Muchas veces surgen historias que conmueven y llegan al corazón de muchas personas, esa bien podría ser la de «Michi», una gatita de la calle que no se adaptaba a la vida en una casa de acogida, en la cada de María en el Campo del Sur.
Michi, la gata que se ganó los corazones de los vecinos
Durante el tiempo que la tuvo en casa, acostumbrada a acoger a otros animales, la gatita, ya desparasitada, castrada y vacunada, se llevaba «todo el tiempo maullando y llorando». En ocasiones lo felinos que son «de la calle» añoran la libertad de ir y venir a donde les plazca aunque los seres humanos no entendamos como puede elegir la inseguridad de la calle a la seguridad de un hogar.
Sin embargo «Michi», que es como la bautizaron, quería ir a la calle pese a tener diagnosticada una enfermedad que suele ser «usual» en los gatos: leucemia felina. Dado que era, en ese momento, asintomática, a fin que no sufriera de estrés, se le dejó en la calle, aunque se ganó el cariño de todos por que era dócil y cariñosa.
Era atendida por los vecinos si bien es cierto que algunos la asustaban y acosaban. Por ello se colocaron una serie de carteles recordando que los gatos callejeros estaban protegidos y no se les podía hacer daño.
Una vecina más de cuatro patas y peluda
«Michi» se paseaba por las calles de la zona y muchos eran los que la reconocían «como una vecina más», peluda y de cuatro patas, pero parte de sus vidas y que recibía el cariño de casi todos.
No obstante se sabía que la enfermedad podía aparecer y siempre era objeto de preocupación e, incluso, varios vecinos que quisieron llevársela a casa pero «Michi», como si lo presintiera, no se dejaba coger.
La enfermedad dio la cara y la salud de «Michi» se comenzó a resentir, más apática, perdida de peso. Fue llevada al veterinario donde les comunicaron que la leucemia estaba muy avanzada. Ante la fatal noticia las vecinas de la calle Cruz Roja que eran las que la cuidaban, daban de comer y la atendían, se vieron obligadas a sacrificarla pues, en opinión del veterinario, «no iba a mejorar».
Placa en recuerdo
El barrio de Los Chinchorros echó en falta, desde agosto, a «Michi», que mientras vivió estuvo muy bien cuidada. Atrás quedaron los mimos, el alimento y las caricias de los vecinos con la «gata del barrio» y todo lo que representó para ellos.
«Michi» dejó una profunda huella en los corazones de los vecinos de la zona y hoy la recuerdan con una placa conmemorativa en la calle Cruz Roja de Cádiz en la calle donde quiso vivir y que tiene el recuerdo de todos aquellos que la quisieron en un ejemplo eterno de amor por los animales.