
El gaditano Carlos Coello pierde a los puntos en su regreso tras la lesión: así fue su debut en el Rajadamnern World Series
“No estoy feliz con el resultado, pero sí con haber vuelto”, declaró Coello tras el combate en Bangkok

El regreso del gaditano Carlos Coello a Bangkok tenía algo de ajuste de cuentas con el tiempo. Un año sin competir, una lesión superada y un escenario que exige excelencia: el Estadio Rajadamnern, templo del Muay Thai, en el marco del Rajadamnern World Series (RWS).
Enfrente, el japonés Kaito Fukuda, ex campeón de Tailandia y del mundo, con rodaje reciente y un estilo compacto, agresivo, de esos que obligan a decidir rápido en el intercambio. La pelea, formato 3x3, fue vertiginosa; el veredicto, decisión de los jueces para Fukuda; el mensaje, inequívoco: Coello está de vuelta para competir al máximo nivel.
La velada incluyó el duelo entre Coello y Fukuda como parte del evento principal, con un Rajadamnern a pleno y ese murmullo eléctrico que solo se escucha cuando combaten nombres con historia. Los primeros compases marcaron el patrón: distancia corta, lectura rápida y alternancia de iniciativa. Coello quiso cerrar cada serie con recursos de codo o combinaciones de puño-codo para puntuar con claridad; Fukuda respondió con presión sostenida y oficio.
En el segundo asalto, Coello describiría luego una sensación de “pesadez”, como si el cuerpo estuviera “anclado al suelo”. La inactividad competitiva —ese año sin pelear— se hizo notar por momentos; aun así, el español persistió en su plan y encontró su mejor arma: el codo.
Dos acciones quirúrgicas abrieron cortes visibles en el rostro del japonés, uno en el párpado y otro bajo el ojo. Fue el tramo más favorable del gaditano, con el público encendido y la esquina pidiendo continuidad. La pelea siguió y, pese a esos daños, la terna arbitral otorgó la victoria por puntos a Fukuda.
Lo que dijo Coello (y lo que deja)
Al terminar, Coello ofreció un testimonio honesto y potente. Admitió que el combate “no fue fácil”, que en el segundo asalto se sintió “pesado” y que tal vez influyeron la falta de ritmo y la presión del rival. “Cuando las piernas no daban, tiré de corazón. Busqué terminar con el codo y lo dejé con dos cortes grandes, pero no fue suficiente y perdí por decisión”.
“No estoy feliz con el resultado porque sé que puedo hacerlo mucho mejor. Sí lo estoy por haber vuelto y por haberme demostrado que merezco estar ahí”, comentó Coello en sus redes sociales. La imagen final, ambos arrodillados uno frente al otro, subraya el código del Muay Thai: respeto antes y después de todo.
En la esquina estuvo el equipo del 7 Muay Thai Gym, con Mathias Gallo Cassarino al frente, compañero de ruta desde hace más de once años. La preparación de Coello había focalizado el cambio de cinemática y tiempos que impone el 3x3: mayor densidad de acciones por minuto, menos margen para la elaboración y más valor para el golpe que rompe la lectura del juez. Que el español encontrara el codo —y con él, daño efectivo— es una señal táctica positiva para futuras citas en RWS, más aún si retoma continuidad competitiva.
La derrota no diluye las conclusiones: Coello demostró adaptabilidad al nuevo formato, capacidad de generar cortes y temple para competir ante un rival muy rodado y favorito del evento. La organización RWS continúa consolidándose como escaparate global; en ese contexto, un Coello sano, con ritmo y afinado al 3x3 puede escalar rápido. La propia noche dejó esa sensación entre los suyos: “listo para seguir compitiendo al máximo nivel” y con “oportunidades en el RWS” en el horizonte.