustituido por la calabaza en América—.
Desde Estados Unidos, Halloween se difundió al resto del mundo gracias al cine, la televisión y la cultura popular con la inigualable "Halloween", de John Carpenter en 1978.
En países latinoamericanos y mediterráneos, la fiesta anglosajona convive con el Día de Todos los Santos y el Día de los Difuntos, fechas en las que predominan la oración, así como el recuerdo y la visita a los cementerios.
En España, por ejemplo, siguen siendo tradicionales los buñuelos de viento y los huesos de santo, que son los dulces típicos del 1 y 2 de noviembre.
Cultura, religión y negocio en Halloween
Con el paso de los años, Halloween ha dejado de ser una celebración espiritual para convertirse en un fenómeno comercial. Son muchas las tiendas, marcas y plataformas de entretenimiento aprovechan la fecha para lanzar productos, disfraces, dulces y películas de terror.
Hollywood ha sido clave en esta transformación, con producciones que van desde clásicos como Halloween hasta sagas de terror en las que se combinan miedo y humor.
La “cultura del terror” se ha convertido en un negocio global que mueve millones cada año. Las calles se llenan de personas con máscaras, calaveras y luces naranjas, mientras los niños recorren los barrios pidiendo caramelos con la frase “Trick or treat” ("Truco o trato").
Detrás del entretenimiento, muchos críticos indican que la fiesta refleja el poder de la globalización cultural, capaz de imponer costumbres extranjeras sobre tradiciones locales.
En contraste, la Fiesta de Todos los Santos mantiene su sentido bastantes más espiritual en muchos países. Instituida en el año 998 por San Odilón de Cluny, invita a que se recuerde a los difuntos y a reflexionar sobre la vida eterna.
Para el Papa Juan Pablo II, esta celebración representa la esperanza cristiana en la resurrección y la dignidad humana. Entre tanto Halloween exorciza el miedo a la muerte a través de la risa y el disfraz, el Día de Todos los Santos lo hace mediante la fe y la oración.
Hoy, las dos celebraciones conviven, reflejando la amplia diversidad y complejidad cultural del mundo actual. En una misma semana, la humanidad alterna entre el miedo y la esperanza, entre las calaveras de plástico y las flores en los cementerios.
Halloween es, en definitiva, un espejo donde se mezclan lo pagano, lo religioso y lo comercial.