Uno de los lugares que más inquietud y miedo provoca son los cementerios, por que son lúgubres, grises y evoca a la muerte no son considerados como «gratos» y, en algunos de ellos, se dice que habita el misterio en comunión con los fenómenos paranormales.
El más conocido de los Estados Unidos es, sin dudas, el que encontramos en la bella ciudad de Nueva Orleans, el cementerio de San Luis, todo un reclamo turÃsticos en la actualidad en el que se organizan tours y excursiones para escuchar las historias terrorÃficas que en él se cuentan y visitar las intrigantes tumbas.
Se trata de un cementerio del siglo XVIII en las que hay un caos y en el que se constituye un laberinto en el que aquel que se adentra corre el riesgo que no salir, es cuando comienza a surgir el temor a ser testigo de una aparición, de la de sus famosos fantasmas que, cuentan, vagan por sus calles por toda la eternidad como, por ejemplo, el de la leyenda del Marie Laveau y Henry Vignes al que le habrÃa robado el casero su tumba y su espÃritu no tiene donde descansar vagando por para siempre en el cementerio.
Si nos atrevemos a visitar el cementerio de St. Louis (San Luis) comenzaremos por Royal Street y Conti Street en el Barrio Francés de Nueva Orleans para observar la hermosa arquitectura y las casas adosadas criollas o aquellas que tienen el estilo «escopeta».
El cementerio de San Luis es el considerado como el número 1 y abrió en el año 1789. La tumba de la maestra Laveau es una de las más visitadas y se trata de una de las antiguos sacerdotisas del vudú. En 1830 fue proclamada «Reina del Vudú en Nueva Orleans» ejerciendo hasta 1835 cuando falleció con 41 años de edad aunque en el registro de la ciudad se puede leer como Marie Glapion Laveau falleció el 15 de junio de 1881, a los 86 años de edad (¿una hermana?).
Cuenta la leyenda que si se dan tres golpes en su tumba y escriben XXX en la lápida y vuelven a dar tres golpes, se puede pedir un deseo aunque ya no está permitida esta práctica ante el deterioro al que se estaba sometiendo a la tumba.
Se trata de uno de los lugares más misteriosos de la ciudad o, al menos, el que más encanto tiene.