Tres niños en un comedor escolar, le dan platos con el menú.
Niño comiendo en un comedor escolar.

La advertencia sobre los menús escolares que preocupa a las familias

La Asociación Española de Consumidores reclama menús escolares equilibrados y más coordinación con las familias

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El arranque del curso vuelve a poner en el "ojo del huracán" el comedor escolar, un espacio que, más allá de garantizar la cobertura nutricional diaria, actúa como aula complementaria en la que los alumnos interiorizan hábitos que condicionarán su salud futura.

Con esa premisa, la Asociación Española de Consumidores ha pedido a los centros educativos que extremen la vigilancia y el cuidado de la alimentación que ofrecen en sus comedores e integren la educación nutricional como un centro estable del proyecto pedagógico.

La organización recuerda que aprender a comer es aprender a vivir puesto que los menús de hoy influyen en el bienestar de mañana.

De esta forma se realiza un llamamiento que propone que la elaboración de los menús semanales se apoye en la pirámide nutricional adaptada a la infancia y en los principios de la dieta mediterránea, que está muy reconocida por su equilibrio y variedad.

Entre otras pautas, sugiere priorizar alimentos tales como legumbres, pescados, frutas y verduras, y diversificar las preparaciones para facilitar la aceptación entre los más pequeños.

El objetivo, señala la entidad, es cumplir con una saludable ración diaria y formar el paladar, ampliar el repertorio de sabores y normalizar la presencia de platos saludables.

Para ello, propone fomentar la variedad semanal, usar técnicas sencillas y presentaciones atractivas, así como el poder ofrecer alternativas para intolerancias sin desvirtuar el menú. Con menús bien diseñados, el comedor puede convertirse en una herramienta de equidad así como de salud pública.

La Asociación Española de Consumidores ha insistido que además en que la responsabilidad de una alimentación adecuada no termina cuando el niño o la niña sale del colegio, debe prolongarse al hogar necesariamente.

Pide a los centros que faciliten pautas y recomendaciones para las cenas en sus respectivas casas así como para los fines de semana y los días festivos, de manera que las familias complementen el trabajo realizado en la escuela.

Esa coherencia es una parte fundamental para prevenir problemas de salud asociados a malos hábitos y consolidar rutinas saludables desde la infancia.

En la práctica, esto se traduce en menús que roten las fuentes de proteína como bien pudieran ser el pescado varias veces a la semana, legumbres en platos atractivos, carnes magras y huevos, todo ello con guarniciones de verduras en cada servicio, fruta fresca diaria como postre habitual y agua como bebida preferente.

También ayuda ofrecer pan general, limitar frituras y salsas, los fritos y precocinados, y adaptar las raciones a la edad. La formación del personal monitor y de cocina en criterios fundamental de nutrición infantil y en estrategias para presentar los alimentos de forma atractiva sin recurrir al exceso de sal o azúcar.

La entidad recuerda que en cursos anteriores ha recibido quejas de padres y madres sobre la dudosa calidad y el equilibrio de los menús.

Con el fin de canalizar esas inquietudes, mantiene abierto un correo de contacto como es consultas@consumoenpositivo.es al que las familias pueden dirigir dudas, propuestas o reclamaciones.

Igualmente se anima a consejos escolares y empresas de catering a abrir espacios de diálogo periódico para evaluar menús, compartir informes y poder recoger mejoras, con transparencia y participación.

El comedor, finaliza la organización, es una oportunidad para enseñar ciudadanía desde el plato con el fin de respetar tiempos, reducir desperdicio, conocer el origen de los alimentos y valorar el trabajo de quienes los preparan.

Un programa coherente y participativo, en el que una escuela, comedor y hogar, puede marcar la diferencia entre comer por comer, por inercia o elegir con buen criterio.

La petición se resume en una idea que se básica y muy sencilla: convertir cada menú en una lección práctica de salud, sostenibilidad y cultura alimentaria, al servicio del bienestar de la infancia. Se trata de una meta compartida que exige constancia y colaboración efectiva.