Su nombre era Judas Iscariote y pasará a la Historia como el apóstol traidor, aquel que vendió a Jesús de Nazaret a cambio de unas monedas. Para unos es un maldito, para otros un elegido, un brazo ejecutor de una profecía, de un destino cierto.
Judas Iscariote significa «Ish Keriot», «un hombre de Keriot», o «Queriot» siendo una ciudad de Judá (Jos.15:21-25). Judas Iscariote era de Judea mientras que sus compañeros seguidores de Cristo eran galileos.
Siendo un niño sus padres se trasladaron a Jericó siendo allí donde se interesó por la obra de Juan el Bautista; Judas Iscariote además sufrió como sus propios padres lo repudian al ser saduceos y éste unirse a los discípulos de Juan.
De los apóstoles él era el más culto, el único judío, tenía una buena educación y era honrado pero no tenía bien claro lo que quería para él, para sí mismo, para su vida.
Como más destacado, a nivel cultural de los doce elegidos, es Andrés quién lo elige tesorero, cumpliendo bien esa labor hasta el momento de la traición del maestro.
Judas no pudo reprimir la avaricia, quizás los celos de Cristo, y lo vendió, indicó el lugar donde se encontraría y allí ser arrestado por los soldados romanos. Tras ello recibió su “recompensa” aunque cuenta la historia más legendaria que se arrepintió y oprimido por los remordimientos se quitó la vida ahorcándose.
Es el evangelista San Mateo quién indica:
«He pecado, entregando a un hombre inocente». Pero ellos le contestaron: «Y a nosotros ¿qué nos importa? Eso es cosa tuya».
Judas Iscariote devolvió las 30 monedas de plata a los Sumos Sacerdotes y a los ancianos. No lo aceptaron y tiró las monedas en el Templo, salió de él y se encaminó hacia lo que sería su final.
Las monedas quedaron en el suelo y los Sacerdotes mandaron recogerlas:
«Este dinero está manchado de sangre. No podemos ponerlo en la alcancía de las ofrendas».
Tras ello adquirieron un terreno llamado el Campo del Alfarero, para que sirviera de sepultura a los extranjeros; en la actualidad ese lugar se llama Campo de Sangre (Mt 27,3-8).
En el Nuevo Testamento
En el Nuevo Testamento, en Los Hechos de los Apóstoles, se dice que los apóstoles buscaron a un sustituto para Judas y es Pedro quién destaca la penosa labor de Judas:
“Hermanos, era necesario que se cumpliera la Escritura, en la que el Espíritu Santo, por medio de David, había dicho ya acerca de Judas, que fue el guía de los que apresaron a Jesús. Pues Judas era uno de los nuestros, y obtuvo un puesto en este ministerio. Pero fue y compró una finca con el dinero que le pagaron por su maldad. Luego cayó de cabeza, se reventó por el medio y se derramaron todos sus intestinos. Cuando los habitantes de Jerusalén lo supieron, llamaron a aquella finca «Acéldama», que en su lengua quiere decir Campo de Sangre” (Hch 1,16-19).
Es curioso porque hay dos visiones diferentes del fin de Judas Iscariote, San Mateo habla de suicidio pero en los Hechos de los Apóstoles se dice que sufrió un accidente cayendo por un barranco y muriendo.
Mientras que en el primer caso se dice que tiró las monedas en el Templo en la segunda versión se habla que compró un terreno, sin que hubiera arrepentimiento ni que devolviera las monedas, ese lugar es el Campo del Alfarero.
En opinión de San Mateo el nombre de «Campo de Sangre” haría referencia a la muerte de Jesucristo y, sin embargo, en los Hechos, el nombre es indicativo de la muerte de Judas.
No faltan expertos que han tratado de hacerlo coincidir diciendo que Judas se ahorcó de un árbol alto en lo alto de un barranco y que su cuerpo, una vez ahorcado cayó por el mismo quedando destrozado. En torno a ello se cumpliría la famosa cita de la infame muerte de aquellos que fueran contra el Señor:
“El Señor se reirá de ellos. Después se convertirán en un cadáver infamante, objeto de oprobio eterno entre los muertos. El Señor los precipitará de cabeza, sin que puedan hablar, los arrancará de sus cimientos, y serán completamente exterminados, quedarán sumidos en el dolor y desaparecerá hasta su recuerdo”.
