/Son muchos los lugares vinculados al misterio dentro de Cádiz y su provincia, estamos ante una tierra trimilenaria que ha visto pasar culturas variopintas por sus calles y dejado una honda huella en la Historia. Quizás por todo ello, y por los acontecimientos pasados y presentes, el vestigio sobrenatural de todo ello se pueda manifestar en la actualidad.
Uno de esos lugares, del que ha hemos escrito en CádizDirecto- es el llamado «Ventorrillo Salinero Dolores» cuya ruinas de edificios siguen en pie y donde se manifiestan fenómenos difíciles de explicar. Se ubica en el Parque Natural de la Bahía de Cádiz, una zona que, antaño, tuvo una gran importancia dentro de la economía e industria teniendo la sal como eje de todo ello.
Uno de sus propietarios fue el Marqués de Cádiz en las salinas de Torre de Hércules y sus capataces eran Diego Martínez y Diego Sánchez. Los trabajadores tenían allí una serie de barracones, de toscas habitaciones y una cuadra así como un almacén para herramientas propias de esta labor. Aunque no se conoce cuando se llevó a cabo su construcción podría haber sido todo edificado en el siglo XIX siendo un lugar de referencia la «Casa de Patio» en torno a la que hay varias habitaciones en torno a un patio central donde se quedaban los salineros. Igualmente destacado es la «sala de reuniones» o comedor, así como las caballerizas y el jardín interior o los aljibes.
En este lugar los amantes del misterio han tenido la oportunidad de ir a buscar esos fenómenos de los que habla la leyenda y haber vivido hechos con difícil o nula explicación. Así José Ignacio L. nos narraba: «Habíamos planificado ir al Ventorrillo desde hacía tiempo pero por unas causas o por otras no habíamos ido, la cosa es que sacamos todos tiempo y una noche nos metimos por allí, dejamos el coche, un 4×4, lejos y fuimos dando una caminata larga. Cuando llegamos hicimos lo típico, alumbrarnos con las linternas y poner las grabadoras por allí y comenzar a hacer las típicas preguntas como «¿Hay alguien aquí?» y eso. Fue Juanma el que dijo que había visto pasar una sombra, creímos que era broma, pero luego Toni vio lo mismo y luego yo, aquello nos asustó».
No fue el único fenómeno que vivieron: «Llevábamos unos detectores de presencia y no saltaban, no sonaban ni por esas sombras que se paseaban por allí, pero hubo un momento en el que Toni dijo: «¿Qué quieres de nosotros?¿Eres tú el que está pasando ante nosotros?¿Eres de este mundo?» y en ese momento notamos como bajaba mucho la temperatura, allí hace frío por la noche y mucha humedad, como es lógico, pero ese descenso no era normal, fue cuando escuchamos claramente una voz áspera que nos decía: «Iros de aquí,… Ya», nos miremos y dijimos de irnos».
No obstante, antes de irse, ocurrió algo más: «Hubo un momento en el que estábamos recogiéndolo todo y al ir a coger un detector de presencia salió disparado como si alguien lo pateara, el problema es que allí sólo estaba yo. Lógicamente salto el detecto con el revuelo que monta y mis amigos vieron la escena quedando perplejos… Nos fuimos de inmediato».
Diferentes testigos afirman haber visto a una niña pequeña que juega en las ruinas de la casa y que desaparece sin más, aunque nuestros protagonistas -en esta ocasión- lo que vieron fue la extraña sombra que «paseaba» por el lugar.
dicen que en la zona del «Ventorrillo Dolores», el cementerio en la zona del Arsenal de la Carraca, daría lugar al último lugar de descanso de los niños fallecidos en las epidemias de tifus del siglo XIX, a ellos, desde ese «otro lado», se les responsabiliza de los sonidos extraños en la zona.
José Ignacio L. nuestro hoy testigo, quizás lo resuma todo a modo de conclusión: «No es una leyenda urbana, hay que vivirlo para saber que es verdad, una vez que se ha vivido lo que puedan decir o dudar los demás me es indiferente».