Los quince primeros gaditanos que recuperarán la dignidad arrebatada por el fascismo

Actualizado:

- Manuel, Antonio, Ramón, José, Cristóbal, José, Francisco, Andrés, Manuel, Juan, Alfonso, José, Domingo, Pedro y Domingo. Ellos serán los quince primeros gaditanos asesinados por los fascistas que van a ser exhumados del Cementerio de San José en Cádiz antes de que finalice el año.

No hay fecha oficial y, después de tantos anuncios fallidos, el Ayuntamiento y la Plataforma por la Memoria Histórica de Cádiz se muestran cautos y no marcan un día concreto pero, en cuanto terminen los trabajos en la fosa común del cementerio de Paterna, el equipo de arqueólogos se pondrá a trabajar en el camposanto gaditano.

Las localizaciones están claras. Todos ellos están inhumados en lo que se conocen como fosas verticales, recogidas en el libro de enterramientos del Cementerio de San José pero el trabajo realizado por los historiadores gaditanos José Luis Gutiérrez Molina y Santiago Moreno Tello no sólo ha proporcionado toda la información posible sobre estos hombres sino que les ha devuelto la dignidad, aportando numerosos datos sobre su personalidad y sobre el triste día que fueron asesinados.

Entre las fuentes utilizadas para la elaboración de este estudio, destacan la obra de Alicia Domínguez Pérez, El verano que trajo un largo invierno, sobre la represión político social durante el primer franquismo en Cádiz y en San Fernando, y en una de las obras del propio Gutiérrez Molina, La justicia del terror. Los consejos de guerra sumarísimos de urgencia de 1937 en Cádiz. Tal como explica el historiador, con estos procedimientos sumarísimos de urgencia (PSU) que comienzan en 1937, "se ponía en marcha un simulacro de justicia que sustituía a las aplicaciones de bandos de guerra que, hasta entonces, habían sustentado la política de exterminio y terror que aplicaban los jefes militares golpistas". Es decir, una pantomima que justificara la barbarie, cuando ya habían sido asesinadas 600 personas en Cádiz.

José Díaz Mariscal, tuvo el triste honor de ser el primer procesado por los procedimientos sumarísimos urgentes, el del 8 de marzo de 1937. Carpintero de profesión y miembro de la CNT, de la que fue contador, fue detenido en septiembre de 1936. También fue componente de chirigotas como Los maños (1932) y dirigió Los pichis musicales (1933). En el juicio, fue acusado de oponerse al Golpe, dirigir el asalto de la Audiencia Provincial en la plaza de la Reina y de patrullar las calles armado. José tenía antecedentes por su participación activa en los conflictos sociales durante los años anteriores y, aunque el abogado defensor pidió la absolución o una condena de 12 años, fue ejecutado el 29 de abril de 1937.

Con 33 años, Manuel Beardo Delgado, fue procesado por los golpistas junto a otras dos personas. Le fue abierto el Proceso Sumarísimo Urgente 138/37, en abril de 1937 y compareció ante el Consejo de Guerra que le condenó a muerte el 2 de junio en la Facultad de Medicina. Herrero de profesión y miembro de la CNT, fue acusado de ser "un elemento anarquista peligroso".

De Antonio Baena Morera no hay muchos datos, aunque sí la localización exacta y la fecha de enterramiento el 19 de octubre de 1936, que coincide con la de Antonio Baena Moreno, según  la relación de fallecidos de la historiadora Alicia Domínguez Pérez.

Pero de Ramón Blanco Celpa, sí que hay más datos. Tenía 32 años cuando fue asesinado. Trabajaba en la fábrica de Pan Eureka desde los catorce años y el era el conserje del local de la sociedad de Panaderos. Estaba afiliado a la UGT y al PCE.

Ramón fue detenido en julio de 1936 y liberado tres meses más tarde pero volvió a ser encarcelado el 8 de julio de 1937. Fue procesado entonces en el Proceso Sumarísimo Urgente 287/38 junto a José Machado Toledo, un tipógrafo también comunista que finalmente fue encarcelado. Eso sí, a 30 años. Ramón no tuvo tanta suerte. A él le acusaron de participar en la resistencia al Golpe de Estado en julio, patrullando las calles del barrio de La Viña desarmando a guardias municipales. Su amistad con el concejal comunista y panadero, Florentino Oitaben, también fue considerada una causa suficiente para matarlo. Y así, fue fusilado el 25 de octubre de 1937.

La violencia fascista también atacó a todo lo que lo que oliera a arte y acabaron con José Blandino Domínguez. Un gaditano de la calle Sagasta, 48 que participó en diversas agrupaciones folklóricas, como Charleston (1933), Cuadro Flamenco (1935) y Los excéntricos (1936). Según la relación de ingresados en la Prisión Provincial de Cádiz que proporciona Alicia Domínguez, entró en la cárcel gaditana el 14 de octubre de 1936 para salir cuatro días después y ser trasladado al Penal de El Puerto de Santa María. Nunca llegó; fue fusilado en el foso de Puerta Tierra.

Uno de los jóvenes de este grupo, se llamaba Cristóbal Cosano Fernández y fue ejecutado el 29 de abril de 1937 con 22 años. Vivía en la calle Marqués de Coprani, en el barrio de San José. Pertenecía a la CNT y el servicio de investigación de la Falange aseguró que había levantado barricadas en la carretera de acceso de la ciudad y en el asalto a la iglesia de San José. La Guardia Civil le detuvo el 7 de septiembre de 1936 y negó su participación en el hecho anticlerical e, incluso, pidió incorporarse a la Legión pero se le denegó.

