El fenómeno ufológico está muy presente en la provincia de Cádiz, su posición geográfica, su importancia cultural, la proximidad del mar, el caracter de sus gentes hace que sea un fenómeno con raÃces y profundamente seguido en toda la provincia.
Les propongo un viaje al Campo de Gibraltar en 1997, concretamente hasta el 19 de febrero de ese año. José Antonio recibe una llamada de un vecino de Algeciras que afirma haber sido testigo la noche anterior de un avistamiento OVNI.
El testimonio llega de la barriada algecireña de san GarcÃa, cerca de la playa de Getares que a diferencia de la otra playa de Algeciras (El Rinconcillo) está mucho más abierta al mar. Esta persona afirma haber visto en torno a las 23:00 horas desde el patio de su vivienda, una extraña formación en forma de ángulo.
Según la descripción del testigo, un grupo formado por entre 7 y 9 luces rojas, habrÃa sobrevolado el cielo algecireño. En el vértice de este ángulo, destacarÃa según su versión, una luz notablemente más grande que las demás y de color blanco intenso. Según el testigo, trabajador de Telefónica, la visión duró aproximadamente unos seis minutos.
Aquella extraña formación de luces se dirigÃa hacia el mar buscando la zona de Getares. Seis interminables minutos durante los cuales el testigo, Antonio, no fue capaz de identificar aquel conjunto de luces con ningún tipo de avión de los que sobrevolaba habitualmente la zona.
Aquel mismo dÃa y a través de las páginas del rotativo Europa Sur, José Antonio Caravaca lanzaba una llamada de aviso por si hubieran más testigos de aquella misma noche del 19 de febrero.
Ni en la más optimista de sus suposiciones, iba a imaginar la ingente cantidad de llamadas recibidas que afirmaban haber visto lo mismo que Antonio en Algeciras. Desde distintos puntos del Campo de Gibraltar recibió llamadas. Muchos eran pescadores que faenando en alta mar pasadas las diez de la noche, vieron luces no identificadas sobrevolando el Estrecho de Gibraltar.
Todos eran muy similares, todos excepto uno de ellos. Era el testimonio relatado por un matrimonio de Tarifa. A la versión del primer testigo de Algeciras, esta pareja añadÃa un importante elemento: la formación vista por ellos sà emitÃa un sonido similar al producido por el vuelo de un avión de gran tonelaje.
En el caso de los testigos de Tarifa, habrÃan sido dos las formaciones no identificadas que surcaron el cielo gibraltareño. Al menos en dos ocasiones escucharon el mismo ruido. En el primer caso, creyeron que se trataba de un bombardero camino de la base militar de Rota, sólo a la segunda vez la curiosidad les impulsó a mirar por la ventana con mayor atención. Entonces vieron algo increÃble. Una formación en V gigante, formada por al menos siete luces rojas que de forma lenta y emitiendo el sonido ya descrito, avanzaba por el cielo en dirección a Algeciras. No habÃa parpadeo.
Las luces se mantenÃan fijas y ninguno de los dos testigos fue capaz de indicar si iban ancladas a algún tipo de fuselaje o si por el contrario eran siete luces independientes unas de otras. No pudieron percibir ese nivel de detalle.
Quién sà pudo hacerlo arrojando datos reveladores en la descripción, fue un ciudadano británico residente en el Peñón y testigo de las luces en el Estrecho. Su testimonio es destacado por el investigador José Antonio Caravaca, en tanto en cuanto Michael como él lo llama, ha trabajado en cuerpos de seguridad y es conocedor de los modelos de aeronaves militares y civiles más habituales en el estrecho.
Michael fue capaz de adivinar que la luz blanca del centro del vértice supuestamente no estarÃa formada por una única fuente lumÃnica sino que serÃan un grupo de luces blancas de reducido tamaño y dispuestas de forma simétrica.
También narró cómo a través de los prismáticos pudo ver que formando los lados del ángulo, habÃan dos luces rojas a cada lado pero que además junto a cada una de las luces fijas rojas, aparecÃa una más pequeña también fija pero de color azul.
Según esta descripción, lo que vio Michael fueron cinco elementos: uno formado por luces blancas en cabeza formando vértice y en forma de escolta, dos pares de luces rojas y azules a cada lado. No irÃan sujetas a ningún fuselaje puesto que entre unos y otros se podÃa ver el fondo estrellado del cielo.
Siendo asÃ, Michael y otros muchos campo gibraltareños, estaban siendo testigos del paso de una auténtica formación OVNI compuesta por cinco aeronaves de origen hasta ahora desconocido.
Sin duda alguna, aquella noche del 19 de febrero el Estrecho de Gibraltar fue escenario de una oleada OVNI sin precedente en nuestro paÃs. José Antonio Caravaca pudo localizar a tres testigos de nuevas y diferentes luces. Sus nombres: Enrique, Andrés y Cristóbal. Todo transcurrió más o menos asÃ.
–       Cristóbal, vamos esta noche de pesca, allà pasando el faro, vente.
–       ¿Qué vais Andrés y tú?
–       SÃ. Hace buena noche. Quedamos esta noche aquÃ, a las diez aquà en la puerta del bar de Andrés. En cuanto él cierre nos vamos.
La noche estaba frÃa pero los tres pescadores conocedores de la zona, se cobijaron en lo poco que quedaba de un antiguo acuartelamiento de la Guardia Civil. Al cabo de algo más de una hora, Enrique llama a sus compañeros.
–       Andrés, Cristóbal, venid p’acá. ¿Eso qué es?-dijo Enrique mirando al oscuro cielo algecireño.
Sobre la vertical del lugar donde estaban los tres amigos, se podÃa ver perfectamente una extraña formación que se desplazaba en silencio. Era un grupo de luces rojas dispuestas en forma de boomerang si bien uno de los brazos era más largo que el otro. Se movÃa lentamente y se perdió en el mar.
–       Qué cosa más rara ¿no?
–       Eso será algo de los americanos de ahà de Rota.
No habÃa transcurrido ni una hora cuando Enrique volvió a llamar a sus compañeros de pesca. Lo que vieron entonces sà les llamó especialmente la atención. Sobre sus cabezas sobrevolaba una formación similar a la anterior con forma de boomerang pero en este caso, junto a las luces rojas aparecÃan otras más pequeñas que cambiaban de color del azul al morado.
Los pescadores ya estaban asustados. No podÃan dar explicación a lo que estaban viendo. Sin duda aquellas luces no eran aviones o al menos de los conocidos. Pero aún les quedaba por ver las últimas luces misteriosas de la noche.
En este caso y justo con el mismo itinerario que los anteriores, una extraña formación de luces rojas y verdes pasó por encima de sus cabezas. Fue entonces cuando decidieron recoger sus aperos y marchar a casa después de tanta luz misteriosa.
¿Qué estaba pasando en aguas gibraltareñas? Como siempre, las autoridades competentes afirmaron no detectar nada anómalo en sus sistemas de detección. Sin embargo muchos fueron los testigos que afirmaron haber visto aquella noche como el estrecho de Gibraltar era surcado por luces incapaces de identificar.
El Campo de Gibraltar es una zona rica, activa y caliente -ufológicamente hablando-. Seguirá habiendo sorpresas porque el fenómeno se sigue materializando y estando presenta planteando más preguntas que respuestas somos capaces de contestar del inquietante fenómeno del siglo XX y ya del XXI.