
Nuevo estudio revela que un hemisferio de la Tierra se calienta más rápido que el otro
Nuevo estudio revela que un hemisferio de la Tierra se calienta más rápido que el otro

Un grupo de investigadores ha detectado un fenómeno que puede cambiar la forma en que entendemos el cambio climático: el planeta ya no distribuye su energía de forma equilibrada entre el norte y el sur.
Según un estudio publicado en la revista PNAS, el hemisferio norte absorbe más radiación que el sur y se calienta a mayor velocidad, rompiendo un balance energético que hasta hace poco parecía estable.
El hallazgo, basado en más de 40 años de observaciones satelitales, confirma que la asimetría en la radiación terrestre está emergiendo como un nuevo factor de preocupación.
La causa principal está en la pérdida de hielos en el Ártico, cambios en la cobertura nubosa y en la capacidad de las superficies para reflejar la luz solar.
Este proceso, lejos de ser un simple matiz, tiene el potencial de alterar la circulación atmosférica, los patrones de lluvias y la dinámica de fenómenos climáticos a escala global.
El estudio analizó el balance energético de la Tierra a través de satélites especializados en medir la radiación entrante y saliente. Estos datos permiten calcular cómo se reparte la energía solar que llega al planeta y cuánta de ella es devuelta al espacio.
En condiciones normales, los hemisferios deberían mantener una cierta simetría: ambos reflejan una parte de la radiación mediante nubes, hielo y superficies brillantes, mientras absorben otra por medio de océanos, bosques y suelos oscuros.
Sin embargo, los investigadores descubrieron que esa simetría se está rompiendo de forma acelerada.
El hemisferio norte muestra una tendencia creciente a absorber más energía solar de la que refleja, mientras que el sur permanece más estable. En palabras del equipo, esto marca una “emergente asimetría hemisférica” que redefine el concepto de balance energético global.
El papel del Ártico y la pérdida del efecto espejo
Uno de los factores más claros detrás de esta asimetría es el derretimiento del hielo ártico. El hielo funciona como un gran espejo natural: refleja hasta un 80% de la radiación solar. Pero a medida que desaparece, deja al descubierto superficies oscuras de océano y suelo, que absorben mucha más energía.
Este efecto, conocido como retroalimentación del albedo, genera un círculo vicioso: más calor derrite más hielo, y menos hielo significa más absorción de calor. Según los datos del estudio, este proceso es clave para entender por qué el hemisferio norte está acumulando más energía que el sur.
Nubes y océanos: un contraste entre hemisferios
Además del hielo, los patrones de nubes también juegan un papel esencial. El hemisferio sur, dominado por vastos océanos, mantiene una cobertura nubosa más densa que refleja parte de la radiación. En contraste, el norte, con más masas continentales y zonas urbanizadas, tiene menos capacidad de reflejar esa energía.
Los océanos del sur también actúan como un amortiguador climático: almacenan calor en sus capas profundas y lo liberan lentamente. Esto ayuda a que el hemisferio sur mantenga un equilibrio más estable, mientras que el norte experimenta fluctuaciones más intensas y rápidas.
El hecho de que un hemisferio se caliente más que el otro no es un detalle menor. Los investigadores advierten que esta asimetría energética puede tener impactos directos en la dinámica del clima.
Entre las consecuencias señaladas están:
- Alteraciones en la circulación atmosférica: el desequilibrio puede modificar corrientes como la jet stream (corriente en chorro), aumentando la frecuencia de bloqueos atmosféricos que generan olas de calor prolongadas o lluvias intensas.
- Impacto en los monzones: fenómenos como el monzón asiático dependen del contraste térmico entre océano y continente. Un norte más cálido puede alterar su intensidad y periodicidad, afectando a millones de personas.
- Aumento de extremos climáticos: un hemisferio que absorbe más energía puede intensificar fenómenos como sequías, incendios forestales y tormentas severas.
- Efectos agrícolas y sociales: dado que en el hemisferio norte vive la mayor parte de la población y se concentra gran parte de la producción agrícola mundial, la desigualdad térmica puede tener consecuencias directas en la seguridad alimentaria.
El hallazgo fue posible gracias a la recopilación de datos de satélites como CERES (Clouds and the Earth’s Radiant Energy System), que monitorean la radiación terrestre desde principios de los 2000, además de otros programas de observación iniciados en los años 80.
Estos registros permiten no solo confirmar que el planeta se calienta, sino entender cómo y dónde se acumula esa energía.
En este caso, la clave fue observar que el exceso de absorción está concentrado en el norte, lo que rompe el equilibrio hemisférico que había caracterizado al sistema climático durante siglos.
Los autores del estudio subrayan que este desequilibrio no significa que el hemisferio sur esté libre de problemas, sino que los cambios más acelerados se concentran en el norte. Esto tiene especial relevancia porque en esa mitad del planeta vive más del 85% de la población mundial, lo que multiplica el impacto potencial de los fenómenos climáticos extremos.
La investigación refuerza la idea de que el cambio climático no solo se mide en grados de temperatura, sino también en la forma en que se distribuye la energía. Si el norte sigue absorbiendo más radiación, es probable que la asimetría se intensifique, generando un efecto dominó sobre ecosistemas, economías y sociedades enteras.