
Un debut perfecto y dos chispazos le dan al Cádiz CF la victoria ante un Albacete que fue superior
El georgiano Tabatadze decide en el 91’ y mantiene invicto al Cádiz CF, que se coloca quinto a la espera de Eibar y Deportivo

Y otra cosa más que tiene este Cádiz CF que la pasada campaña no tenía. Esa cuota de suerte o de fortuna en los momentos clave que te hacen ganar partidos cuando no mereces la victoria. El Albacete Balompié ha sido mejor 80 u 85 minutos del partido y se ha ido con una derrota gracias a dos goles cadista en los añadidos de cada periodo.
El georgiano Tabatadze ha tenido el debut soñado para darle la victoria a los cadistas pasado el 90, después de una segunda parte de resistencia. Ocampo había adelantado a los de Garitano con un golazo antes del descanso, también pasado el tiempo reglamentado. Dos chispazos que no deben ocultar que el Cádiz CF ha sido inferior al rival casi todo el choque.
El Nuevo Mirandilla ha vivido una de esas tardes que explican por qué el fútbol es tan resultadista. El Albacete mandó largo rato, ganó casi todos los rechaces y obligó al Cádiz a sobrevivir con oficio; pero el partido fue paro los amarillos con dos chispazos y un punto de fortuna.
Primero, en el añadido de la primera parte, con un golazo de Brian Ocampo que no reflejaba en el marcado lo que se había visto; después, en el minuto 91, con el estreno perfecto de Iuri Tabatadze, presentado el jueves y héroe el domingo al aprovechar un error grosero de la zaga visitante. Siete de nueve puntos posibles y racha intacta para un equipo que, de momento, vive arriba: quinto clasificado a falta de lo que ocurra este lunes con Eibar y Deportivo.
Gaizka Garitano sorprendió algo de salida al darle la oportunidad a Ocampo en el once y mantener a De la Rosa, sacrificando a Ortuño respecto a Butarque. El dibujo, más cercano al del estreno ante el Mirandés, se completaba con Suso entre líneas (pero siempre cayendo a banda derecha) y García Pascual como referencia, y Diarra-Diakité equilibrando en el mediocentro. Pero el partido nació con color visitante.

El Albacete arrancó más enchufado: intensidad, centros constantes y segundas jugadas ganadas. Moussa Diakité, Diarra y Kovacevic sostuvieron a un Cádiz impreciso al que le costaba hilar tres pases. En una de esas, Iker Recio midió mal un centro lateral y la jugada acabó en gol… que no subió al marcador.
El árbitro no vio en directo el control con la mano del atacante, pero el VAR sí lo corrigió. Otro error propio que no penaliza, como ya ocurriera en la jornada 1 con el despeje de Víctor Aznar (fue falta y no gol) o en Leganés, donde el meta enmendó con la cara alguna de las que hizo antes y que pudieron ser el 2-1.
Con el reloj superando el primer cuarto de hora, García Pascual empezó a dar oxígeno bajando de espaldas y descargando a banda; Suso fue apareciendo y la conexión con De la Rosa ganó metros. Aun así, el Albacete volvió a apretar antes del descanso. Y entonces, el añadido cambió el aire: robo potente de Pascual, conducción de Suso, pausa y pase atrás para Ocampo. El uruguayo no se sabe si detuvo el tiempo, no tenía claro qué hacer o se atrevía.
Finalmente, miró, y con el exterior de la diestra colgó la pelota en la escuadra de Mariño. Golazo para el 1-0 y para irse al descanso con ventaja en un partido que había sido, hasta entonces, más manchego que gaditano.
La reanudación trajo ajuste táctico. Garitano metió a Caicedo en el lateral derecho y adelantó a Iza para doblar la banda diestra: un 1-4-4-2 funcional que por momentos se dibujó como línea de cinco por la altura de los laterales, con Diarra anclado de pivote. La idea: cerrar el carril por el que el Albacete había hecho daño. Tras un arranque de asedio visitante, el Cádiz logro ganar algo de aire.

El efecto duró poco. El Albacete volvió a meter ritmo y encontró el 1-1 en el 63: centro desde la izquierda y remate por encima de Recio, que no tuvo su tarde. El dominio visitante continuó, aunque con menos remates. Garitano movió la delantera con Roger para emparejar 4-4-2 puro y, con García Pascual tocado, abrió la puerta al debut de Tabatadze.
El tramo final fue más corazón que pizarra. El Albacete siguió empujando y llevando los nervios (y los pitos) a la grada. Hasta que el reloj pisó el minuto 91 y el partido se decidió en una jugada de área pequeña: mal despeje de la defensa manchega, Tabatadze cazó el regalo y definió con una calma impropia del recién llegado. 2-1, delirio y estreno soñado.
El Cádiz no supo dormir el 2-1 cuando tuvo la pelota para estirar —le faltó pausa para fabricar el 3-1— y el Albacete tuvo un par de ellas a balón parado (incluidas las dos últimas de falta y de saque de esquina). Justo antes del final, expulsión para el técnico visitante y roja a Higinio. La últimas falta laterale y el córner que Aznar paró desataron la locura.

Las cifras subrayan la sensación de “partido doble”: el Albacete remató el doble (12 a 6), fue más preciso en el pase (81% por 78%) y ganó metros en muchos tramos; el Cádiz, en cambio, necesitó muy poco para mucho: tres tiros a puerta, dos goles, siete córners por cuatro y una efectividad del 66,7% frente al 10% visitante. El 52%-48% de posesión dibuja equilibrio, pero la película habló de supervivencia amarilla y estocadas en los añadidos.
Queda la lectura de fondo: este Cádiz ha incorporado algo que echó en falta el curso pasado. Sus errores —hoy Recio, antes Aznar— no le están costando puntos; sus aciertos, sí los suman. Ocampo y Tabatadze firmaron los titulares, pero también sostuvieron Diakité, Kovacevic, Diarrá y un trabajo coral de resistencia.
Siete puntos en tres jornadas, invicto y con margen evidente de mejora con balón. La clasificación, de momento, lo premia: quinto, a la espera de Eibar y Deportivo.