Cádiz es una ciudad que tiene milenios de Historia y que esconde vestigios de su pasado en su fértil subsuelo cultural, allá donde están las muestras de estas civilizaciones que pasaron por ellas y que muchas casas tienen sótanos y estancias que son de siglos pasados y que pueden esconder mucho misterio.
Uno de esos edificio se encuentra próximo al Beaterio, allá donde se tiene una buena muestra de lo que son estas zonas que, antaño tuvieron diferentes funciones en relación directa con el uso que tuvo el edificio.
Sótano del miedo
Una familia de esta zona -no estoy autorizado a revelar su identidad- me comentaba: «Desde que hicimos una obra en el sótano han comenzado a pasar cosas en la casa Jose Manuel, es muy raro por que antes no habíamos tenido problema. No sé si sabes que toda esta parte tiene conexiones, sótanos, cámaras muy antiguas que se usaron para muchas cosas. El caso es que se arregló ese sótano para tenerlo de trastero por que las cosas que no usamos pues hay que meterlas en algún sitio» decía Carmen, la hija del propietario.
«Mi padre decidió arreglar todo esto porque tenía mucha humedad y claro, meter muebles allí o algo es ganas que se eche a perder; así que hizo la obra y listo. Pero a los pocos días sentimos unos quejidos, era muy evidente. Mis padres se levantaron y llamaron a mis hermanos y yo, por el ruido, me desperté. Nos miramos y todos dijimos que era alguien que se quejaba. Comenzamos a especular un poco que podía ser y de donde podía venir, pero aquel ruido se calló y no se volvió a oír», recordaba.
«Era época de exámenes en la Universidad y mis hermanos estaban despiertos y yo también, metidos cada uno en nuestras carreras y el temario. La siguiente noche se sintió de nuevo ese sonido y mi padre dijo que era del sótano, así que decidieron bajar abajo, recuerdo que llevaban un bate de beisbol por si acaso. Al subir dijeron que no había nada y que aquello estaba todo sellado y en orden, vacío pues aún no se había bajado nada. Pero a la noche siguiente escuchamos como un canto que venía del mismo sitio y eso si nos inquietó por que claramente venía de abajo. Mi padre dijo que llamaría al de la obra a ver si había una filtración de sonido o algo. Vinieron y revisaron todo pero aquello estaba supe sellado todo y con varias capas de espuma aislante, era imposible» comentaba Carmen.
Miedo por las voces de «nadie»
Alberto indicaba: «Las otras noches alternaban noches sin ruidos a otras en las que se sentían cosas raras, pero lo peor fue una noche que mis padres, ya con la calor, quisieron hacer una comida en el patio. No había problemas porque todo es nuestro y sólo vivimos nosotros. Esa noche sentimos como llamaban a la puerta del sótano desde dentro y mi padre, de forma instintiva fue a abrir la puerta pese a la negativa de mi madre. Al abrir sólo salió un frío intenso y nada más, pero aquella noche, mientras hablábamos abajo vimos en la primera planta a una sombra que se paseaba por la balconada, eso fue suficiente. Mira el sótano es un sótano antiguo, no sé el tiempo que tiene pero no tiene valor ninguno salvo el desahogo para la casa, poco más y sin embargo una amiga médium nos dijo que allí se había tenido a una persona encerrada hace años y que ahora, con la obra, se había despertado» afirmaba.
«¿Que hicisteis?» pregunté. «Bueno, mi padre mandó aislar, insonorizar el sótano, y ponerle aislante térmico, en lugar de trastero habilitó una habitación para ello y él puso su despacho en el sótano. Él dice que si hay alguien allí él baja y le habla, siempre le han gustado estos temas, y desde entonces, desde que trabaja allí y monta sus maquetas y sus cosas allí no ha habido problemas, dice la médium que ese alma se sentía sola y no sé si será verdad o no pero no ha habido más problemas» concluía.
Puede que sólo sean filtraciones sonoras o cualquier otro fenómeno pero lo narrado es parte de las vivencias de estas personas y su testimonio tiene el valor de aquellos que han sido testigos de lo imposible.