Uno de los repartos de comida a las personas sin hogar en la calle María Arteaga de Cádiz
Uno de los repartos de comida a las personas sin hogar en la calle María Arteaga de Cádiz. Foto: José Luis Porquicho Prada.

Papas con pollo guisado: nuevo plato de la olla vecinal que sigue alimentando a las personas sin hogar en Cádiz

Una semana después del inicio de la iniciativa, vecinos de la calle María Arteaga continúan cada mediodía repartiendo comidas caseras a una veintena de personas sin hogar

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El aroma de una olla de pollo guisado con patatas se mezcla con el bullicio y otros olores de la calle María Arteaga, frente al comedor social. Son las doce del mediodía y varias personas sin hogar esperan su turno para recibir un par de bocadillos que dan estos días de verano.

Al otro lado, un puñado de vecinos reparte con cariño la comida que han cocinado en casa. Lo hacen cada día desde hace una semana, porque los comedores sociales no tienen personal estos días de agosto y solo ofrecen dos bocadillos, un yogur y agua.

Hoy el menú ha sido pollo guisado con patatas. La olla humea sobre la montura de un carrito de la compra. Cuatro o cinco vecinos se han repartido las tareas: unas personas han puesto dinero, otras han cocinado y otras se encargan del reparto.

Empiezan a mediodía y se quedan hasta alrededor de las 13:30. En el rato que hemos estado, han comido cinco personas; a lo largo del día pasan en torno a una veintena, aunque pueden ser más depende de la jornada, prácticamente todas las que acuden al comedor de María Arteaga cuando está abierto.

Esta es ya la segunda entrega de una historia que no se detiene. La semana pasada, los vecinos prepararon gazpacho, arroz con verduras, ensalada de pasta y papas aliñás. Platos sencillos y reconocibles que han devuelto algo de fuerza a quienes más lo necesitan. La idea, explican, es continuar mientras dure el cierre de los comedores sociales.

Por qué esta olla de solidaridad

Según el Movimiento Nadie Sin Hogar, el cierre por vacaciones de los comedores sociales en agosto se ha sustituido por bolsas con dos bocadillos, un yogur y una botella de agua. La organización sostiene que esa dieta es insuficiente para mantener un estado de salud adecuado y recuerda que muchas personas afectadas tienen problemas de dentadura que dificultan masticar pan de barra, por lo que platos como el gazpacho o las ensaladas resultan más accesibles y nutritivos.

El Movimiento Nadie Sin Hogar, a través de su portavoz Miki Carrera, insiste en que no es de recibo que en verano se deje a las personas sin hogar con bocadillos por falta de personal en los comedores. La entidad recalca que el Ayuntamiento debe velar por el cumplimiento de un servicio que le compete: garantizar que las personas sin hogar comen a diario. Además, recuerdan que han trasladado el caso al Defensor del Pueblo Andaluz y que esperan que el alcalde se pronuncie y tome cartas en el asunto para normalizar la situación.

“Para nosotros lo importante aquí es que el Ayuntamiento se haga cargo de sus responsabilidades y que el alcalde vuelva a sus vacaciones o salga del chimiquito y dé una respuesta", señala Mike Carrera del Movimiento Nadie sin Hogar. "Queremos que el alcalde responda sobre esto, que le preguntéis, pero bueno, que dé una respuesta distinta a la que está dando, que es lavarse las manos. Esto no puede ser. Que diga qué va a hacer para que esto no siga sucediendo”, añade

Tanto desde Nadie sin Hogar como desde la asociación Despertares su presidente, Carlos Grimaldi, señalan que, si el Ayuntamiento financia un servicio, debe asegurarse de que se presta en condiciones y no desentenderse de su responsabilidad última.

Por ello, el caso lo ha llevado Nadie Sin Hogar ante el Defensor del Pueblo Andaluz, donde han tramitado una queja. La organización sostiene que sustituir los menús por bocadillos en pleno verano es un incumplimiento del derecho básico a la alimentación. Recuerdan que ya habían advertido al Ayuntamiento de este problema durante la elaboración del II Plan de Inclusión Social en mayo, pero la respuesta fue que el servicio estaba externalizado y no pensaban exigir mejoras. Para el Movimiento, que se conozca el problema, existan recursos y aun así no se corrija, solo puede calificarse como “crueldad institucional”.

El Consistorio ha venido manteniendo que el servicio de comidas recae en entidades sociales y que no se les exigirá un mayor esfuerzo. Las organizaciones y la red vecinal responden que la externalización no exime de la obligación de garantizar un derecho básico como la alimentación.

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