Más allá de nuevos estadios y letargos en Segunda División B, la historia del fútbol gaditano tiene un nombre grabado a fuego en su leyenda: Mirandilla. El balompié en nuestra ciudad le debe mucho a esa denominación y al estadio que con el mismo nombre ya forma parte de la historia de este rincón.
El domingo 27 de agosto de 1933 se inaugura oficialmente el Campo de Deportes Mirandilla, situado en la avenida de entrada a la ciudad, junto a la Plaza de Toros, donde hoy en día esta emplazado el colegio de Las Esclavas. Para tal ocasión se enfrentan los equipos del Mirandilla FC y Real Betis Balompié. Fue el primer recinto cerrado, acondicionado para la práctica del fútbol, en la ciudad de Cádiz. Esta instalación tendría una vida relativamente corta, 22 años, si la comparamos con la de su sucesor, el actual estadio Ramón de Carranza, que ya ha superado los 60 años de existencia. Hasta su inauguración los gaditanos habían utilizado distintos terrenos de juego, constituidos por explanadas más o menos provistas de las condiciones mínimas para la celebración de partidos de fútbol. Los mejores campos de la época fueron el Campo del Hipódromo, el Campo de las Balas llamado también Campo del Tiro, el Campo de Ana de Viya y el Campo del Velódromo.
El día de su inauguración, antes de la hora señalada para el comienzo del encuentro, las cinco y quince, el recinto aparecía completamente abarrotado de público. Tanto en preferencia como en general, el lleno era absoluto. Todo contribuía a dar mayor esplendor a dicho momento en que de nuevo la ciudad de Cádiz volvía a sentir el balompié como en los viejos y buenos tiempos del Español FC. El nuevo estadio estaba rodeado de resistentes muros de altura difícil de escalar. La entrada principal al recinto se hallaba situada en la avenida de acceso a la ciudad. Accediendo por esta entrada se podía llegar a la caseta o vestuario para los jugadores, la cual estaba montada con todos los adelantos modernos para su época, al igual que a las taquillas, dirección y consejería que eran amplias y bien montadas. En consonancia a tan magníficas instalaciones se disponía de un bar de primerísima clase. Todas estas dependencias se situaban en el mismo graderío del recinto, el cual correspondía a uno de los fondos del terreno de juego.
En las gradas se distinguían dos localizaciones: la Preferencia, lo que hoy es Tribuna en el estadio Carranza, situada transversal a la avenida, era la grada más cercana a la ciudad, y la General, que la constituían el resto de gradas. Todos los graderíos estaban construidos con cemento armado siendo las localidades cómodas y amplias. Su aforo estaba estimado en unos 7.000 espectadores. El Campo del Mirandilla no solo se utilizaba para la práctica del fútbol, sino que también se celebraban allí concursos hípicos, competiciones deportivas, tiro de pichón y al plato.
Con el paso de los años el Mirandilla se va quedando pequeño para una ciudad como Cádiz. Sus reducidas gradas resultan incómodas y ya no dan más de sí. Sus instalaciones resultaban ya obsoletas y por ello a principios de los años 50 se insiste desde diversos sectores deportivos de la ciudad en la construcción de un nuevo stadium, con diversas opiniones sobre su emplazamiento. La última temporada de actividad en el Mirandilla, 1954/55, coincide con el ascenso a Segunda División del Cádiz C.F.