
Lo que no te habían contado sobre el fin del cambio de hora, efectos en la luz, el sueño y la economía
El cambio que transformará tus rutinas, cuánto perderías o ganarías si se elimina el cambio de hora

El Gobierno de España ha confirmado su intención de proponer a la Unión Europea la eliminación con carácter definitivo del cambio de hora a partir del año 2026, una medida que, aunque busca mejorar la salud y la eficiencia, podría tener implicaciones directas en la economía doméstica, el consumo energético y la productividad laboral.
El debate, que lleva años abierto, vuelve a poner sobre la mesa una pregunta fundamental como es: ¿realmente seguimos ahorrando energía con el cambio de hora?
Según datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), el ahorro energético derivado del ajuste horario ya es casi simbólico con apenas un 0,1% del consumo anual.
Se trata de una cifra mínima si se compara con los más de 250.000 gigavatios hora (GWh) que España consume cada año. En cambio, los efectos negativos en la salud, el rendimiento y la economía con bastante más significativos.
Un coste oculto para empresas y trabajadores
El ajuste horario no solo altera los relojes ya que igualmente desajusta los ritmos circadianos, el sistema biológico que regula el sueño y la actividad.
Este cambio provoca una reducción temporal del rendimiento laboral que, en función del informe de la London School of Economics y la European Time Use Initiative, puede situarse entre un 2% y un 4% durante las dos semanas después al cambio.
Esa caída de productividad representa un coste medio que bascula entre 700 y 800 euros por empleado al año en la Unión Europea.
Si se extrapola a la población activa española, el impacto podría superar los 6.500 millones de euros anuales, que es el equivalente al 0,5% del PIB, según cálculos de la Barcelona Time Use Initiative.
El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, advirtió que este impacto es mayor en España, donde las jornadas laborales son más extensas y los horarios de entrada y salida se retrasan con respecto a la media europea.
También los trabajadores españoles duermen una media de 7 horas y 6 minutos diarios, frente a las 8 horas recomendadas por la OMS, lo que agrava mucho la fatiga y reduce la eficiencia.
Consecuencias en la factura eléctrica y el consumo doméstico
El fin del cambio de hora también repercutirá en la factura de la luz ya que con la generalización de bombillas LED y electrodomésticos eficientes, la iluminación representa solo un ínfimo 5% del consumo energético doméstico, mientras que la climatización (calefacción y aire acondicionado) supera el 40%.
Un estudio de la Comisión Europea de Energía (2022) señala que, en países del sur (cálidos) como España o Italia, el cambio horario puede incluso aumentar el uso del aire acondicionado hasta un 3% en verano, al desplazar la actividad a horas más calurosas.
Estos picos de consumo repercuten bastante en el precio final de la energía y en la estabilidad de la red eléctrica.
Mantener un horario fijo alineado con la luz solar permitiría suavizar todas estas variaciones, facilitando la planificación energética y reduciendo la presión sobre la demanda.
El IDAE estima que la diferencia entre conservar el horario de verano o el de invierno apenas supondría un ahorro menor al 0,2% del consumo total, unos 150 GWh, una cantidad que es marginal frente a los beneficios de la estabilidad horaria.
Más productividad y bienestar: un impulso al PIB
El cambio, más allá de lo doméstico, podría tener efectos positivos a nivel macroeconómico, de esta forma la Barcelona Time Use Initiative calcula que adaptar los horarios laborales y escolares al ciclo natural de luz podría aumentar mucho la productividad.
Ese aumento de productividad está estimada en un 12% y reducir el absentismo, lo que se traduciría en una subida del PIB de hasta medio punto porcentual cada año.
El Banco de España también ha advertido en varios informes de la necesidad de reformar los horarios a fin de poder mejorar la competitividad nacional.
Un sistema más racional y estable favorecería la conciliación familiar, la calidad del descanso y reduciría todos los problemas de salud asociados a la falta de sueño, que en la actualidad cuestan al sistema sanitario unos 2.000 millones de euros anuales, según el Ministerio de Sanidad.
La eliminación del cambio de hora podría marcar un antes y un después dentro de la economía española, mejorando el bienestar de los ciudadanos y favoreciendo una gestión más eficiente del tiempo y la energía.
Pese al impacto sobre las facturas sea limitado, los beneficios para la salud y la productividad podrían compensar mucho la pérdida de ese pequeño ahorro energético.