Fenómenos paranormales en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla

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Los fenómenos paranormales eligen, en ocasiones, escenarios en los que, por su ‘reciente’ construcción o por la actividad a la que se dedican, pocos podrían imaginar que allí se dan hechos inexplicables. Son muchos los sucesos que se cuentan, extraordinarios cuando menos, en recintos docentes pertenecientes a la Universidad que, en esta ocasión, tiene como protagonista a uno de sus centros, se trata de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla.

El recinto acoge a millares de alumnos que reciben clases de diferentes grados y postgrados en diferentes áreas del conocimiento tales como Ciencias Jurídicas, Ciencias Sociales, Humanidades, Biotecnología, Ciencias Ambientales, Ciencias del Deporte e Informática. Se extiende por 140 hectáreas en el límite con el río Guadaíra y dentro del término de la localidad sevillana de Dos Hermanas.

Fantasmas en la Universidad de Sevilla

La ‘Pablo de Olavide’, como se la conoce, por el político ilustrado hispano-peruano Pablo de Olavide (1725-803) que destacó por su capacidad de planificación urbanística así como por sus conceptos en cuanto a repoblación así como por ser reformador de la Universidad de Sevilla.

Es el investigador, esta vez testigo, Miguel Ángel P. quien consigue realizar en el interior de éste centro una investigación en función de los testimonios recabados sobre presuntos fenómenos extraños que se viven en su interior. El investigador nos decía: «Como bien sabéis este lugar está muy concurrido de personas durante todo el día hasta el cierre de las aulas, menos las que dejan para los alumnos residentes, pero una vez cerradas también hay vida en ellas aunque os parezca extraño y lo puedo garantizar en primera persona».

Y es que  hay muchas personas que no saben la utilidad que se le daban a algunos edificios antes de utilizarse para tareas educativas. Nuestro testigo nos decía: «Los hechos han ocurrido durante el pasado verano de 2015, me llamaron para que fuera a uno de los edificios.

El día transcurría con total normalidad hasta que me dirigí a la segunda planta. Subí al ascensor y fui a la misma,  cuando llegué abrí las aulas. Al final del día recogí todas las cosas y cerré las aulas cuando en un tramo del pasillo, en el cual me encontraba yo sólo, o eso pensaba yo, noté un frío escalofriante que no era normal y más sabiendo que en verano en Sevilla no hace nada de frío por la tarde y más en un edificio con todo cerrado y sin aire acondicionado. Cuando noté ese frío me dirigía a cerrar dos de las últimas aulas que me quedaban y cuando me giré escuché un «¡uuuuuuuuuh!». Pensé que habría alguien pero estaba yo solo en la planta».

Aquel hecho incomodó a nuestro protagonista que volvió a tener, instantes después, una nueva experiencia: «Me dirigí a cerrar la puerta y cual fue mi sorpresa que al abrirla, para comprobar que no dejaba nada atrás de mi equipo, algo la empujó hacia a mí bruscamente dando un portazo, estaban las ventanas del aula cerrada sin haber ninguna corriente de aire. La verdad es que me sorprendió, fue entonces cuando volví a escuchar ese «¡uuuuuuuuuuh!» y el picaporte de la puerta se movió como si alguien quisiera a abrirla». Aquello era imposible pues las llaves las tenía nuestro testigo «noté que algo, o alguien, me seguía y tomé la determinación de coger parte de mis cosas y dejar otra parte en la segunda planta junto con mi móvil en la aplicación de grabadora para ver si captaba algo; lo dejé en un banco de madera que hay en dicha planta y bajé por el ascensor a la planta baja al aula desde donde comencé, tardé unos cinco minutos».

Nuestro testigo, después de haber pasado un tiempo prudencial, se dispuso a recoger su teléfono móvil en modo grabación, al revisar lo registrado por la grabadora quedó impresionado: «en el tiempo que lo dejé arriba pudo captar como alguien tocaba mis cosas y daba golpes en los picaportes de la puertas y se escuchaban pasos por el pasillo, podéis pensar que podría ser algún empleado comprobando que yo hubiera cerrado bien las puertas pero no era así ya que en ese momento me encontraba yo con ellos, tomando un respiro y hablando un poco».

Más hechos inexplicables

Al día siguiente regresó al escenario de los hechos: «de buenas a primeras comenzó a sonar el hilo musical del aula en el que el día anterior me habían ocurrido esos hechos que anteriormente os he comentado, me dirigí a abrir para comprobar que es lo que era y mi sorpresa fue que el ordenador que emitía la música, ese hilo musical, estaba completamente desenchufado…, no daba a crédito de lo que estaba ocurriendo, pero mi sorpresa no iba a quedar ahí ya que cuando cerré el aula y me di la vuelta una papelera, a escasos 10 metros mía, salió despedida hacia la pared de enfrente y vi como una sombra se perdía casi al final del pasillo», el testigo, incrédulo, no pudo hacer otra cosa que «me froté los ojos y comprobé que lo estaban viendo no era de este mundo, mi reacción fue de salir corriendo hacia el final de ese pasillo».

Las personas que allí trabajan afirman que a ellos jamás les ha ocurrido nada pero, cierto es, que a otros compañeros si han sufrido extraño sucesos inexplicables que se relacionan con hecho acaecidos en el centro, como en el año 1994 cuando una chica se lanzó de un trampolín de la vieja piscina (vacía) tras haber jugado una ouija; también se relaciona con el hallazgo de una persona muerta en el recinto -decir popular-  o con un compañero que había fallecido y que sus familiares esparcieron las cenizas allí.

El último acto paranormal vivido en el lugar sucedió al tercer día, acompañaron a nuestro protagonista a la zona de la antigua piscina olímpica. Posteriormente fueron a la segunda zona, a ‘Celestino Mutis’, al asomarse allí vieron como unos niños jugaban en su interior estando completamente cerrada: «allí niños no pueden haber, entonces nos retiramos y nos miramos los dos, nos alejamos de la ventana asombrados y cuando miramos de nuevo nos encontramos a un niño asomado y riéndose. Entonces me comentó mi acompañante que le habían contado que a las limpiadoras cuando realizaban trabajos de noche le habían ocurrido los mismos hechos que a nosotros».

En la residencia de alojamiento, donde se quedan algunos alumnos a estudiar por las noches, se testimonian hechos de alumnos y personal de limpieza que afirman haber escuchado «ruidos muy raros» y haber visto una silueta merodear por los pasillos.

Miguel Ángel recuerda como «me dirigí a la segunda planta a colocar mi grabadora y me dijo una persona que si me podía acompañar, fue una sorpresa porque nada más subir escuchamos un gruñido y, de buenas a primera, ver salir de la papelera una lata de refresco vacía como si algo la hubiera sacado pero allí no había nadie». Entonces decidió realizar una sesión de psicofonías: «obtuvimos resultados a algunas preguntas, una de ellas, de las psicofonías, dice: ‘¿¡Qué quieres de mí!?’ o ‘Está abierta’ así como golpes y pasos». Impresionante.

La investigación sigue abierta ya que siguen ocurriendo fenómenos tildados, por aquellos que los sufren, de paranormales y que merecen ser seguidos para descifrar su posible origen, de este mundo o no.