Es la pavorosa muerte que espera al pecador ensalzando que todo justo debe tener una sepultura digna y morir como Judas era una maldición.
Pero hay un fondo de leyenda en el relato de los Hechos de los Apóstoles sobre la muerte de Judas Iscariote que no sería más que la ejemplarización de una muerte cruel y tremenda que se transmitía oralmente entre los primeros cristianos, elaborada sobre la base de una cita del Libro de la Sabiduría y que se le añadía el nombre sugerente de “Campo de Sangre” por ser el terreno adquirido con las 30 monedas de la traición. Esto no sería más que un ejemplo de como Dios siempre cumple su misión divina y sus proyectos siempre triunfan castigando a los malos de espíritu y de corazón.
Profecías y hechos extraños
Sobre las profecías de Jesús se sabe el destino y cumplimiento de San Pedro; San Marcos sobre las realizadas en la última cena habla sobre la negación de Pedro (Mc. 14,30) y otra sobre la traición de Judas (Mc. 14,18-21). Se da buena cuenta de la negación de Pedro (Mc. 14,66-72), pero no de lo que sucede con Judas del que Jesús dice: ”Más le valdría a ese hombre no haber nacido” (Mc. 14,21). Quizás porque Mateo quería que todos supiera lo que sucedió a Judas y de ahí su interés en narrar su desastroso final, pues es el único que lo hace.
Hay ciertos paralelismos entre Jesús de Nazaret y la vida de David; David tenía un íntimo amigo que se llamaba Ajitófel, uno de sus más estrechos colaboradores, los enemigos de David conspiraron contra él y compraron a Ajitófel que lo traicionó, sobre el fin de Ajitófel se dice: “levantándose, se fue a su casa… y se ahorcó (2 Samuel 17,23).
Judas sería Ajitófel a quién Jesús le confiaba todos los secretos del Reino (de los Cielos; Mt. 13,11); que era amigo íntimo de él y lo traicionó. La traición fue precedida por el arrepentimiento y se ahorcó, como Ajitófel.
Mateo por tanto establece la equivalencia entre David y Jesús de Nazaret encarnando este al Mesías salvador.
Así Judas Iscariote posiblemente murió ahorcado, víctima de sus propios remordimientos y recuerdos del que fue su amigo y al que traicionó.
Judas, el apóstol traidor, se considera uno de los marginados de la Historia. Vender a Jesús de Nazaret lo hizo acreedor de ser el pecador más grande de todos los tiempos y su nombre maldito.
En el evangelio de Lucas (22:21-22) se dice: «Mas, he aquí la mano del que me entrega está conmigo en la mesa. Y a la verdad el Hijo del Hombre va, según lo que está determinado; pero ¡ay de aquel hombre por quien Él es entregado! Déjame contarte un poco sobre lo que la Biblia dice acerca de Judas: Él fue elegido personalmente por Jesús para que fuera apóstol. Pasó tres años y medio viajando con Jesús. Él fue testigo de todos los milagros de Cristo. Fue testigo de cómo Cristo sanó a los enfermos, resucitó a los muertos y expulsó demonios».
Judas era el tesorero y vivió los mismos momentos junto a Jesús de Nazaret que los apóstoles Pedro, Santiago y Juan, para todos era una persona de confianza y nadie sospechaba que sería el que traicionaría a Jesús. Vendió al Maestro por 30 monedas de plata y sintiendo remordimiento de lo que había hecho se suicidó.
Pero Judas… ¿Donde merecería estar? ¿En el cielo, en el infierno? No es el único discípulo que cometió errores, el mismo Pedro negó conocer a Jesús de Nazaret por tres ocasiones. Uno se suicidó y el otro se convirtió en la cabeza de la predicación tras la muerte del Maestro. Si bien es cierto que son dos casos diferentes. Sin embargo hay quién quiere ver que Judas tenía esa misión y que fue permitida por Jesús pues sabía que era pieza insustituible y de trabajo ingrato por la decisión que le correspondió tomar a cambio de 30 monedas.
Así las cosas recientes encuestas espontáneas en internet ubican a Judas en el infierno y a Pedro en el Cielo, creyentes son los que en su mayoría se han mostrado partidario a participar en la misma con si fuera un juego del que ha salido mal parado el apóstol traidor.