Los crímenes y leyenda negra del Café del Correo en Cádiz

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En Cádiz se han producido hechos que han pasado a la Historia dentro del ámbito de la crónica negra. Algunos de ellos son muy desconocidos y otros, por el contrario, más populares. Del primero de ello les quiero hablar con los hechos ocurridos en el «Café del Correo».

Punto de encuentro y de conflictos

Se trataba de un local en la calle Cardenal Zapata propiedad de Francisco de Zelis y que tenía su espacio reservado sólo para el cliente masculino -por el machismo de la época- y que, en ocasiones, era escenario de violentas peleas y enfrentamientos como consecuencia del exceso que se cometía con el alcohol. Su dueño era un señor patriota y gustaba que su establecimiento fuera visitado por militares y veteranos.

Era un punto de encuentro en el que se tenía cierta elegancia y era distinguido en la época. Igualmente Mexia Lequerica lo solía frecuentar o un curandero notable como era «El Brujo», eran las primeras décadas del siglo XIX, el año 1838. Pero el establecimiento ya tenía su justificada fama a razón de peleas como la originada en 1813 por Marcos Cabrahigo que insultó al «Duende» mientras leía el Diario Mercantil ante las quejas de otros clientes.

Aunque el hecho más terrible ocurrido en su interior tuvo lugar el 3 de marzo de 1831 cuando en el cruce de la calle Verónica y de la Carne asesinaban a Antonio del Hierro y Oliver, general gobernador de la plaza. Lo mataron unos encapuchados en una acción de venganza por «cumplir de manera terrible las órdenes de represión y persecución que se hacían desde la Corte de Fernando VII». Era un rey absolutismo de infausto recuerdo para España y cuya represión en Cádiz fue muy violenta.

Otros hechos trágicos

El cuerpo sin vida de Antonio del Hierro estuvo horas en el suelo sin merecer la atención de nadie hasta que fue retirado por los alguaciles de la ciudad. Se buscó a los culpables y se creyó encontrar a uno de ellos entre los camareros del «Café del Correo», al que se le declaró culpable junto a otros inculpado bajo confesión obtenido con torturas. Todos fueron condenados a pena de muerte en el garrote vil.

El hecho fue muy grave y Cádiz perdió el privilegio de ser puerto franco diciéndose que era todo parte de una conspiración urdida por el General Torrijos, esto hará que el comercio de América se resintiera enormemente así como la economía de la ciudad.

El «Café del Correo» además tenía habitaciones en alquiler para veteranos y donde se encontraban a aquellos que llegaban a la ciudad o a los que se les buscaba, era una especie de punto de encuentro. Allí también murió, en 1841, un capitán que huía desde la plaza de San Agustín y al que ya habían malherido.

Otro escándalo fue el que originaron tres soldados de caballería cuando entraron en el establecimiento insultando a los gaditanos, la pelea fue monumental y debieron de actuar los alguaciles para pacificar los ánimos. Se supo que el capitán muerto había herido al director del periódico «Eco del Comercio» cuando estaba en el «Café de las Cuatro naciones» así como profirió contra él graves insultos, el resultado fue que comenzó la persecución hasta que lo hirieron de muerte. Desde las páginas del periódico se denunció la existencia en Cádiz de sociedades secretas y conspiraciones.

El local debió ser vendido por Francisco de Celis (o Zelis) debido a un desprendimiento en el techo, fue comprado por Durio hacia 1884 y su auge fue decayendo hasta alquilarse y ser una tienda de muebles y, y posteriormente una heladería y venta de dulces dejando atrás su leyenda negra de peleas y muertes.