En su dÃa causó tal conmoción que incluso fue prohibida su exhibición -proyección- en algunas salas de cine españolas y en el mundo antes el temor manifiesto que las imágenes vertidas en aquel «metraje maldito» fueran reales.
Y es que la pelÃcula es del ya lejano año de 1980 pero sus productores tuvieron la enorme habilidad de adelantarse tres décadas a sus contemporáneos y realizar una de las primeras campañas virales de información en torno a un producto (una pelÃcula) en la que se hacÃa pasar lo ficticio por real y que el mundo, perplejo, aceptó como cierto.
La pelÃcula hoy la encuadrarÃamos dentro de lo que se califica como género «gore», excesiva sangre y excesivas vÃsceras. Pero la historia que narra, y que dejó con la duda o convenció de su realidad a los espectadores, era altamente sugerente.
Narraba como cuatro documentalistas se adentraban en la tupida selva amazónica para intentar recoger en sus grabadoras el rito y las costumbres cotidianas antropófagas, canÃbales, de una tribu altamente peligrosa.
Los cuatro documentalistas se adentran en a selva y se pierde el contacto con ellos, a las semanas de su desaparición se decide enviar un grupo de rescate con el fin de localizarlos. El resultado fue infructuoso: sólo obtienen algunos vestigios de su paso por la selva y las latas con el metraje filmado.
Cuando se ponen a visionar aquellas grabaciones se sobrecogen, no pueden creer lo que están viendo. Una tribu canÃbal que atosiga a los documentalistas y que son parte del menú diario de estos.
Contemplan violentos sacrificios y muertes de animales brutalmente torturados… Piensan que lo peor ha ocurrido con aquel equipo de documentalistas.
La pelÃcula consternó a la opinión pública, se hizo creer que era real, insistentemente se recordaba que todo lo expuesto pertenecÃa a las últimas grabaciones de aquel equipo perdido, pero la realidad era otra y «Holocausto CanÃbal» fue una ficción cinematográfica de Ruggero Deodato realizada en formato de falso documental.
Sin embargo si hay escenas que son reales como las de violencia hacia los animales y que son injustificadas de forma que bien les mereció a los productores una denuncia por maltrato y violencia animal.
El golpe de efecto lo asestó su director cuando prohibió, bajo contrato, a los actores que durante un año una vez finalizado el montaje de la cinta y dispuesto para ser emitido en los cines, aparecer en cualquier acto público. Ello llevó a pensar a los espectadores y expertos que realmente debÃa ser verdad pues los actores no aparecÃan por ningún lado…
Cuando sólo llevaba diez dÃas del estreno Ruggero Deodato fue arrestado ante las sospechas policiales que la pelÃcula pudiera ser real y que los protagonistas hubieran muerto realmente. DÃas después fue puesto en libertad ya que demostraron que sólo era una ficción.
Sin embargo siempre quedó una duda, ¿qué ocurrió con la mujer que fue empalada salvajemente en la pelÃcula? No apareció, era colombiana y estaba ilocalizable y ello llevó de nuevo a pensar que su muerte era real.
Una pelÃcula cuyo misterio se desveló aunque siempre fue perseguida por la sospecha de si algunas de sus muertes no fueron reales.