
La impactante historia del lago del Himalaya que esconde cientos de esqueletos
Los análisis del lago Roopkund revelan que cientos de esqueletos hallados a 5.000 metros de altitud pertenecen a grupos humanos

A más de 5.000 metros de altitud, en las montañas del Himalaya hindú, se oculta uno de los misterios más sobrecogedores de la arqueología moderna.
El lago Roopkund, conocido como el “lago de los esqueletos”, muestra en sus orillas los restos de cientos de personas cuyos cuerpos quedaron preservados por el frío extremo.
Desde hace décadas, este lugar ha cautivado a muchos científicos y exploradores, que tratan de desentrañar cómo y por qué tantos cuerpos de personas terminaron en un punto tan remoto y hostil del planeta.
Ubicado a una altitud de 5.029 metros sobre el nivel del mar, Roopkund es un pequeño lago glaciar rodeado de cumbres nevadas. Con apenas 40 metros de diámetro, su tamaño contrasta con la magnitud del misterio que contiene.
La inaccesibilidad del terreno y la fragilidad del entorno han dificultado durante muchos años los estudios arqueológicos, mientras en la historia local mantenía viva una leyenda muy antigua.
Esa leyenda indica que según la tradición, un rey y su corte ofendieron a la diosa Nanda Devi durante una peregrinación, y esta los castigó con una tormenta de granizo mortal.
El mito se asocia con el Nanda Devi Raj Jat, una procesión religiosa que se celebra con una carencia de doce años en honor a la diosa. Para muchos habitantes de la región, los esqueletos serían los restos de aquel grupo maldito.
Primeras teorías del lago Roopkund de ejércitos perdidos a epidemias
Antes de la llegada de la ciencia moderna, las explicaciones sobre el lago Roopkund eran tan numerosas como poco verificables.
Algunos creyeron que pertenecían a un ejército derrotado, otros que eran comerciantes atrapados por una tormenta, también se sugirió una epidemia que diezmó a los viajeros.
No obstante ninguna de estas hipótesis podía justificar la diversidad física de los restos ni la ausencia de armas o pertenencias significativas.
Todo cambió cuando un equipo de carácter internacional de investigadores, dirigido por Éadaoin Harney, aplicó técnicas de ADN antiguo así como isótopos estables y datación por radiocarbono (AMS) a los restos de 38 individuos.
Los resultados fueron muy desconcertantes pues los esqueletos no pertenecían a una sola época ni a un único grupo étnico.
Los científicos identificaron tres grupos genéticamente distintos, que son:
Roopkund_A, con 23 individuos que tienen ascendencia surasiática, fechados alrededor del 800 d. C.
Roopkund_B, con 14 personas de evidente ascendencia mediterránea, datadas hacia 1800 d. C.
Roopkund_C, representado por un solo individuo del sudeste asiático, probablemente de Malasia o Vietnam.
Entre ambos momentos históricos existía casi un milenio de diferencia, demostrando que Roopkund fue escenario de muertes humanas en diferentes épocas.
Los análisis isotópicos también confirmaron diferencias alimenticias ya que los individuos hindúes del grupo más antiguo mostraban dietas mixtas a base de trigo, arroz y mijo, que son muy coherentes con la agricultura del sur de Asia.
En cambio, los del grupo mediterráneo se alimentaban casi en exclusiva de trigo y cebada, una dieta típica del Mediterráneo oriental, sobre todo en zonas cercanas a Creta y Grecia.
Esta evidencia potencia la conclusión de que los grupos pertenecían a culturas totalmente distintas y que no compartieron el mismo destino ni el mismo contexto histórico.
La presencia de esqueletos con ascendencia mediterránea en un lago remoto del Himalaya es uno de los mayores enigmas arqueológicos recientes. Las pruebas genéticas descartan que fueran descendientes de colonos indogriegos de la época del conquistador Alejandro Magno, pues carecen del mestizaje esperado.
Las hipótesis actuales apuntan a que se trataba de viajeros procedentes de la zona del Mediterráneo oriental —con posibilidad del período otomano— que murieron en circunstancias desconocidas. No existen registros históricos que documenten un suceso de esta magnitud, lo que suma una capa más de misterio a este hallazgo.
A pesar de los avances científicos, Roopkund sigue siendo una tumba colectiva que no tiene una explicación definitiva. Los estudios han desmontado las teorías de un solo hecho catastrófico y revelan que el lago fue escenario de múltiples tragedias humanas a lo largo del tiempo.
La pregunta persiste es: ¿qué hacía un grupo de viajeros mediterráneos en lo más alto del Himalaya a comienzos del siglo XIX? Pero también: ¿Eran peregrinos, exploradores o víctimas de una expedición malograda?
Mientras el viento se adueña de las montañas y las aguas del lago se congelan cada invierno, el misterio del lago de los esqueletos es tan impenetrable como las cumbres que lo rodean.