
Las ruinas que supuestamente probarían que la Atlántida estaba en Cádiz
¿Un templo bajo las aguas de Cádiz? El hallazgo que reabre el debate sobre la Atlántida

Un nuevo hallazgo frente a las costas de Cádiz ha encendido el debate en torno a uno de los grandes mitos de la humanidad: la existencia -o no- de la Atlántida. El arqueólogo estadounidense Michael Donnellan asegura haber localizado, frente a las costas de Cádiz, estructuras sumergidas que vendrían a coincidir, según él, con las descripciones que Platón hizo de la ciudad perdida.
El anuncio se realizó en el marco del Cosmic Summit 2025, que se ha celebrado en Carolina del Norte, y potenciado con la presentación del documental Atlantica: The Discovery, disponible en plataformas digitales y que se presentara en noviembre de 2023 en el South International Series Fest de Cádiz.
El equipo de Donnellan, equipado con tecnología sonar y escaneos LiDAR, habría identificado una serie de anillos concéntricos -que podría cuadrar con las descripciones de la Atlántida- y serían muros de hasta seis metros de altura y bloques apilados en el fondo marino.
Todo ello en una zona próxima a la bahía gaditana y al Parque Nacional de Doñana. La configuración de estas estructuras vendría a recordar lo narrado en los diálogos Timeo y Critias, donde Platón relata cómo la Atlántida desapareció “en una sola noche de terremotos e inundaciones” aunque también es cierto que se dice, en los análisis realizados de esos texto, que podría ser la idealización de la sociedad de la época y no un lugar físico real.
Las imágenes difundidas muestran formaciones rocosas con ángulos de 90 grados, posibles muros colapsados así como fragmentos pétreos que evocan construcciones humanas.
Una mirada racional al supuesto descubrimiento de la Atlántida frente a Cádiz
Pero, como ocurre con todo hallazgo a priori extraordinario, también se imponen las preguntas. Preguntas tales como: ¿Qué estamos viendo realmente? ¿Son estas evidencias de una civilización perdida o estamos ante formaciones naturales magnificadas de forma entusiasta?
Cabe recordar que Donnellan también realizó afirmaciones sobre la Atlántida en la localidad gaditana de Chipiona y resultaron ser los corralitos de pesca en este punto que son muy conocidos y que poca o ninguna relación tiene con la mítica ciudad perdida.
Aunque la tesis de Donnellan no es nueva, y hay que señalar que otros investigadores como el geólogo Juan Antonio Morales o el divulgador Claudio Lozano también han realizado estudios sobre ello y desmentido algunas informaciones de construcciones señalando a la acción geológica natural. Pero el documental sí ha despertado un renovado interés debido a la espectacular presentación, si bien necesita algo más que ello.
Juan Antonio Morales, doctor en Ciencias Geológicas por la Universidad de Sevilla y catedrático de Estratigrafía en la Universidad de Huelva, lleva años estudiando los suelos de Doñana y según sus investigaciones “no existe ningún tipo de evidencia de acción humana en esta zona, sino formaciones geológicas que son similares a las directrices tectónicas que existen en la costa de Tarifa, a la altura de Punta Paloma o de Bolonia”.
En otras informaciones una opción a las mismas la ofrece , que ya rastreó esta misma zona en el año 2010, indicando que “esta formación rocosa podría ser fácilmente confundida con pavimentos, muros y escaleras de factura antrópica”. Poniéndose de ejemplo él mismo cuando bajó a bucear para documentar la zona y las vio.
Una vez analizaron lo que había abajo dedujeron que nada que ver con la Atlántida más allá de las columnas de Hércules, al respecto dijo que “se pueden ver rasgos almohadillados que recuerdan a la disposición del adoquinado de un muro, pero no es posible porque constructivamente no se construye así, nadie pone un ladrillo encima de otro, para que resista se colocan a la mitad”.
“Pero al construir un muro la junta entre bloques es perpendicular al mismo, los contactos entre bloques van rotando como rota el muro, y ahí no hay fractura, siempre está en la misma orientación, porque se trata de una fractura tectónica. Y son pliegues como los que hay en Punta Paloma y el Campo de Gibraltar, se han formado igual que lo hizo la Cordillera Bética” concluía sobre las mismas.
En la zona hay estructuras “que parecen tener la forma de escaleras o pavimentos, pero se trata de muros lineales caídos que han sufrido vuelcos”. Destaca que hay tres fases sedimentarias diferentes a lo largo de la historia geológica en la zona que, a su vez, se encuentran separadas por discordancias angulares, esto es “que se han producido movimientos tectónicos y los sedimentos más antiguos se deformaron produciéndose pliegues” acordes a dicha Cordillera Bética.
Cautela con el descubrimiento, que no es nuevo
No obstante, la comunidad científica pide cautela pues, a priori, y sin más estudios que lo demuestren ,las formaciones mostradas por Donnellan podrían sugerir actividad humana, aunque lo más posible es que se deban a fenómenos geológicos naturales o, en caso extremo, incluso a restos de otras civilizaciones más conocidas, como la fenicia.
Cádiz, como enclave histórico, ha sido testigo de muchas culturas, del paso de tartesios, fenicios, romanos y árabes, todos ellos teniendo una gran e intensa actividad portuaria y religiosa. De hecho, los templos dedicados a dioses marinos, tales como Melkart (fenicio) o el propio Poseidón (griego), no son infrecuentes en esta región.
La posibilidad de que las imágenes correspondan a una infraestructura fenicia o incluso a efectos naturales originados por siglos de erosión, movimientos tectónicos y mareas, no puede descartarse.
Bien es cierto que la formación de líneas rectas en el lecho marino, por ejemplo, puede obedecer a fracturas geológicas así como a la acumulación de sedimentos arrastrados por corrientes costeras. “No todo lo que parece artificial lo es”, indican expertos en geomorfología marina.
¿Se trata entonces de los restos de una civilización olvidada o es una interpretación desacertada alimentada por el mito? Lo que este descubrimiento supuestamente revela es, sobre todo, nuestra continua fascinación por todo aquello legendario que yace oculto bajo las aguas, tal vez de un pasado que quizás nunca existió o, tal vez, que aún no sabemos cómo interpretar.