El Cádiz CF se queda sin luces ante el Depor en una exhibición de Lucas Pérez

El técnico Paco López queda muy señalado tras un partido en el que no acertó ni en el planteamiento ni en los cambios

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El meta del Deportivo Helton despeja la cabeza de Carlos Fernández en el penalti que supuso el momentáneo 2-2. Foto: Cádiz CF.

El Cádiz Cf se ha quedado sin luces ante el Deportivo de La Coruña en una auténtica exhibición del es cadista Lucas Pérez, que ha firmado un hat trick. Un encuentro en el que el cuadro amarillo vuelve a las andadas y a asomarse al avismo del descenso y en el que su técnico, Paco López, ha quedado muy señalado.

El preparador del cuadro cadista no ha acertado ni en el planteamiento, no ha acertado ni tenido suerte en los cambios y no ha tenido capacidad de reacción para que su equipo fuera a por el partido con un jugador más, momento en el que la calidad de Lucas Pérez ha decantado el choque.

Los amarillos se han quedado sin luces en la segunda parte. Igual que muchas de Cádiz en el encendido del esperado y tan anunciado alumbrado de Navidad. Cosas que pasan, pero que en el caso del cuadro amarillo reabre la crisis de la que no parece verse la luz al final del túnel.

Y es que, además, una de las pocas cosas que parecían claras ya no lo está tanto. No hay luz sobre el futuro de Paco López como cadista, como en la calle Sacramento (por ejemplo), tras el alumbrado. El técnico puede haber perdido en este encuentro el crédito que le podría quedar. La grada, incluso, a empezado a coear eso de «Paco vete ya».

Y es que el entrenador no ha tenido su día, pero algunas decisiones no son de un mal día. De entrada, no acertó en el planteamiento. Para cubrir el lateral derecho optó por Alejo. Jugar en casa debío llevarle a ello, para no poner un central en la banda o apostar por una defensa de cinco. Pero emparejar a Alejo con el mejor regateador de la categoría y una de las sensaciones del torneo, Yeramay, no parecía a priori buena idea. Aunque le pusiera cerquita a Sobrino para echarle un cable.

El vallesiletano ha cuajado un buen partido, dadas sus limitaciones y sus evidentes carencias defensivas. La apuesta de Paco López parecía ser que Yeremay tuviera que estar más pendiente de cubrir las subidas del cadista que de aportar en ataque. Y así ha sido durante buena parte del partido. Sobre todo en el primero tiempo. Pero parecía cantado que cuando le ganara la espalda (él u otro compañero de ataque) el Cádiz sufriría. Y así han llegado los dos primeros goles.

La tendencia de este Cádiz era la de conceder muchas ocasiones, y en cuanto un equipo ha detectado la vía de agua y ha tenido puntería en el remate se ha llevado el choque. Un partido, con estadísticas muy claras y favorables para los gallegos, que no han necesitado tener el balón porque han ido por delante siempre.

Antes, el Cádiz comenzó bien el choque. Tirar cohetes, pero teniendo el mando del juego, controlando el choque y el balón y buscando la portería gallega. La presencia de Álec en la medular le daba una alternativa más a la creación de juego amarilla, con los cambios de orientación del madrileño, que lo ha bordado ahí. Casi siempre, buscando a Alejo.

Pero el guion parecía escrito. El ataque deportivista detectó en una juegada un hueco en la banda derecha del Cádiz y allá que apareció Yeremay, que tras conducir trató de buscar el palo más alejado. La mala suerrte quiso que Kovacevic en el cruce tocara el esférico y este, tras dar el poste, entrara.

El gol visitante pareció un accidente, pero también un aviso claro. El Cádiz siguió a lo suyo y empató muy pronto. Un balón largo en una contra a Roger acabó en saque de banda que Alejo puso en juego rápido con el delantero, y sacó un sensacional centro al área donde entró desde atrás Alex.

El choque volvía a estar donde parecía que debía. Al menos por juego. Y ambos equipos se fueron al descanso con la sensación de que ambos tenían opciones, pero el Cádiz tenía un poco más el partido cómo lo quería. Todo cambió al salir de los vestuarios.

El choque cambió por completo. El Cádiz perdió ritmo en la circulación e intensidad en la presión. Y el Depor localizó dónde atacar y volcó a Yeremay y a Lucas Pérez a la izquierda, para medirse con un Alejo que, lógicamente, no era tan fuerte defesivamente.

Aunque es difícil de explicar cómo desapareció el equipo amarillo del campo rival. No generaba y la inercia del juego hacía que se oliera un gol visitante. Y llegó como todo el mundo esparaba, balón en profundidad a Lucas Pérez que aprovechó la ausencia de Alejo y definió con tranquilidad y calidad. Mientras se disculpaba, la afición cadista aplaudió el primer tanto de un jugador capaz de dejar la primera división para irse al equipo de su tierra.

Fue solo la primera. Aunque el Cádiz pareció meterse otra vez en el choque pronto. Helton despejó de puños la cabeza de Carlos Fernández en un penalti de esos tan claros como tontos. Álex logró el segundo tanto que debía volver a despertar al equipo amarillo. Pero Paco López, con sus cambios, se encargó de adormilarlo antes incluso de que se reanudara el juego.

Su triple cambio parecía teer poco sentido. Y tuvo mala suerte también, aunque a este nivel, solo hablar de suerte suena a excusa. Primero, sacando al mejor hombre del partido, Álex Fernández, que no parecía dar señales de cansacio. Después, dando entrada a un Alcaraz que llevaba varias semanas sin jugar por problemas físicos. Luego, dando entrada a un Melendo que no termina de estar, por muchos minutos de calidad que quiera darle.

Pareció acertar en la entrada de Chris Ramos. Puede que no tenga la calida de Roger, pero le pone la intensidad y despliegue que parece necesitar esta categoría más que esa teórica calidad que aparece con cuentagotas. Y muy contadas.

En la primera acción, Alcaraz se lesionó del muslo y aunque lo intentó, no pudo seguir Sin Escalante, con molestías, y sin los peleones Kouamé y Alarcón y sin poder volver a contar con Álex, el Cadiz se quedó sin centro del campo. Cuando parecia que el partido pedía algo de juego, Paco López apostó por presencia física con Alcaraz y acabó quedándose con Melendo en el medio centro.

El técnico metió a Gluader y volcó al lateral a Chust, pero el Cádiz estaba ya sin argmentos futbolísticos. Y lo que es peor, tampoco los tuvo para defenderse. Ni con la expulsión de Mella fue capaz de rematar entre los tres palos con un hombre más. Y ahí, emergió la figura de un excelso Lucas Vázquez, que hizo otros dos goles. De sombrerazo el último, una falta desde media distancia que colocó en la escuadra derecha de David Gil.

El choque se quedó sin alma y sin reacción. Nervios y más nervios, jugadores atenazados y sin saber bien qué hacer y pitos desde la grada contra todo y todos. El Depor tuvo opciones de aumentar su cuenta, pero pareció no estar por la labor de devolver ese 7-2 de hace 40 años del que tanto se ha hablado esta semana.

El Cádiz CF queda toca, al borde de los puestos de descenso (que puede ocupar al final de la jornada) y con un entrenador con poco o ningún crédito. Y eso que no es el principal culpable.