Una mujer y un hombre, sentados en una sillas amarillas y naranjas, tomando el sol a la orilla de la playa.
A la hora de tomar el sol hay que tener cuidado con la FPS que se usa.

Qué factor de protección solar necesitas según tu tipo de piel

El sistema actual de medición de FPS —establecido por la FDA de Estados Unidos— está centrado principalmente en los rayos UVB

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Con el verano, la exposición al sol se intensifica y, con ella, también los muchos riesgos que conlleva para nuestra salud cutánea. Uno de los principales aliados para prevenir daños solares es el protector solar estando en función de su Factor de Protección Solar (FPS), una medida fundamental que a menudo no entendemos del todo.

El FPS es también conocido como índice de protección solar (IPS), y lo que nos indica es la fracción de rayos ultravioleta (UV) que alcanzan nuestra piel cuando está protegida.

A modo de ejemplo se puede decir que un FPS 15 significa que solo una quinceava parte de los rayos solares llega a la piel, esto lo que dice es que una persona que se quemaría en 10 minutos sin protección, resistiría más tiempo -hasta 150 minutos- al sol con dicho factor aplicado de forma apropiada, de forma correcta.

¿Cómo actúan los protectores solares en nuestra piel?

Los productos solares contienen filtros cuya función es la de absorber bloquear o dispersar los rayos UV. Están diseñados a fin de poder ofrecer distintos grados de protección frente a las radiaciones UVA, UVB e incluso, en determinados casos, de los rayos infrarrojos.

Pero el sistema actual de medición —establecido por la FDA de Estados Unidos— está centrado principalmente en los rayos UVB, que se tratan de los más responsables de las quemaduras solares.

La importancia de una buena fotoprotección va mucho más allá de lo que supone el evitar los enrojecimientos o molestias pasajeras que se tienen cuando se toma el sol. Una exposición prolongada y sin protección podría ocasionar lesiones graves del tipo del cáncer de piel, especialmente el melanoma, cuya causa principal son, precisamente, los rayos UVB.

Rayos UVA y UVB: diferencias y riesgos

La radiación ultravioleta que llega a la Tierra se divide en tres tipos diferentes como son UVA, UVB y UVC. Los rayos UVC son aquellos que son bloqueados por la atmósfera, pero los UVA y UVB si atraviesan la capa de ozono alcanzando la superficie y, con ello, nuestra piel.

Los rayos UVA penetran en capas profundas como son la dermis e hipodermis, esto favorece el envejecimiento prematuro y el bronceado. Por el contrario los UVB afectan a la epidermis y son los principales responsables de ocasionar las quemaduras y cáncer cutáneo.

La intensidad de esta radiación varía a lo largo del día, siendo más fuerte en horario de entre las 10:00 horas y las 15:00. Cabe destacar que los rayos UV pueden atravesar nubes y reflejarse en superficies como la arena -efecto espejo-, por lo que incluso en días nublados conviene utilizar protección solar.

¿Qué FPS usar según tu tipo de piel?

El fototipo de piel es el que determina lo sensible que es una persona al sol y, por tanto, qué FPS tiene y debe utilizar, así destacamos:

Fototipo I y II -para piel muy blanca o clara-: FPS 50+.

Fototipo III -para piel clara caucásica-: FPS 30-50.

Fototipo IV -para piel mediterránea-: FPS 15-20.

Fototipo V y VI -para piel morena u oscura-: FPS 10-15, aunque se aconseja el FPS 15-20.

Es importante recordar que la eficacia de estos protectores está en función de varios factores como el tipo de piel, cantidad y frecuencia de aplicación, si se ha nadado o sudado -pues lo elimina parcialmente-, y si la piel ha absorbido bien el producto.

Consejos para una protección solar efectiva

Unos consejos básicos para la aplicación y protección efectiva son:

Aplica el fotoprotector 30 minutos antes de la exposición o toma del sol.

Reaplica el producto cada dos horas y después de cada baño.

Utiliza sombrero, gafas con filtro UV y ropa que sea adecuada y no filtre el sol.

Evita la exposición directa en horario comprendido entre las 11:00 horas y las 16:00 horas.

Hidrátate bien y evita el uso de perfumes que contengan alcohol.

No expongas a niños menores de tres años directamente al sol.

Finalmente, tras la exposición solar, es muy recomendable utilizar productos hidratantes o emulsiones reparadoras para calmar la piel. Si la persona nota cambios en algún lunar o peca, debe consultar con un dermatólogo.

Proteger la piel significa cuidar tu salud. No lo olvides.