Francisco Díaz Zambruno era trabajador del astillero y estaba afiliado a la UGT y al PCE. Fue detenido por la Guardia Civil el 4 de marzo de 1937 cuando estaba escondido en una casa de la calle Doctor Dacarrete, 6, donde vivía una tía suya. Fue acusado de extremista por tener ideas comunistas, llevar a los presos el dinero del Socorro Rojo Internacional, ser corresponsal de Mundo Obrero, ser amigo del dirigente comunista Francisco Rendón y participar el 18 de julio de 1936 en la resistencia. Aquel día estuvo en la Casa del Pueblo de la calle Arbolí hasta las diez de la noche pero en menos de un año, el 25 de junio del 37, fue condenado a muerte y ejecutado.

El más joven de todos ellos era José García Pérez, de 20 años. Nacido en Cádiz, José trabajaba de mariscador y en julio de 1936, vendía pescado en un puesto del Mercado. Estaba afiliado a la CNT y a las Juventudes Socialistas Unificadas y fue detenido en su domicilio el 30 de enero de 1937. Le acusaron de haber participado en la resistencia al Golpe y de formar parte de un grupo de jóvenes, la mayoría ya asesinados, que habían tomado parte en los actos vandálicos que se produjeron durante la oposición al Golpe.

Por último, le acusaron de amenazar de muerte al guardia municipal que, un tiempo después de haber triunfado el Golpe, le recomendó que tiñera de negro la camisa roja que llevaba puesta. También solicitó ingresar en la Legión pero, de igual forma, le fue denegado. El fiscal pidió la pena de muerte y el defensor, catorce años. De nada sirvió: fue ejecutado el 7 de agosto de 1937.

Detenido y acusado por "hablar mal del Movimiento". Él era Juan García Rodríguez, albañil de 27 años y afiliado a la CNT. Le detuvieron el 2 de febrero de 1937, acusado de reunirse en una tienda de comestibles de la plaza Pinto con otros y no hablar bien del Movimiento. También, de haber participado en la resistencia al Golpe formando parte de los piquetes que llamaban a la huelga general y levantando barricadas en las cercanías de la Audiencia en el Corralón. Finalmente, fue ejecutado el 29 de abril de 1937.

Ni a Alfonso Martínez García, Manuel Ferreira García, ni a Pedro Viqueira Pérez  les dio tiempo de someterse a estos simulacros de juicios. Ellos fueron pasados por armas antes de que se pusieran en marcha estos procesos sumarísimos de urgencia. No hay más datos que los aportados por la relación de fallecidos de Alicia Domínguez que señala que los tres aparecieron como muertos en el foso de Puerta Tierra el 19 de octubre de 1936.

La lista de Alicia también incluye a Andrés Fernández Reina, cuyo cadáver fue encontrado en los alrededores de la plaza de toros el mismo día de su inhumación: el 1 de noviembre de 1936. Gutiérrez Molina y Moreno Tello señalan que en los libros de la Prisión Provincial de Cádiz figura como ingresado el 9 de septiembre de 1936 y de la que salió para el Penal de El Puerto. Nunca llegó.

Domingo Rodríguez Santana y Domingo Vélez Clemente cierran esta lista. Fusilados los dos el 29 de abril de 1937 en el foso de Puerta Tierra fueron procesados en dos procedimientos sumarísimos distintos.

Con 35 años y natural de Isla Cristina (Huelva), Domingo Rodríguez Santana, pertenecía a las Juventudes Socialistas Unificadas y estaba afiliado a la Sociedad de Dependientes y Oficiales de Barbería de la UGT. Fue detenido el 20 de enero de 1937 acusado de haber participado en el asalto al colegio de San Felipe Neri en marzo de 1936; también, de asistir a manifestaciones vestido con una camisa celeste y corbata roja y de ser uno de los más activos en los conflictos de los barberos contra los patronos. Ni siquiera el fiscal del PSU 85/37 pidió su ejecución, sino la reclusión perpetúa, mientras que el abogado defensor solicitó la nulidad del consejo de guerra por ser una acusación retroactiva.

Diez años menos, tenía Domingo Vélez Clemente. Electricista de astilleros, estaba afiliado a la CNT y estaba considerado como "un activo militante sindical durante los años republicanos". Fue detenido el 10 de marzo de 1937 por guardias civiles afectos a la Brigada de Investigación del Estado Mayor del Gobernador Militar en el acuartelamiento, donde estaba trabajando de peón de albañil.

Procesado en el procedimiento sumarísimo de urgencia 105/37 también fue acusado de participar en la resistencia al Golpe de Estado y en el asalto de la Audiencia Provincial. Los golpistas le consideraban "uno de esos niños rojos del barrio de La Viña de pantalón azul con mucha campana y gran melena". El fiscal le pidió reclusión perpetúa y el defensor, 12 años. Fue condenado a muerte y fusilado junto a su tocayo Domingo, Juan Antonio García Rodríguez, José Díaz Mariscal y Cristóbal Cosano Fernández. Sólo habían pasado 21 días desde la apertura de la instrucción.

Su sobrino, José María Arauz Vélez, ha mantenido vivo su recuerdo todos estos años y, junto con la Plataforma de Memoria Histórica, vienen luchando para poder sacarlos a todos: de los que tiene datos y de los desconocidos. Porque todos tienen nombres y apellidos.