
Los alimentos que más cuidado requieren en verano para evitar la salmonelosis
En verano, cuando los encuentros en terrazas, barbacoas y comidas al aire libre son más frecuentes, prevenir la salmonelosis es una cuestión directamente dependiente del usuario

Con la llegada del verano y el aumento significativo de las temperaturas, las intoxicaciones alimentarias se convierten en peligro más que presente en nuestro día a día. Entre ellas, la salmonelosis ocupa un lugar destacado, sobre todo en España, donde los meses más cálidos vienen a coincidir con un incremento de los casos.
La bacteria Salmonella, causante de esta enfermedad, está presente debido al calor el ambiente perfecto para multiplicarse rápidamente, lo que obliga a extremar las precauciones en la manipulación así como en la conservación de ciertos alimentos.
Huevos y mayonesas caseras: el clásico peligro estival
Los huevos son uno de los productos que están más relacionado con la salmonelosis. No es el huevo en sí el que está contaminado en este caso es su cáscara, que puede portar la bacteria.
El problema surge cuando se manipulan sin lavar las manos después, o cuando se elaboran diferentes recetas como salsas, mayonesas caseras, aliolis o cremas que no pasan por cocción.
En verano, la recomendación es muy clara ya que si se prepara mayonesa en casa, tiene que consumirse inmediatamente o mantenerse en refrigeración constante, y nunca superar las 24 horas.
La carne de ave, sobre todo el pollo, es otro foco habitual de salmonella. Las parrilladas y barbacoas típicas de la época de verano pueden ser una trampa si no se cocina la carne completamente.
Además, la contaminación cruzada es un riesgo pues al utilizar la misma tabla de cortar o cuchillo para manipular carne que está cruda y después verduras frescas puede ser suficiente para ser vehículo transmisor de la bacteria.
Aunque la salmonella se asocia más a productos terrestres también el marisco y pescados pueden ser portadores, sobre todo si han estado expuestos a aguas contaminadas o han sido conservados inadecuadamente en frío.
Preparaciones como los boquerones en vinagre, si no se han congelado antes, pueden ser portadores de otros patógenos, pero también pueden verse afectados por bacterias intestinales si la cadena de frío se rompe.
Lácteos no pasteurizados y Salmonella
En algunos mercados y zonas rurales es habitual encontrar quesos o leches que no están pasteurizados. Aunque pueden tener un sabor más intenso, lo cierto es que representan un riesgo significativo de intoxicación, no solo por salmonella, sino por otros microorganismos que son igualmente peligrosos tales como Listeria monocytogenes. En verano, este riesgo aumenta por lo que supone el transporte y la exposición al calor.
Las frutas y verduras pueden contaminarse si se riegan con aguas contaminadas así como si entran en contacto con utensilios sucios. Las ensaladas preparadas con antelación y mantenidas a temperatura ambiente durante horas suelen ser un foco habitual de brotes.
El lavado exhaustivo bajo agua corriente y, en algunos casos, la desinfección con diferentes tipo de soluciones aptas para alimentos, son medidas muy sencillas pero efectivas.
Consejos clave para prevenir la salmonelosis en verano
Consejos básicos para evitar la salmonelosis en verano y en otras épocas del año son:
Mantener la cadena de frío no dejando a los alimentos perecederos fuera del frigorífico más de dos horas (una hora si la temperatura supera los 32 °C).
Evitar la contaminación cruzada cuando se utilizan utensilios y tablas diferentes para alimentos crudos y cocinados.
Cocinar completamente carnes y huevos, deben alcanzar temperaturas internas seguras que destruyan la bacteria.
Higiene de manos y superficies, pues siempre hay que lavarse siempre las manos con agua y jabón antes y después de manipular alimentos.
Consumir pronto las elaboraciones caseras, fundamentalmente todo salsas, cremas y platos que incluyan huevo crudo.
La salmonelosis provoca síntomas como diarrea, fiebre, dolor abdominal, náuseas y vómitos, que en la mayoría de los casos suelen remitir en pocos días. Sin embargo, en niños pequeños, personas mayores o inmunodeprimidas, puede derivar en complicaciones que pueden ser graves e incluso requerir hospitalización.
La buena noticia es que la mayoría de los casos son evitables si se tienen unas convenientes pautas básicas de higiene y manipulación de los alimentos.
En verano, cuando los encuentros en terrazas, barbacoas y comidas al aire libre son más frecuentes, prevenir la salmonelosis es una cuestión importante y directamente dependiente del usuario. Basta con conocer los alimentos de mayor riesgo, manipularlos correctamente así como mantenerlos siempre a temperaturas seguras para disfrutar de la gastronomía estival sin sustos.