El espectacular médium Daniel Dunglas Home

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Es una de las personalidades más enigmáticas del siglo XIX. De origen escocés, nació en 1833 y falleció en 1886. Pronto emigró con su familia a Estados Unidos y fue allí, al amparo de la revolución espiritista que supuso las revelaciones de las hermanas Fox, creció y destacó a nivel mundial.

Su primera levitación espontánea sucedió, según indica el Hartford Times, el 8 de Agosto de 1852 en la casa del fabricante textil Ward Cheney, de Connecticut. Tras ello todo tipo de fenómenos inexplicables que tenían como epicentro a su persona.

Y no eran precisamente pocos, entre ellos debemos destacar:

1º.- Movimiento de objetos: especialmente muebles, como mesas. Se sentaban los participantes en aquellas reuniones espiritistas en torno a una mesa, se iluminaba todo con velas o la mortecina luz que daba una lámpara de gas. Entonces, al cabo de un corto periodo de tiempo, la mesa comenzaba a temblar, otras levitaba, incluso las sillas de los presentes. Incluso toda la sala donde estaban en el llamado ‘efecto terremoto’.

2º.- Sonidos extraños y presencias: una vez establecido el contacto con la entidad del más allá, lo espíritus, a veces se dejaban ver las presuntas manos de los espíritus. En una ocasión se vieron las evanescentes formas de lo que parecía un brazo, incluso sonó una campanilla. Un hombre tocó la mano y la notó «cálida y blanda».

3º.- Levitaciones: flotar en el aire, como la que sucedió en Ashley Place teniendo de testigo a Lord Adare, el capitán Wynne y Lord Lindsay. «Home se balanceó al salir y entrar por la ventana en posición horizontal. Estaban tan oscuro que no pude ver con claridad cómo se apoyaba» decía lord Adare en su obre ‘Experiences in Spiritualism’.

4º.- Luces extrañas: podía hacer que el color de las luces variara, de azul a amarillas o rosas. Eran luces que parecían ubicarse sobre las cabezas de los participantes en las sesiones espiritistas de Home.

Sobre ello escribió sir William Crookes tras unos experimentos que llevó a cabo con Home: «un cuerpo luminoso sólido, del tamaño y forma de un huevo de pavo, flotando silenciosamente por la estancia, en cierta ocasión tan alto que ninguno de los presentes podía alcanzarlo ni siquiera de puntillas. Fue visible durante más de diez minutos y antes de desvanecerse golpeó la mesa tres veces con un sonido como el de un cuerpo sólido y duro. Durante este tiempo, el médium parecía estar insensible, reclinado en una poltrona».

Crookes además registró la levitación de una de las asistentes: «en una ocasión vi una silla, con una dama sentada en ella, elevarse unas pulgadas del suelo. En otra ocasión, para evitar la sospecha de que era ella misma la causante, la dama se arrodilló en la silla para que se pudieran ver bien las patas de esta. Se elevó unas tres pulgadas, se mantuvo suspendida alrededor de diez segundos y luego descendió lentamente».

Opiniones para todos los gustos

Si eran simples trucos jamás pudieron descubrirse y no se encontraron indicios de fraude, parece que Daniel Dunglas Home tenía algún tipo de secreto jamás confesado.

Sobre sus pretendidos poderes hay mucho por decir, opiniones para todos los gustos en cuanto a sus poderes extraordinarios, pero fue Sir William Crookes el que diría que Dunglas Home tenía singular fuerza psíquica. Por contra, el padre de la «Teoría de la Evolución» Charles Darwin se mostraba muy cauto al respectó. No tomó partido por nadie, ni amigo ni enemigo de los médiums. Otro convencido fue el antropólogo Francis Galton que dijo que «no era ningún charlatán» al igual que el matemático August Morgan o el célebre escritor ruso León Tolstoi.

Michael Faraday, que descubrió la inducción electromagnética, dijo que sólo era un hábil ilusionista al igual que el poeta Robert Browning.

Lo más interesante es lo que pensaba el propio Daniel Dunglas Home al respecto, cuando se le consultaba sobre ello simplemente decía «a los que, en el pasado, habían sido como él, los habían quemado en la hoguera, por brujos».

Daniel Dunglas Home muerte el 21 de julio 1886, estaba delicado de salud desde que sufriera una tuberculosis en su infancia y su sistema nervioso estaba muy delicado. Además las sesiones que realizaba lo dejaban extenuado por lo que fallece con sólo 53 años.